miércoles, 22 de enero de 2025

La inesperada sanción al petróleo ruso que puede tumbar la economía de Europa de un plumazo

 

  • Se creía que el nuevo Gobierno de EEUU rebajara la tensión con Rusia...
  • ... Sin embargo, EEUU prepara una nueva sanción para arrinconar al petróleo ruso
  • Europa podría pagar un alto precio si se expulsa al crudo ruso y el petróleo sube


El runrún en los círculos políticos y de analistas hasta hace 'cuatro días' sostenía que la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca podría suponer un alivio para el petróleo ruso ante la 'mejor' relación de Donald Trump con el presidente ruso Vladimir Putin. Sin embargo, unas declaraciones del nuevo secretario del Tesoro de EEUU han echado por tierra estas perspectivas de un plumazo y han puesto en el punto de mira a la economía de Europa. ¿Por qué? Sencillo, Europa podría terminar pagando muy caro esta inesperada nueva sanción (un petróleo más caro), mientras que EEUU saldría indemne de la misma. Europa necesita importar cada día millones de barriles de petróleo, mientras que apenas produce crudo. Un petróleo caro lastraría el crecimiento económico del Viejo Continente. Por el contrario, EEUU, el mayor productor del mundo de petróleo, no sufriría daño alguno, según los últimos modelos económicos que incorporan sus nuevos niveles de producción. EEUU se ha vuelto inmune a las oscilaciones del crudo gracias al boom del fracking. Una subida del precio del 'oro negro' podría elevar la inflación del país, pero al mismo tiempo incrementaría los ingresos y la actividad del enorme sector petrolero de EEUU, dejando un impacto neutro sobre la economía. En Europa sucede todo lo contrario.

El pasado viernes 10 de enero, la saliente Administración Biden sorprendió en cierto modo aprobando las sanciones más duras hasta la fecha contra la industria petrolera rusa. La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de EEUU sancionó a 161 petroleros y comerciantes involucrados en unos 2.000 envíos desde que comenzó la invasión de ucrania. También actuó contra aseguradoras de barcos con sede en Moscú y dos compañías -Surgutneftgas y Gazpromneft- que en los primeros diez meses del año pasado representaron casi el 30% de las exportaciones petroleras de Rusia.

El golpe sacudió con fuerza a un entramado petrolero ruso (que lleva soportando sanciones más de dos años) que ha seguido funcionando a toda máquina en estos últimos dos años gracias a las artimañas de Moscú (como su flota fantasma de viejos petroleros), su amistad con China y la connivencia de potencias como la India. Ha sido Washington quien ha decidido cuándo y cuánto aprieta el yugo sobre el petróleo ruso cuando ha causado controversia repetidamente el hecho de que el tope de 60 dólares al petróleo decretado por el G-7 y la Unión Europea ha hecho aguas durante muchas etapas.

Este último 'coletazo' de Biden, señalaban algunos analistas, complicaba en cierto modo el aterrizaje de Donald Trump y los suyos. Las cábalas de los expertos apuntaban a dos posibles estrategias por parte del presidente entrante. Por un lado, rebajar algunas de estas medidas como guiño a Rusia buscando una solución para Ucrania. Por otro, aprovechar esas sanciones para aumentar la presión sobre Rusia y llevarla a la mesa de negociación. Las declaraciones hechas por el secretario del Tesoro elegido por Trump, el conocido inversor Scott Bessent, para algunos la cabeza más racional en el gabinete del presidente, apuntan a la segunda vía.

"Estaré 100% a favor de que se impongan nuevas sanciones", especialmente a las grandes petroleras rusas, afirmó Scott Bessent durante una audiencia del comité del Senado. "Creo que las sanciones no han sido lo suficientemente severas", dijo, de hecho, Bessent, sobre las medidas existentes, agregando que la administración Biden no endureció antes porque estaba preocupada por el aumento de los precios de la energía durante la carrera electoral.

EEUU es el rey del petróleo mundial

EEUU produce en la actualidad 13,4 millones de barriles de crudo cada día. Además, el nuevo presidente de EEUU pretende potenciar esta actividad, liberalizando el sector aún más y permitiendo nuevas perforaciones en suelo federal para buscar más crudo. Los últimos estudios revelan que una subida del precio del petróleo ya no impacta en la economía de la primera potencia del mundo, puesto que los beneficios igualan las pérdidas (subida de precio). Además, EEUU tiene cierta seguridad energética asegurada con su petróleo y el de Canadá, que es suficiente para cubrir su demanda entera. De una forma burda se podría decir que hoy los americanos pueden vivir sin el crudo de Oriente Medio, algo que era impensable hace solo 15 años.

Además, una subida del petróleo sería acogida de buena gana por la industria de EEUU, cuyos costes de producción son mayores que los de los países de la OPEP. Un petróleo caro es 'agua de mayo' para el fracking de EEUU y los grandes productores, que son uno de los apoyos más importantes del nuevo presidente de EEUU. En Europa sucede todo lo contrario. Quizá el único país que se beneficiaría de unas sanciones más duras sobre el crudo ruso es Noruega, que vería incrementados sus ingresos por la venta de petróleo a Europa. Por el contrario, el resto del continente sufriría el incremento de precios (más inflación) y menos crecimiento derivado de esa mayor inflación. Así lo explicaba el BCE durante el último shock alcista del crudo en 2022 en un informe.

Como una subida de impuestos

En términos de producción potencial (PIB potencial), el incremento de los precios del petróleo puede afectar negativamente a varios factores fundamentales, como la inversión y la productividad. El BCE explica que el petróleo, al ser un insumo esencial en la producción, puede incrementar los costes de capital, desincentivar la inversión y, a largo plazo, generar una caída de la productividad. Además, "los mayores costes de transporte podrían disminuir los incentivos para la especialización, afectando negativamente el crecimiento de la productividad", señala el informe. No solo eso, la subida del petróleo en un continente como Europa funciona como un incremento de impuestos. Los consumidores ven cómo una parte mayor de su renta se tiene que dedicar al pago de los combustibles, un dinero que se marcha fuera de la economía europea hacia los países productores.

El impacto en el mercado laboral también es significativo. La subida de los precios de la energía inicialmente erosiona los márgenes de beneficio de las empresas y podría incrementar la presión inflacionaria. El BCE advierte que, en ausencia de ajustes salariales nominales, las empresas enfrentan mayores costes, lo que podría traducirse en aumentos del desempleo estructural o en una reducción del poder adquisitivo real de los trabajadores. Esto podría alterar de manera duradera la oferta laboral en la región.

Sin embargo, el BCE señala que el impacto a largo plazo podría ser limitado. Las estimaciones indican que un aumento del 40% en los precios del petróleo podría reducir el nivel de producción potencial de la eurozona en aproximadamente en 0,8 puntos porcentuales en un horizonte de cuatro años. La capacidad de respuesta de las políticas monetarias y tecnológicas también desempeña un papel crucial en la mitigación del impacto. El BCE subraya que una política monetaria eficaz puede reducir el efecto persistente del choque petrolero, estabilizando las expectativas de inflación y limitando los efectos de histéresis en la economía. Además, los avances tecnológicos y la transición hacia alternativas energéticas más sostenibles, como el transporte eléctrico, ofrecen herramientas para adaptarse más rápidamente a los altos precios del petróleo.

Desde Bank of America también advierten del posible impacto en Europa de un petróleo más caro. "Sí, el complejo energético ha subido. Y, como ya hemos dicho, una mayor inflación a través de los precios de la energía sería una mala noticia para las perspectivas de crecimiento, sobre todo cuando el consumidor es la única fuente de crecimiento a lo largo de 2025", escribe el equipo de analistas encabezado por Rubén Segura-Cayuela.

"Un shock de oferta normal en las actuales condiciones inicialesdebería ser algo que el BCE ya tuviera en cuenta. Pero una mayor inflación a corto plazo (de hasta 50 puntos básicos si los precios actuales se mantuvieran aquí de forma persistente) podría crear ruido de comunicación y algunos retrasos en el ciclo de recortes de tipos, sobre todo después de la reunión de marzo", agregan estos analistas. Aún así, desde BofA insisten en que unos recortes de tipos más lentos ante un shock de los precios de la energía llevarían finalmente al menos al mismo punto final para los tipos de interés oficiales (1,5% es su estimación), si no más bajo.