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Foto de archivo del Maremagnum, en Barcelona (Flickr)
“No tenemos otra opción que jugar la Champions con los mejores. España no puede competir con China en mano de obra barata”. Como afirma Josep Miquel Piqué, consejero delegado de 22@barcelona, “los países emergentes están siendo extremadamente activos, provocando que los países desarrollados se posicionen en una economía mundial altamente competitiva. Esto significa que nuestra apuesta de promoción internacional sólo pueda tener lugar en la Champions, donde se activan todas las cadenas de valor en los sectores vinculados a la ciencia, la tecnología, la industria y el comercio, en favor de un crecimiento real en los mercados internacionales”.
Para conseguir ese objetivo, hemos de congeniar “la innovación, que garantiza competitividad, con la internacionalización, que garantiza los beneficios. Hemos de buscar y potenciar aquellas áreas en las que destacamos y que nos pueden permitir ser competitivos en el mundo”. Para Piqué, la clave está en esa masa crítica que conecta ciencia, tecnología y administración, que será la que consiga crear cadenas de valor que nos permitan situarnos en los mercados globales.
La cuestión, en ese terreno, es si contamos con la mentalidad y con los recursos necesarios para dar el salto. Una tarea urgente y máxime cuando, como han señalado un buen número de teóricos, al frente de los cuales está Richard Florida, el crecimiento en el inicio del siglo XXI no se producirá en los estados, sino en ciudades y regiones. Dentro de las naciones también se vivirá esa separación entre las zonas geográficas favorecidas por el nuevo entorno de la innovación y de la internacionalización, y otras que no podrán seguir el ritmo y deberán acostumbrarse a una situación económica mucho más frágil.
Muchas ciudades, pues, tratan de posicionarse en ese nuevo contexto creando clústers de innovación. También en España, donde hay zonas especialmente activas. Así, asegura Joaquín Garralda, decano de ordenación académica de IE Business School, “el País Vasco y Cataluña están trabajando mucho en ese sentido, y también Andalucía está realizando algunas apuestas llamativas”. En cuanto a las ausencias, la más significativa es la de Madrid. “Tenemos algunos programas, como Madrid Excelente o Madrid Emprende, pero no hay mucho esfuerzo en este terreno”. Probablemente porque hay quienes piensan que estas inversiones públicas no tienen gran rentabilidad, en tanto los focos de innovación se producen espontáneamente y no mediante acciones de los actores institucionales.
En todo caso, en el mapa de la innovación global, Barcelona ha dado un firme paso adelante, situándose mucho mejor que Madrid, mediante la aplicación de una receta que aúna esfuerzos de Universidad, Administración y empresas. La fórmula de la Ciudad Condal para la innovación, y con la que pretenden llegar en 2020 a los 100.000 trabajadores empleados en industrias del conocimiento, consiste en:
1. Construir el ecosistema adecuado.
Con ese objetivo pusieron en marcha 22@Barcelona, una zona urbana reconvertida en entorno industrial para la innovación que cuenta con 1.502 empresas y 44.600 trabajadores, y cuyo volumen de negocio alcanzó en 2009 los 6.000 millones de euros. Allí radican cinco clústers, (TIC, medios, tecnologías médicas, energía y diseño).
Además, afirma Xavier Testar, director del Programa Recerca i Innovació del Ayuntamiento de Barcelona, la Ciudad Condal ha creado instrumentos de atracción de talento, como el Do it in BCN, ha reforzado instrumentos de acogida de estudiantes extranjeros, como el BCU (Barcelona Centro Universitario), ha potenciado la incubación de empresas (BCN Activa) y el acompañamiento a emprendedores (BioEmprendedor XXI), ha desarrollado programas para favorecer el crecimiento de empresas de base tecnológica y ha puesto en marcha puentes tecnológicos que permiten a los emprendedores entrar en contacto con empresas de las ciudades punteras.
2. Apostar por las empresas globales.
La principal preocupación, asegura Piqué, es que las empresas crezcan con paradigma global. “Tenemos claro que Barcelona y Cataluña han de ser el mercado de aprendizaje y no el mercado de destino”. El punto crítico es la voluntad y capacidad de crecer, “aspectos en los que resulta determinante la financiación del crecimiento mediante fondos de capital riesgo”, tarea sobre la que ponen énfasis, intentando atraer inversores a través de acciones específicas, siendo la principal BIZ Barcelona.
3. Cambiar el papel de la administración.
Para Piqué, la administración no puede desempeñar el rol tradicional, centrado en las subvenciones, sino que debe incentivar la innovación “mediante políticas de demanda sofisticada, bien sea en regulación, bien sea en compra pública innovadora. Eso exigirá que el tejido empresarial, en combinación con centros de investigación, aprenda localmente a dar soluciones que después puedan escalar globalmente a mercados internacionales”. Con ese propósito han creado Urban Lab del 22@, donde las empresas pueden testear sus productos en espacios públicos. Un buen ejemplo es el testeo de un sistema de iluminación para las ciudades que se probó durante un año en una calle específica, lo que permitió no sólo mejorar su funcionamiento, sino que se pudo invitar a empresas interesadas de Londres o de Hong Kong a que comprobasen su validez en un espacio real.
4. Ser conscientes de que el talento es la materia prima.
Según Testar, Barcelona “está beneficiándose de un importante ecosistema investigador que está comenzándose a trasladar a la innovación. Universidades y centros de investigación barceloneses han realizado un esfuerzo en los últimos años, ayudados por el incremento en la inversión en R+D, que ha pasado del 1,4 a casi el 1,9% del PIB en cinco años. Ello ha permitido mejorar la calidad de la producción científica y atraer talento investigador”.
Además, y como reconocimiento de que la educación superior constituye un sector económico estratégico, Barcelona pondrá en marcha en 2011 un clúster de educación superior integrado por universidades públicas y privadas, fundaciones universitarias, escuelas de negocios, plataformas interuniversitarias y centros especializados, con el objetivo de potenciar la marca Barcelona en la formación superior de postgrado.
5. El inclusive growth es el futuro.
El problema de otras zonas geográficas dedicadas a la innovación, asegura Piqué, es que han logrado atraer talento pero no han sido capaces de generarlo. “El mejor ejemplo es Silicon Valley, que cuenta con un gran modelo económico y con profesionales muy capacitados, de los cuales sólo un muy pequeño porcentaje procede de ese área geográfica”. El reto, pues, reside “en el inclusive growth, en ser capaces de producir talento local. Y eso se consigue conectando a los chicos de primaria con la actitud tecnológica, de forma que puedas crearles oportunidades para su futuro”.
Esta es la receta de la innovación que promueve Barcelona. La primera cuestión que plantea es si esta política de clústers es la más adecuada para hacer frente al futuro. Según Garralda, hablamos de un modelo que es muy difícil de medir a corto plazo. Es verdad que se trata de una fórmula que permite que empresas de emprendedores innovadores estén unas cerca de otras y que puedan colaborar, pero no conocemos exactamente cuál es su impacto real”. En segundo lugar, cabe preguntarse si estamos en un país bien equipado para producir innovación. Para Garralda, “contamos con gente bien formada, pero no tenemos el contexto propicio. Y tampoco nuestras empresas ayudan. El ejemplo del ladrillo, cuyas compañías cuentan con buenos ingenieros, que saben hacer bien las cosas pero que no son grandes innovadores, es aplicable a gran parte de nuestras empresas. Salvo algunas firmas como Telefónica, no se nos reconoce por nuestro I+D”.
También existen déficits, asegura Testar, “en capacidad de transferencia de conocimiento desde los resultados de la I+D al entorno productivo, en determinados perfiles profesionales especializados y en capacidad emprendedora (aunque esto ya se está corrigiendo)”. Y hemos de dar solución a las dificultades de financiación, especialmente en lo que se refiere al capital semilla, lo que debe solucionarse “no mirando al capital riesgo foráneo, que prefiere tener las empresas en las que invierte cerca de casa y que no acostumbra a invertir en etapas iniciales de empresas de base tecnológica, que son las de más riesgo (y ello a pesar de no requerir sumas multimillonarias) sino consiguiendo que haya un mayor volumen de capital autóctono dedicado a inversiones de capital semilla y capital riesgo”. Sin embargo, y más allá de las dificultades a solventar, la baza principal con la que contarán ciudades y regiones, asegura Testar, no es otra que “potenciar el ecosistema de la innovación”.
Por Esteban Hernández from elconfidencial.com/sociedad 28/11/2010