jueves, 3 de agosto de 2023

Estas 8 enfermedades no existen (por mucho que insistan en lo contrario)



Muchos síntomas no responden a una enfermedad real. (iStock)



Buena parte de los problemas de salud de los que más se hablan no figuran realmente en los tratados de medicina. Internistas, psiquiatras y alergólogos explican la verdad de estas falsas patologías




Los españoles tenemos buena salud, y eso es a pesar de haber pasado una pandemia. Según la última Encuesta Europea de Salud en España, el 75,5% de la población asegura que su salud, en general, es buena o muy buena -en 2014, año de la encuesta anterior, declaró tener buena salud el 71% de los ciudadanos-, aunque hay una clara excepción, que es la de la salud mental, y cada vez más personas confiesan sentirse decaídas, desmotivadas, sin alegría y con problemas para dormir con respecto a la consulta de 2014. Además, las listas de espera han aumentado en los dos últimos años, lo que ha llevado a que cada vez más personas decidan hacerse un seguro privado de salud.

Lo cierto es que la salud y la enfermedad tienen mucho de subjetividad, y de ahí que algunas personas concedan el rango de patología a cuadros que la ortodoxia galénica no reconoce, como el síndrome posvacacional, la gripe intestinal o el amago de infarto. ¿Qué dicen los médicos?


Síndrome posvacacional

Es un mal muy extendido durante estos meses de verano, cuyos síntomas son mal humor, apatía y hasta malestar físico. La vuelta a la rutina después de las vacaciones es el desencadenante de la enfermedad. El catedrático Gabriel Rubio, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Doce de Octubre, en Madrid, explica a Alimente que síndromes como el posvacacional nacen porque “en nuestra cultura tenemos la capacidad de que todo lo que se sale la norma debe tener un nombre, y además ser patológico”.


"Síndrome vacacional o duelo complicado son etiquetas que ponemos a reacciones psicológicas normales y que en realidad no son más que una adaptación normal"


La tristeza después de una muerte es normal durante unos meses (“el duelo es una reacción fisiológica”), como también lo son el cansancio después de un parto reciente o el malestar cuando terminan las vacaciones. “Síndrome vacacional o duelo complicado son etiquetas que ponemos a reacciones psicológicas normales y que en realidad no son más que una adaptación normal”, explica Rubio. ¿La solución? “No pasa por tomar antidepresivos”.


Corte de digestión

Es, tal vez, el problema de salud típico del verano que nos lleva acompañando desde que éramos niños. Fisiopatológicamente no existe, pero tiene su explicación. El doctor Daniel Carnevali, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, apunta que no es infrecuente que traguemos agua en una zambullida o si una ola nos coge desprevenidos. “Esto puede producir una sensación de náusea, que si llega con el estómago lleno, puede vomitar su contenido. Es un hecho aparatoso, que no quiere decir que se nos haya cortado la digestión”.
Se puede evitar bañándonos antes de comer. “Una náusea con el estómago leno es más probable que genere un vómito que una náusea cuando se tiene el estómago vacío”, insiste el internista.


Engordar porque el metabolismo ha cambiado

Es una explicación que dan algunos para justificar su aumento de peso. “El metabolismo cambia en circunstancias extremas, principalmente en mujeres por cambios hormonales (adolescencia, embarazo o menopausia)”, aclara Rubén Bravo, director del Departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (Imeo). Por esto, antes hablar de cambios metabólicos, “es importante evaluar cambios en el estilo de vida, como es ingesta compulsiva o más sedentarismo”.
Así es que, en lugar de tirar de problemas médicos, la ganancia de peso se puede resolver “manteniendo unas indicaciones adecuadas y un estilo de vida saludable y activo”. Bravo insiste en el error de concepto: “Es errático pensar que nuestro metabolismo cambia de repente y por eso ganamos 10 kg de peso, cuando lo que tenemos que ver es cuánto estamos comiendo, si nos estamos moviendo y si nos estamos cuidando lo mismo”.


Gripe intestinal

Diarrea, vómitos o malestar, si no tienen una causa alimentaria, tendemos a atribuirlos a una gripe intestinal. Sin embargo, el doctor Carnevali aclara: “La gripe es una infección causada por el virus de la influenza y por extensión se denominan estados gripales a todos los estados febriles con malestar general con dolores de cabeza y de garganta típicos de muchos virus respiratorios que pueden afectar al tubo digestivo. La propia gripe puede mostrar síntomas digestivos como náuseas, vómitos o diarrea, aunque no es lo más típico de la gripe, que es la fiebre, los dolores de garganta y musculares”. Su diagnóstico es tajante: “No hay una gripe intestinal específica”.


Principio de neumonía

Aunque no es normal, puede que algún médico haya emitido este diagnóstico a un paciente. La realidad es que se trata de un recurso sencillo para que entienda mejor qué es lo que le sucede. El doctor Nicolás García, del Servicio de Medicina Interna de Clínica Universidad de Navarra (CUN), aclara que hace referencia a “cuando la estructura del pulmón (parénquima pulmonar) comienza a estar ocupada por moco, gérmenes y otros fluidos, que es lo que sucede en la neumonía”.
“Es cierto que hay o no hay neumonía, y el término principio de neumonía no es correcto”, admite, “pero lo empleamos cuando en la radiografía observamos focos que nos hacen suponer que se van a desarrollar hasta llegar a una neumonía”.


Amago de infarto

El infarto no amaga, da. “Hablamos de infarto cuando hay muerte de células cardiacas por falta de sangre”, aclara el internista de la CUN. Pero “cuando hay una isquemia coronaria (no llega sangre a una zona del corazón) sin que lleguen a morir las células cardiacas, estamos ante una angina de pecho, y los síntomas son similares al infarto, y hablamos de amago de infarto”.
Nicolás García justifica esas incorrecciones nominales porque “los médicos queremos hacernos entender e incurrimos en errores; no nos explicamos bien”.


Los antibióticos debilitan

Las molestias gastrointestinales son muy habituales cuando se están tomando antibióticos, pero la debilidad no es uno de los efectos adversos que recojan los prospectos. El especialista de Quirónsalud Madrid opina que “es probable que la causa de esta debilidad no sea el consumo de antibióticos, sino la enfermedad que originó la prescripción: neumonía, salmonelosis, infección de la piel, etc”.
Una vez hecha la aclaración, Daniel Carnevali apunta que “hay que tener en cuenta que los antibióticos alteran nuestro equilibrio microbiológico, que puede tener a veces consecuencias negativas, como sobreinfecciones”. Por ello, “hay que utilizarlos con criterio clínico y siempre bajo receta médica”.


Alergia a la leche

Cada vez hay más personas que se declaran alérgicas a la leche, a pesar de que “muchas no desarrollan síntomas después de tomar yogur, queso u otros derivados lácteos”, revela la doctora Ana Pérez Montero, jefa de Alergología del Hospital Quirónsalud de Madrid. El diagnóstico se confirma mediante pruebas de alergia, en las que se mide la respuesta a las proteínas lácteas, y “es frecuente un resultado negativo”.
Pero, matiza Pérez, “los síntomas digestivos que refieren muchos individuos al tomar leche pueden ser por intolerancia a la lactosa (el azúcar de la leche), que es un problema más frecuente”. Un especialista en medicina digestiva determinará si realmente existe intolerancia a la lactosa. Si el resultado es positivo, “la solución es sencilla: tomar leche sin lactosa”, aconseja la alergóloga, mientras que “la alergia es un problema más complicado, porque hay que leer las etiquetas nutricionales para saber si un alimento contiene leche y puede desencadenar una reacción grave en un alérgico”.




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