sábado, 19 de agosto de 2023

ALBANIA, DESTINO VACACIONAL DE MODA



Playa abarrotada en la ciudad de Durres, Albania. 
(Reuters/Arben Celi)



De país de los búnkeres a 'nueva Mallorca': las vacaciones de los italianos que pueden arruinar al sur

Albania ha pasado de ser conocido por los miles de búnkeres que defendían al país durante la Guerra Fría de una invasión externa, a ser el país turístico de moda por sus bajos precios




En pleno agosto, con las principales ciudades italianas repletas de turistas extranjeros, la primera ministra Giorgia Meloni cruzó el mar Adriático a inicios de esta semana para encontrarse con su homólogo en Albania, Edi Rama. Meloni dejó su país en ferri desde la región más al sur de la península, Puglia, para dirigirse en un viaje privado hacia la costa albanesa. Trayecto que miles de italianos están imitando este verano, en busca de un destino turístico más barato en el que pasar sus vacaciones.

Las imágenes de cientos de turistas llegando masivamente vía marítima a las ciudades costeras albanesas contrastan con las de principios de la década de los 90, cuando miles de albaneses tomaron el camino contrario para refugiarse en Italia. En concreto, cerca de 20 mil albaneses llegaron al puerto de Brindisi, en la misma Puglia, con embarcaciones de todo tipo. Por aquel entonces huían de la grave crisis política y económica que vivía el país más cerrado del Bloque del Este, que llegó a construir cientos de búnkeres para repeler una invasión Occidental o de la propia URSS.



Hoy la situación es bien distinta, y el primer ministro albanés Rama no ha perdido la ocasión de jugar con las imágenes. Recientemente, subió a su Instagram una foto de los albaneses llegando a Italia en la década de los noventa, y pese a que no son comparables los motivos del traslado, ironizaba con que la foto se parecía a la actual estampa que dejan los cientos de turistas transalpinos que llegan a su país, más de medio millón solo este verano según fuentes gubernamentales de Tirana. Y es que mientras Albania quiere emular a territorios como Baleares, las islas griegas o la Costa Azul francesa, Italia ve como su turismo interno se ahoga por la saturación y encarecimiento constante de un sector que se sostiene por las todavía masivas visitas extranjeras.


La nueva joya mediterránea

Desde el Instituto Nacional de Estadística italiano declaran a El Confidencial que de momento es imposible dilucidar si ha existido un aumento masivo de turistas a Albania este verano, ya que no se dispone aún de los datos correspondientes al tercer trimestre del año. Por lo tanto, atribuyen estos datos a estimaciones del Gobierno albanés. De hecho, según datos de Eurostat, en el año 2021, el país balcánico aún no figuraba entre los cinco principales destinos vacacionales favoritos para los italianos.

Sin embargo, el boom turístico albanés se ha consolidado en los años de la pospandemia. Según datos de la oficina estadística europea, las pernoctaciones en el primer trimestre de 2023 subieron un 152% respecto a las del mismo periodo del 2019. La vecina Kosovo también ha subido en porcentaje por el atractivo turístico general que están ganando los Balcanes. El dato de Albania lo confirma la Organización Mundial del Turismo (OMT), que para el primer trimestre de 2023 confirmaba al país de las águilas como el primero de Europa y el tercero del mundo en términos de crecimiento de visitantes, tras Qatar y Arabia Saudí.

Entre todos estos nuevos invitados muchos son italianos, ya que la cercanía entre los dos países facilita que la costa albanesa sea un lugar atractivo para muchos ciudadanos del país de la bota. Un viaje de unas cuantas horas en ferri desde las ciudades del sur del Adriático es suficiente para llegar a Albania. Y pese a que el trayecto puede resultar algo más caro, según un reciente estudio realizado por la asociación de consumidores Consumerismo No Profit los precios de establecimientos vacacionales son en el país transalpino un 248% más altos que en Albania. Y no son los únicos, ya que a estos se unen los de la comida en restaurantes. Mientras una comida completa basada en pescado cuesta en media entre 20 y 25 euros por persona en Albania, en Italia la misma se dispara hasta los 45 euros de media, según la asociación de consumidores.

Albania ha sido hasta ahora territorio sin explotar por la industria turística, debido a la inestabilidad histórica ligada al país y la región, que ha pasado por múltiples guerras y crisis de diversa índole. Pese a todo, cuenta con un litoral repleto de playas de más de 450 kilómetros de extensión, además de múltiples pequeñas islas pegadas a su costa. Lugares como Ksamil, pequeña localidad de la Riviera sur albanesa, están siendo ampliamente recomendados por las principales guías turísticas. Además de sus todavía bajos precios, captan la atención sus paradisíacas playas, aún lejos de llegar a una situación de congestión.


La bella Italia muere de éxito

El país originario del Imperio romano es conocido por su patrimonio cultural e histórico, sus ciudades del arte —Venecia, Florencia o Roma— atraen a millones de visitantes anualmente, hasta llegar al borde de la saturación y pérdida de su población local. Pero, lejos de las cámaras y tours de los turistas internacionales, Italia es un país con un mercado dual de turismo, uno para los que vienen de fuera y otro para los nacionales. La mayoría de viajes vacacionales internos se registraban hasta ahora a las regiones más empobrecidas del sur, que mayormente viven de recibir en su costa a los vecinos del norte más industrializado.

Esta situación parece estar cambiando por el encarecimiento generalizado de los costos de viaje y alojamiento que vive Italia, de norte a sur. Según la principal asociación de la industria turística italiana, Federturismo, los viajes nacionales han descendido entre un 20 y un 30 % en comparación con el año pasado en la mayoría de regiones. Esto ha puesto en alerta a las autoridades de Roma, ya que si bien el país es destino de visitantes de todo el mundo, casi tres cuartas partes de todo el gasto turístico realizado anualmente lo realizan los propios viajeros internos, con sus escapadas por el interior del país.

Pese a que la inflación general se ha ido moderando en los últimos meses, en el mes de julio aún se situaba en el 6,4%. Según una encuesta realizada por Facile.it en julio, se estima que 9 millones de italianos decidieron quedarse en casa durante las vacaciones de verano, con un 59,5%, unos 5 millones, obligados a renunciar a sus vacaciones fuera de casa debido expresamente al aumento de los costes del transporte y los alojamientos vacacionales.

"Las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas podrían llevar en los próximos años a cambiar los hábitos de los turistas"

De momento, la campaña la está salvando el turismo internacional, que se ha incrementado un ligero 4% respecto a 2022. Pero el aumento de las temperaturas veraniegas y los incendios devastadores han puesto en alerta al sector turístico, que ha encendido todas las alarmas ante lo que puede ser un cambio de destino por los visitantes hacia emplazamientos del norte de Europa. "Lo ocurrido este verano es una campana de alarma que nos obliga a todos a reflexionar, porque las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas podrían llevar en los próximos años a cambiar los hábitos de los turistas", aseguró al respecto la presidenta de Federturismo, Marina Lalli.

Italia, junto con España o Grecia, es parte de los Estados del sur de Europa en los que en torno 10% de su PIB procede directamente de la industria turística. Pero el turismo es una de las industrias en las que morir de éxito es más frecuente. Mientras el primer ministro albanés recibe a Meloni y fomenta entusiásticamente el turismo a su país, desde Roma miran con preocupación al que es uno de sus motores económicos. Llegado ya este a un punto de maduración en el que difícilmente puede bajar los precios y buscar nuevos atractivos en unas ciudades museo masificadas. Es la cara B de la industria vacacional, que tan pronto te abraza como te abandona.



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