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La barahúnda de los tests de estrés ocultó una noticia de alcance mucho más trascendental: por primera vez, Google se topa con un terreno en el que no puede escudriñar.
Hagan una prueba. Merece la pena, aunque los resultados producen algo de vértigo. Pidan al omnipotente buscador que localice las páginas de diarios belgas como Le Soir o La Libre Belgique. Ni rastro. Solo enlaces indirectos. O alguna referencia a algún diario homónimo de otro país, aunque el algoritmo intuya que no es lo que estamos buscando.
La invisibilidad de los diarios francófonos y germanófonos de Bélgica es consecuencia de un enfrentamiento judicial sobre derechos de autor entre esos medios y la empresa de Brin y Page. Google fue condenada a retirar de su página de Noticias las elaboradas por los medios belgas que exigían una compensación por la utilización de su material.
El buscador ha hecho una lectura extrema de la sentencia y ha cortado todos los enlaces hacia los denunciantes, lo que ha hecho temblar a las editoriales afectadas. Se habla ahora de acusar a Google de abuso de posición dominante, pero el caso abre enormes interrogantes más allá de la política de competencia.
¿Qué pasaría si otros medios de comunicación, con más influencia que los diarios belgas, se negaran a que Google enlace sus noticias? ¿O si se retiraran Universidades, centros de investigación, medios de transporte...? ¿Puede sobrevivir un buscador si el internauta sabe que los resultados que proporciona son parciales? ¿Y si el enfrentamiento se extiende a otro tipo de agregadors o enciclopedias virtuales?
Google ha ganado la primera batalla contra los "pequeños" belgas. Pero la guerra en torno al valor (que no es lo mismo que el precio) de los contenidos virtuales se antoja larga e incierta.
Por La UE, del revés Blog de Bernardo de Miguel from cincodias.com 16/07/2011
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