viernes, 19 de septiembre de 2025

El ansiado punto de inflexión en el petróleo ya está aquí, según UniCredit: "El mundo ya no necesita el crudo ruso"

 

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  • En 2026 se corre el riesgo de sufrir un considerable exceso de oferta
  • Esto permitiría 'suprimir' el suministro ruso sin dispararse los precios
  • Los analistas instan a 'acorralar' a Moscú con sanciones específicas


El mercado global del petróleo ha cambiado diametralmente desde 2022, cuando la invasión rusa de Ucrania lo trastocó todo. En aquel momento, el mercado se tensó violentamente y el precio del barril se disparó por encima de los 100 dólares. En lo sucesivo, Moscú supo jugar muy bien sus cartas y los pingües ingresos por sus exportaciones de petróleo le permitieron a Vladímir Putin seguir engrasando su maquinaria bélica en Ucrania. Aunque Occidente intentaba poner coto a esto topando los precios del petróleo ruso, lo cierto es que la estrechez de los mercados mundiales impedía ir más lejos a EEUU y sus socios europeos ante el miedo a unos precios aún más disparados. El Kremlin aprovechaba estas lagunas y seguía colocando su petróleo por todo el mundo con su 'flota fantasma' de viejos petroleros. Más de tres años después, el esperadísimo punto de inflexión en toda esta situación parece estar aquí.

En un informe para clientes, los analistas de UniCredit Research señalan lo sorprendentemente diferente que es la perspectiva petrolera prevista para 2026 en comparación con la situación en 2022. En aquel entonces, cuando estalló la guerra en Ucrania, explican, la oferta y la demanda mundial de petróleo apenas se equilibraban. La economía mundial aún se estaba recuperando de la pandemia y el suministro de petróleo estaba volviendo gradualmente al mercado. En ese contexto, el petróleo ruso era crucial para evitar una escasez de petróleo, teniendo en cuenta que Moscú exportaba alrededor de cinco millones de barriles diarios de crudo.

Con los precios del Brent disparándose por encima de los 139 dólares por barril en marzo de 2022, eliminar por completo el petróleo ruso del mercado habría supuesto crear un déficit de alrededor de cinco millones de barriles diarios, que el mercado no habría podido absorber sin que los precios se dispararan. Fue esta encrucijada lo que justificó que los países occidentales introdujeran el famoso límite de precio de 60 dólares por barril para el petróleo ruso en diciembre de 2022. Se buscaba limitar la financiación de la guerra por parte de Rusia y mantener al mismo tiempo un suministro mundial estable de petróleo. "El razonamiento era mantener el petróleo ruso a un precio bajo en lugar de eliminarlo por completo", constatan desde UniCredit.

¿Qué ha cambiado ahora? El mero hecho de que, en 2026, el mercado corre el riesgo de sufrir un exceso de oferta considerable. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que la demanda mundial sea de 104,6 millones de barriles diarios (mb/d) y que la oferta ronde los 108 mb/d. Si la OPEP+ revoca por completo los recortes de 1,65 mb/d que aplicó en 2023 durante los próximos 12 meses, la oferta del próximo año podría aumentar hasta los 109 mb/d, lo que provocaría un excedente de unos 4,5 mb/d.

En tal caso, los precios del Brent podrían caer muy por debajo de los 50 dólares por el próximo año, estiman desde UniCredit. Teniendo en cuenta que Moscú exporta actualmente 4,7 mb/d de crudo (de los cuales alrededor del 60% se destina a China y la India), la eliminación de este suministro ruso del mercado acercaría el mercado del petróleo al equilibrio, lo que no provocaría ninguna presión alcista significativa sobre los precios, redondean su previsión. Además, agregan, la OPEP dispone de una amplia capacidad excedentaria (más de 2 mb/d, incluso teniendo en cuenta la reversión de los recortes de 1,65 mb/d) para compensar cualquier escasez.

En su informe, los analistas de UniCredit trazan el siguiente gráfico, en el que se refleja este gran cambio. En la mitad izquierda se muestra el contexto de 2022. La barra más a la izquierda corresponde a la situación real en ese momento: un ligero déficit mundial de petróleo que se hubiera exacerbado de 'suprimir' el suministro ruso (lo que refleja la barra derecha de esa mitad izquierda). En la mitad derecha se dibuja el panorama para 2026: la barra izquierda del cuadrante derecho muestra el exceso de oferta que se prevé (incluyendo el suministro ruso). Si se 'purga' esa oferta, la situación quedaría equilibrio, como destaca la barra más a la derecha del gráfico. En síntesis, el excedente para el año que viene es tan 'grande' (barra gris), que eliminando el petróleo ruso la situación quedaría prácticamente neutra (un ligero déficit que no dispararía per se los precios).

"La economía mundial puede prescindir de las exportaciones de crudo de Rusia sin correr el riesgo de que se produzca un aumento repentino de los precios del petróleo", sentencia Edoardo Campanella, director y editor jefe del Instituto de Inversiones de UniCredit en el referido informe, titulado de forma más que elocuente 'El mundo ya no necesita el petróleo ruso'.

En comparación con 2022, pormenoriza Campanella, EEUU ha aumentado su producción de petróleo en tres mb/d, lo que ha elevado su oferta a cerca de 21 mb/d. Al mismo tiempo, Arabia Saudí ha cambiado su estrategia de producción por tres razones. Por un lado, quiere recuperar cuota de mercado frente a los productores estadounidenses en lugar de defender los precios. Por otro, Riad quiere castigar a productores como Irak y Kazajistán por bombear por encima de sus cuotas, añade el estratega de UniCredit. Por último, Arabia 1uiere complacer a la Casa Blanca con precios del petróleo relativamente baratos para no enfadar a los consumidores estadounidenses. "En cierto modo, estos acontecimientos del mercado ya están debilitando el poder de negociación de Rusia, ya que los precios del petróleo se enfrentan claramente a una presión a la baja", extrae Campanella.

Esta situación debería liberar a Occidente del 'freno' que se ha estado en cierto modo autoimponiendo. "Hasta ahora, el temor a perder el petróleo ruso en un mercado con escasez de suministro ha impedido que la UE y EEUU supervisen y apliquen seriamente las sanciones existentes (incluidas las impuestas a Irán). Como resultado, Rusia sigue obteniendo cerca de 120.000 millones de dólares anuales por sus exportaciones de crudo (lo que equivale aproximadamente al 5% del PIB ruso). Ahora, Occidente puede adoptar un enfoque más duro, sin correr el riesgo de elevar los precios del petróleo por encima de niveles sostenibles", remarca el informe de la entidad italiana.

Durante el fin de semana, el presidente estadounidense Donald Trump declaró que está dispuesto a aplicar importantes sanciones al petróleo ruso si los países de la OTAN hacen lo mismo. La Casa Blanca propone que sus aliados impongan colectivamente aranceles de hasta el 100% a China y la India en respuesta a sus compras de petróleo ruso sancionado. Esta medida tiene por objeto presionar al Kremlin para que acepte un alto el fuego en Ucrania, pero también es una respuesta a la reciente reunión entre los líderes de China, Rusia y la India en Tianjin, que envió al mundo un mensaje de mayor compromiso entre estas naciones. Mientras tanto, la UE también está intensificando sus esfuerzos para boicotear el petróleo ruso mediante una nueva ronda de sanciones.

"Sería más sensato aplicar mejor las sanciones existentes que imponer aranceles punitivos y prohibitivos a China y la India por sus compras de petróleo ruso sancionado. Los costes para las economías europeas, con el riesgo de represalias tanto de Pekín como de Nueva Delhi, serían demasiado elevados, teniendo en cuenta las perturbaciones de la guerra comercial en curso con EEUU", plantea Campanella. Una estrategia más adecuada para los países occidentales, propone, sería centrarse en empresas específicas (y no en países enteros) que siguen comprando activamente petróleo ruso, como la refinería Nayara en la India. Las sanciones secundarias selectivas serían una alternativa más eficaz que los aranceles altísimos, especialmente teniendo en cuenta el interés de Europa en cerrar un acuerdo comercial con la India, concluye el analista.

'Cercando' a Moscú

En un análisis de corte aún más geopolítico, Matt Gertken, estratega jefe del ramo en BCA Research, corrobora que Washington está perfilando una forma más directa de socavar a Rusia. Y señala también hacia el Golfo Pérsico: "EEUU seguirá coordinado con sus aliados de la región, quienes acordaron reintroducir 1,272 millones de barriles diarios en el mercado este año. Así, podrán extraer más petróleo y recuperar la cuota de mercado perdida". "Los países árabes del Golfo no se encuentran en una posición estratégica para unirse al bloque euroasiático. Dependen de EEUU para su seguridad. Pero exigirán a Washington exportaciones de productos de alta tecnología y de defensa. Trump ya ha demostrado que está dispuesto a pagar ese precio", completa.

Ampliando el radio de análisis, el estratega señala también hacia Venezuela e Irán, destacados productores de petróleo: "EEUU está dando señales de que presionará al régimen del presidente Nicolás Maduro e intentará destituirlo. Pero cambiar el liderazgo en Venezuela sigue siendo poca cosa. Irán también se enfrenta a disturbios sociales tras la humillación que EEUU infligió a sus líderes. Trump privó a Irán de su programa nuclear en un fin de semana. Si Irán y Venezuela sufren una inestabilidad significativa, los inversores globales tendrán que apostar por las probabilidades de cambios políticos o de régimen. Eso significaría una mayor probabilidad de acceder a sus reservas de petróleo y gas. Los precios del petróleo caerían".

Volviendo a Rusia, Gertken consideraba factible un alto el fuego a lo largo de la actual línea de control en Ucrania, especialmente si el precio del petróleo sigue siendo débil y pesa sobre la maquinaria de guerra rusa: "Moscú podría aprovechar la rama de olivo de Trump para declarar la victoria y reducir sus costos de sangre y dinero en aras de la estabilidad futura del régimen. Los costes de la guerra han sido exorbitantes en comparación con la guerra de EEUU en Vietnam, que condujo a una década de inflación y malestar social".

El problema, incide Gertken, es que Rusia aún es capaz de intentar recuperar la última franja de tierra del Donbás que no ha podido conquistar hasta ahora. Según explica el analista, Putin ha aprovechado los primeros movimientos políticos de Trump. EEUU declaró una guerra comercial a sus aliados y redujo el apoyo a Ucrania mientras China mantuvo su apoyo a Rusia. Así, Putin obtuvo la capacidad de intensificar la guerra este año y aferrarse a la idea de tomar el territorio y luego negociar un alto el fuego el próximo año, cuando Trump quiere llegar a las elecciones de mitad de mandato en EEUU con ese alto el fuego bajo el brazo.

Esta obstinación de Putin, sin embargo, resulta muy embarazosa para la administración Trump, que ha puesto en juego su credibilidad en un alto el fuego o, de lo contrario, en consecuencias significativas. Si Trump se retira y no hace nada mientras el ejército ruso gana terreno, quedará en mal lugar ante la opinión pública estadounidense, de forma similar a como lo quedó el expresidente Biden tras su retirada de Afganistán. El índice de aprobación caerá, vaticina Gertken. Por eso, concluye el experto, "el presidente Trump ahora deberá avanzar en la aplicación y ampliación de sanciones". A tenor de lo que telegrafía el mercado del petróleo, el momento puede ser propicio.