La semana en que la industria abrazó a Melania Trump también ha sido la de los desfiles en Milán y París
Nada como dos semanas de la moda, las masculinas de Milán y París, para que la industria deje de hablar de quién llevó qué y quién asistió a qué durante los actos de investidura de Donald Trump. La moda está girando a la derecha y nadie parece estar dispuesto a hacer nada para evitarlo, en parte porque, a estas alturas de la historia, es imposible negar que el mundo entero camina hacia el mismo lado. Como dijo el columnista del New York Times Ezra Klein, aunque Trump solo ganó el voto popular por un margen de 1,5 puntos, el cambio cultural en relación al ambiente MAGA ha sido tan fuerte que su victoria parece mayor.
La oposición, tanto política como social, ha sido menos ruidosa también en la industria de la moda. Para muestra, el caso de Oscar de la Renta, que ha vestido a Usha Vance, la nueva segunda dama de Estados Unidos, e Ivanka Trump. Al principio, la firma perdió 15.000 seguidores en Instagram, de los que ya han recuperado diez mil. Como señala la periodista Lauren Sherman en su newsletter de Puck, lo más importante es que, desde el lunes, ya han recibido cuatro pedidos del vestido de Ivanka. Y aún no le han puesto precio.
Oscar de la Renta ha vestido a Usha Vance, la nueva segunda dama de Estados Unidos, e Ivanka Trump
Estos días también se ha producido otro cambio: todos hemos abrazado a Melania Trump. La simpatía que despierta (manifestada como entendimiento, porque nadie sabe si la sonrisa que provocan algunos de sus gestos es buscada o casual) es tan generalizada que, cuando el ala de su sombrero no permite que los labios de su marido rocen su cincelada mejilla, ganamos todos. Es difícil pensar que durante este período vaya a tener algún problema para acceder a las marcas que quiera, como sucedió en el anterior, cuando diseñadores como Marc Jacobs, Philip Lim y Derek Lam se negaron a vestirla. Entonces, su estilista, Hervé Pierre, llegó a declarar para WWD: “Puedo entender que critiques a la señora Trump, pero decirle a alguien que acude a la tienda a comprar a precio de venta, ‘No es usted bienvenida’, es algo que nunca esperé”. A nivel comercial, además, Melania Trump es clienta. Y la industria está en crisis.
El martes, solo un día después de acompañar a los Trump en su segunda toma de posesión en Washington, Arnault se sentaba en el front row del desfile de Louis Vuitton en París. El director creativo de su línea para hombre, Pharrell Williams, presentó una colección diseñada mano a mano con su amigo y eterno colaborador Nigo. Aunque la atención se concentró en los accesorios (la parte que mejor se va a vender), lo más interesante sucedió en los pantalones, que, por carecer de la “energía masculina” que Mark Zuckerberg asegura echar de menos, parecieron nuevos. No es solo la campana, es toda su construcción, que respira de la venerada sastrería japonesa. Esos son los looks que volveremos a contemplar, con alteraciones, en la próxima gala del Met en mayo, con el título “Superfine: Tailoring Black Style” y patrocinada por la firma francesa.
Pharrell es de amistades largas. Desde que trabajase con Nigo en la firma Billionaire Boys Club en la primera década de los 2000, ha llovido tanto que el ciclo de las tendencias —unos 20 años, cada vez más cortos— marca el regreso de la estética de entonces. Hasta Prada se ha hecho eco de aquellos gestos. A la pasarela orquestada por Miuccia Prada y Raf Simons se subieron acabados desgastados, pantalones pitillo y un tipo de sexy descamisado que, como pasó con los pantalones de Vuitton, no estamos acostumbrados a ver en los hombres. En las redes sociales, lo más comentado fue lo estrecho de los pantalones y lo que se ha percibido como la ausencia del toque de Miuccia, que ha vuelto a despertar el miedo a que se retire. Se olvidan de que el de decir adiós al trabajo, sobre todo si ese trabajo está relacionado con la moda, no podría ser uno de los momentos más dulces de la vida.
Lo único seguro es que Donatella firmará la próxima colección, lista para debutar en Milán el próximo febrero
Al temor de perder a la signora Prada se suma el de ver cómo Donatella podría ser desplazada en Versace, originado a partir de los rumores sobre la posible adquisición de la firma por parte (precisamente) del Grupo Prada desatados por un informe de Bloomberg que reveló que la compañía había contratado a Citi para evaluar una posible compra estratégica. Mientras el futuro de la casa Versace queda suspendido en un delicado equilibrio tras el intento fallido de la fusión entre Capri Holdings (actual propietario de Versace) y Tapestry (el conglomerado estadounidense propietario de Coach, Kate Spade y Stuart Weitzman), lo único seguro es que Donatella firmará la próxima colección, lista para debutar en Milán el próximo febrero.
Quien ya está haciendo planes para su retirada oficial, y no tiene reparos en hablar de ello, es Armani. Durante la semana de la moda de Milán, presentó sus colecciones de Emporio y Giorgio, inspirándose nada menos que en su propio archivo. A sus 90 años, el creador italiano observa cómo todo lo que ha creado —su imagen y su imperio— vive una nueva época dorada en Internet, donde los expertos se afanan en encontrar las mejores piezas vintage de sus firmas. Por primera vez en mucho tiempo la moda se prepara para un cambio de guardia, en lugar de para un cambio de estilo.