martes, 9 de septiembre de 2025

El gran problema que puede destruir la industria europea del futuro



Tierras raras en el laboratorio de física y estudios de materiales (lpem) en París. 
( REUTERS Benoit Tessier)



Mientras EEUU, Japón y Australia acumulan metales y tierras raras imprescindibles para la industria moderna civil y militar, Europa tiene serios problemas para lograr una verdadera soberanía industrial



Europa adoptó en marzo de 2024 una normativa sobre materias primas críticas: la 'Critical Raw Materials Act'. Este documento detalla los metales que representan una gran importancia económica para la Unión Europea (UE) y un riesgo elevado de ruptura del abastecimiento. El texto fija objetivos ambiciosos: antes de 2030, el 10% de las materias primas críticas deberá extraerse en Europa, el 40% transformarse y el 25% reciclarse.

Un año después, la Unión ha hecho públicos 47 proyectos industriales que recibirán apoyo financiero. Los miembros del G7 han hecho una declaración común sobre estas cuestiones. Pero ¿es suficiente esta ambición para subsanar un retraso de veinte años respecto a China, asegurar eficazmente el abastecimiento y reforzar la soberanía energética?


Astilleros y colbertismo

En 1659, bajo el reinado de Luis XIV, Jean-Baptiste Colbert (1619-1683) es controlador general de las finanzas. Comprende rápidamente que Francia no puede recuperar su retraso en construcción naval frente a Inglaterra y los Países Bajos, que dominan el comercio marítimo mundial, sin una transferencia tecnológica masiva y sin un sólido apoyo a la industria nacional. Un principio clave guía su política: la gestión completa de la cadena de valor de los astilleros. Ésta debe incluir la organización del abastecimiento de materias primas, la optimización de los flujos en cada etapa de la cadena (selección de la madera, del acero) y la integración de las mejores técnicas de construcción. Todo ello velando por la gestión sostenible de los bosques para el abastecimiento de madera de calidad, como atestigua la ordenanza sobre Aguas y Bosques de 1669. Colbert dedica también gran parte de sus esfuerzos al desarrollo de las industrias del estaño y de los materiales indispensables para el armamento, así como a la logística de estos materiales.

Una prioridad principal de Colbert es la promoción de las manufacturas convertidas en líderes industriales nacionales favoreciendo su desarrollo mediante diversas medidas incentivadoras: subvenciones, ventajas fiscales, barreras aduaneras y ayudas a la formación. Este modelo colbertista sigue influyendo en las políticas industriales contemporáneas. En los años noventa, la estrategia nacional de desarrollo del sector de las telecomunicaciones fue calificada de «colbertismo de alta tecnología» por el economista Élie Cohen. Este debate sigue siendo muy actual.


Cerca de 34 metales catalogados

Los metales y materiales críticos forman parte de nuestro día a día. Entre los 34 metales catalogados por la Ley de Materias Primas Críticas, el litio, el grafito, el níquel, el manganeso y el cobalto son esenciales para las baterías de los vehículos eléctricos; el silicio, para los paneles solares; las tierras raras, como el neodimio, intervienen en los imanes de los aerogeneradores, los motores y los teléfonos.

Su extracción es compleja, consume mucha energía y agua, y su refinado utiliza productos contaminantes. Estos metales proceden de varias operaciones de transformación metalúrgica y química. Tras la extracción, el mineral se tritura y después se concentra por separación física, flotación o separación magnética. El producto obtenido se refina mediante purificación química o electrolítica. El refinado requiere un procedimiento de tratamiento específico para cada metal: hidrometalurgia ácida para el litio, pirometalurgia o hidrometalurgia para el níquel según el tipo de mineral, extracción por disolvente o trituración para las tierras raras y flotación para el grafito. Los metales obtenidos se transforman en materiales semiacabados como los cátodos y ánodos, los imanes permanentes o las sales de litio. Estos materiales se ensamblan después en productos acabados, como las baterías de iones de litio de los vehículos eléctricos.

Las distintas etapas de la cadena de valor se localizan en varios países. La extracción del litio, el cobalto o el níquel se efectúa principalmente en Chile, la República Democrática del Congo (RDC) e Indonesia. Se refinan en gran parte en China, más del 50% del refinado mundial. China posee un monopolio sobre el tratamiento de las tierras raras y el litio o la extracción del grafito. La transformación en materiales industriales para ensamblar se concentra en Asia. El menor contratiempo (conflictos armados, embargos, corrimientos de tierras, seísmos...) puede crear rápidamente riesgos de ruptura del abastecimiento.


'Colbertismo' chino

En unas pocas décadas, China ha establecido una dominación incuestionable sobre las cadenas de valor de los minerales mediante una estrategia de inversión estatal e industrial. Ha adoptado una política de adquisición decidida. A diferencia de los países occidentales, que durante mucho tiempo han externalizado su abastecimiento, ha sistematizado la compra directa de minas en África, en la República Democrática del Congo (RDC) para el cobalto, y en Zambia para el cobre. En América Latina, en Chile y Bolivia para el litio, así como en Indonesia para el níquel.

Los grandes grupos chinos, como CATL o Sinomine, obtienen concesiones mineras o suscriben contratos de abastecimiento exclusivos con el apoyo del Estado. Recientemente, Bolivia ha anunciado la firma de un contrato de inversión de 1400 millones de dólares para desarrollar dos minas y dos plantas de producción de litio con dos empresas mineras Citic Guoan (China) y Uranium One Group (Rusia), dos empresas respaldadas por sus Estados respectivos.

La logística completa esta estrategia. China despliega una vasta red mundial a través de las nuevas rutas de la seda Belt and Road Initiative. Al financiar infraestructuras en África, Asia y América Latina, asegura sus cadenas de abastecimiento y las rutas comerciales estratégicas. Recientemente ha propuesto a la Unión Europea un canal verde para sus exportaciones de tierras raras, acentuando la dependencia de los países socios de sus infraestructuras.

La expresión "Chinese Colbert", aparecida tras la muerte de Deng Xiaoping en 1997, cobra pleno sentido hoy. Al igual que Colbert en el siglo XVII, Deng Xiaoping estructuró un capitalismo de Estado con fines estratégicos.


47 proyectos estratégicos

La Unión Europea depende principalmente de las importaciones extracomunitarias para su cadena de valor de baterías y motores. China representa cerca del 100% del abastecimiento de la UE en tierras raras pesadas y el 97% de grafito natural. El litio se extrae en un 80% de las minas de Australia, Chile, Argentina y China. La transformación se hace en China. El níquel se extrae principalmente de las minas indonesias (más del 60%) y más del 70% del cobalto de la RDC.




Mapa que reúne los 47 proyectos financiados por la Unión Europea en el marco de la Ley de Materias Primas Críticas. (Europa.eu)



Los 47 proyectos estratégicos seleccionados por la UE representan una inversión estimada en 22.500 millones de euros. Pretenden reforzar la cadena de valor europea de metales y materiales críticos y diversificar sus fuentes de abastecimiento. Estos proyectos se dedican a la extracción, la transformación, el reciclaje y la sustitución de materias primas. El perímetro abarca el litio, el níquel, el cobalto, el manganeso y el grafito para la fabricación de baterías. Con consignas estrictas en materia de respeto de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG).

Estos proyectos podrán beneficiarse de un acceso facilitado a la financiación. El G7 del 1 de enero al 31 de diciembre de 2025 en Canadá ha anunciado alianzas de inversiones masivas. Los capitales privados seguirán siendo probablemente difíciles de movilizar mientras la cadena de valor de los minerales no sea reconocida como una actividad sostenible ambientalmente por la taxonomía verde europea. [En EEUU, el gobierno de Donald Trump está invirtiendo miles de millones directamente en estas cadenas de valor críticas después de haberse dado cuenta de que China les tiene sometidos por su monopolio de estas materias primas y productos terminados vitales para su industria tecnológica civil y militar. N. del T.]
Eslabón perdido de la soberanía europea

Sin un dominio completo y una relocalización significativa de las etapas de refinado y transformación, la soberanía industrial de Europa sobre los metales críticos seguirá siendo incompleta, y sus gigafábricas vulnerables. Este es el 'eslabón perdido' que debe construirse ya con la mayor vigilancia.

La relocalización de las plantas de baterías en Europa aporta actualmente sólo una soberanía parcial. Siguen siendo ampliamente dependientes de los metales críticos, extraídos y transformados fuera de Europa. El desafío trasciende la construcción de fábricas. Los proyectos lanzados recientemente en Europa pretenden controlar la parte inicial de la fabricación final y subsanar esta carencia.

Europa se ve también obligada a contemplar mecanismos de almacenamiento estratégico. Estados Unidos, Japón y China están almacenando reservas estratégicas. China sigue aumentando sus reservas mediante inversiones masivas en el extranjero para mantener su posición dominante frente al giro proteccionista iniciado por Estados Unidos. Sin embargo, para Europa la utilidad de estas reservas depende ante todo de un reabastecimiento asegurado y de capacidades de refinado relocalizadas. Se observa claramente que la cuestión del almacenamiento no puede disociarse de un control más global de la cadena de valor.

Los europeos destacan sobre todo el reciclaje, que sigue frenado por obstáculos económicos y técnicos: procedimientos costosos, baja rentabilidad, sectores poco estructurados, exigencias de pureza elevadas y bajas tasas de recuperación. Según la Agencia Internacional de la Energía, el reciclaje desempeñará un papel creciente, especialmente para el litio y el cobalto. Pero la producción primaria seguirá siendo indispensable a medio plazo, pues los volúmenes de baterías para reciclar no serán significativos hasta dentro de 15 a 20 años con el fin de vida de las baterías fabricadas hoy.


El problema social y ambiental

Estos avances deben componerse con la aceptabilidad social y ambiental de los proyectos mineros de la transición energética. Este factor sigue siendo el escollo y motivo de desconfianza hacia los proyectos dirigidos a minerales críticos y estratégicos, incluidos su refinado e incluso su reciclaje. Movimientos de oposición, muy difundidos por los medios, han llevado al abandono de ciertos proyectos de extracción de litio, especialmente el promovido por el grupo Rio Tinto en el oeste de Serbia, o suscitan aún dudas y contestaciones como en el caso del proyecto de mina de litio en Allier, en Francia.

De manera general, el refuerzo de las exigencias ambientales o la referencia a etiquetas como mina responsable o IRMA y la promoción de estándares sostenibles en la extracción constituyen un avance indudable. El aumento de los costes vinculados a estas acciones amenaza con debilitar ciertos eslabones de la cadena respecto a Asia. El G7 aboga por una mayor transparencia de las cadenas de abastecimiento de los minerales críticos y por la diversificación de los recursos y, sobre todo, por una mejor coordinación entre sus miembros ante las perturbaciones del mercado.