viernes, 31 de enero de 2025

¿El avión huele a pies? La respuesta puede estar en este síndrome y no en un pasajero poco higiénico


Los trabajadores del avión y los pasajeros muy frecuentes son los que tienen mayor riesgo de pader síndrome aerotóxico. 
(Getty Images / Alexander Hassenstein)




El síndrome aerotóxico puede tener síntomas respiratorios, como tos, y también neurológicos, como mareos o falta de concentración



¿Alguna vez has estado en un avión y te ha llegado un desagradable olor a pies o a calcetines sucios? Aunque pueda parecer mentira, esto no siempre es culpa de un vecino de viaje y la respuesta puede estar en un síndrome. Concretamente, se trata del síndrome aerotóxico, que puede conllevar importantes consecuencias como asma o déficit de concentración.

Jordi Roig, experto español sobre este tema, explica que consiste en la aparición de síntomas o signos causados por la exposición dentro de la cabina de los aviones a sustancias químicas potencialmente tóxicas que provenir de varias fuentes. "La ventilación está constituida por un 50% de aire que proviene del exterior y un 50% es aire que proviene del alrededor del motor del avión. Esta combustión de sustancias de gas de petróleo con otra de aceite en los motores, son necesarias, pero pueden presentar pequeñas fugas, que pasan al interior de este aire. En definitiva, puede transportar sustancias potencialmente tóxicas al interior de la cabina. Es lo que respiramos los pasajeros y, sobre todo, la tripulación", relata el especialista en Neumología.

Principalmente, el síndrome aerotóxico presenta dos variantes de síntomas. Los neurológicos suelen manifestarse como mareos o falta de concentración, lo que conlleva un riesgo importante para los pilotos; mientras que los respiratorios son más de tipo irritante y más agudos.

"Se pueden producir dos tipos de fenómenos: uno serían los de humo, que es un vapor que asusta a todo el mundo, y otros serían olores, que los pasajeros identifican como pies o a calcetines sucios. A veces pensamos que tenemos un vecino poco higiénico y en general no es así, son emanaciones que proceden del motor y eso la mayoría de la población no lo sabe", añade este facultativo de la Clínica Creu Blanca de Barcelona sobre los síntomas agudos o pasajeros.


Síntomas crónicos

Estos signos pueden variar o agravarse en personas que de manera frecuente pasan mucho tiempo en este tipo de transporte, como pueden ser los viajeros frecuentes o el personal de tripulación, y pasan a ser síntomas crónicos. Estos, de entrada, no son tan aparatosos, pero pueden llegar a provocar déficit de capacidad intelectual o indicios muy parecidos a un asma bronquial. Tal es la relevancia que incluso en países como Francia o Inglaterra la justicia ha dictado sentencias donde se reconoce el síndrome aerotóxico como una enfermedad laboral.


El síndrome aerotóxico puede agravarse en viajeros frecuentes o en la tripulación; puede llegar a provocar déficit de capacidad intelectual


En cuanto a patologías respiratorias, en principio, es una situación "más controlable", aunque hay personas que padecen tos crónica durante años. Además, el médico ahonda en el conocido como síndrome de sensibilidad química múltiple. "Estoy convencido de que existe, pues he visto pilotos con este síntoma, que por exposición a sustancias mínimamente irritantes presentan tos. Nadie encuentra la solución y esta sería la forma más crónica a nivel respiratorio del síndrome aerotóxico", concreta.

A nivel neurológico "todavía es peor", pues hay personas que han llegado a estar invalidadas con síntomas de déficit neurológico, tanto sensorial como motor. Se trata de casos raros, pero "muy bien descritos" en la literatura.


Consenso internacional con doble conclusión

En junio de 2023, un conjunto de expertos internacionales publicaron el primer protocolo internacional sobre este síndrome. Entre los autores se encontraba Roig, quien resume este documento en dos conclusiones principales.

En primer lugar, es necesario que esta enfermedad quede bien reconocida, pues cuando los pasajeros se encuentran mal, acuden a consulta y los facultativos no saben de qué hablan. "Todo el mundo piensa cuando tienes algún síntoma respiratorio al salir de un avión que ha habido alguna infección. Los médicos de emergencias, en general, no saben lo que es", asegura.

Además, el foco también se ha de poner en adoptar medidas preventivas para evitar el mayor número de casos posibles. Roig reconoce que es una cuestión complicada, pues obligaría a instalar en todos y cada uno de los aviones una serie de sensores que permitan detectar de forma rutinaria, y no puntual, la posible aparición de sustancias químicas tóxicas, ya sean provenientes del motor o de otro lugar. "Si no hay ningún sensor que detecte lo que pasa, ahí nadie sabe lo que ocurre. Todo eso queda en el limbo", resume. En este punto también hay que tener en cuenta que hay cierta "oposición o resistencia" por parte de la industria aérea a instalarlos, pues son aparatos “extraordinariamente caros”.

Otra opción para evitarlo sería que la aviación en el futuro se desarrollase conforme a sistemas eléctricos. Esto es "lo ideal" y ya se cuenta con algún modelo. A fin de cuentas, la manera de subsanar o evitar este síndrome, que se estudia desde hace unos 25 años, implica acciones por parte de muchos profesionales, desde los propios sanitarios, hasta la industria aérea.