La polémica en torno a Arno Breker, plasma desde hace muchos años las complejas relaciones entre el arte y la política, y las consecuentes dificultades de una lectura abstracta del arte como arte puro…. sin más. Y esto es lo que quiero hacer aquí, valorar una obra de arte en su expresión artística pura, a pesar de su dramática y descalificante connotación política o social.
Pese a la gran importancia de su obra, personalmente creo que no goza del merecido reconocimiento por el hecho de haber sido desarrollada en gran parte durante la época del Tercer Reich alemán. Yo soy un gran admirador del arte en general y, reitero, aquí no valoro el hombre (sin duda moralmente inaceptable y repugnante)…. si no a su talento artístico. Otros, no opinan lo mismo y condenan ambos.
"No fue un artista que se equivocó, que fue más oportunista que otros. No. Fue alguien que se hizo culpable, también con su arte. Fue un decorador de la barbarie", así el juicio sobre Arno Breker del presidente de la Academia de las Artes de Berlín, Klaus Staeck.
Las biografías cuentan que Arno Breker (Brecker) nació en Elberfeld (hoy Wuppertal) al norte de Alemania, el 19 de julio de 1900.
Entre su primer encuentro con Hitler en 1936 y el regalo que el “Fürer” le hizo por sus cuarenta años (el castillo de Jäckelsbruch), Breker ingresa al Partido Nacionalsocialista (1937). En ese mismo año Adolf Hitler designa a Breker como "escultor oficial del Estado", y le otorga una lujosa vivienda y un estudio con alrededor de mil asistentes. Hasta 1944 colabora estrechamente con Albert Speer, el arquitecto del Tercer Reich, bajo cuyo mandato, se fundan los "Talleres de escultura de Arno Breker”. En esos talleres colaboraron forzosamente, entre 1941 y 1942, artistas prisioneros de guerra.
Hasta el 1945 esculpe para plazas y avenidas de la capital del Tercer Reich. Destacan de este período obras como el Apolo de bronce levantado sobre su carro en la fuente de la encrucijada del Eje, o el friso de granito destinado al Gran Arco de Triunfo diseñado por Hitler en persona. A pesar de que una parte de su trabajo fue destruido por los bombardeos de los Aliados, casi todas sus esculturas sobrevivieron a la guerra. Aun así, más del 90% de su trabajo público fue destruido por las fuerzas de ocupación aliadas después de la rendición alemana.
Acabada la guerra, sus propiedades fueron confiscadas; el taller y mucho de la obra de Arno Breker fueron destruidos para siempre.
En 1948 fue uno de los pocos artistas en ser juzgados por su colaboración con los nazis. Con el atenuante de haber intercedido durante el régimen hitleriano a favor de Pablo Picasso y de Peter Suhrcamp, su condena fue mínima.
Mientras que unos descalificaban su arte, para otros (Salvador Dalí entre ellos) seguía siendo un gran artista plástico no sólo de Alemania, más bien del mundo, el Miguel Ángel del siglo XX. Recibió invitaciones de Juan Domingo Perón, Francisco Franco y del mismísimo Stalin.
El día 13 de febrero de 1991, a la edad de 91 años, Breker sufrió un ataque de gripe a consecuencia de lo cual falleció en su hogar en Düsseldorf.
La historia, recordará a Breker como a un hombre de muchas sombras (demasiadas para no ser culpable), y el arte, como a un gran maestro ocultado.
From Roberto
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