viernes, 1 de julio de 2011

Historial amoroso de Alberto de Mónaco


Foto from elpais.com



  • El heredero tiene dos hijos, un niño y una niña, a los que ha reconocido
  • Su relación más notoria, y desmentida, fue con la modelo Tasha de Vasconcelos
  • En 2003 acudió a un Festival Gay en Suecia y se fotografió estando de juerga
  • Dio una rueda de prensa y varias entrevistas para explicar que no es gay
¿Soltero empedernido u homosexual encubierto? Sea cual sea la explicación de que el príncipe Alberto de Mónaco no se haya decidido a pasar por el altar hasta los 52 años, lo cierto es que el monegasco puede presumir de tener en su abanico de conquistas un ramillete de mujeres verdaderamente espectaculares.
En la década de los ochenta, los corrillos del corazón eran un hervidero hablando de su relación con Brooke Shields, que estaba en plena cresta de la ola. Sin embargo, la cosa fue bastante fugaz; tanto que casi no quedan testimonios gráficos; exactamente lo mismo que ha ocurrido con otras modelos como Naomi Campbell o Claudia Schiffer e, incluso, Sharon Stone, con la que en realidad le une una simple amistad.
Dos hijos nada secretos
En 1991, Alberto conoció a una camarera estadounidense llamada Tamara Rotolo. En la red quedan algunas instantáneas circulando en las que Alberto posa con la chica que hubiera pasado por su curriculum sin pena ni gloria si no hubiera sido porque se quedó embarazada de Jazmin Grace. Alberto asumió la paternidad, compensó económicamente a madre e hija y le dio sus apellidos. Eso sí, acordó con Rotolo que la niña no tendría derecho alguno de sucesión.
Una historia casi calcada a la anterior es la que vivió, seis años después, con la azafata togolesa Nicole Coste. Se encontraron en un viaje y comenzaron una relación intermitente pero muy fructífera porque Coste dio a luz a un niño, Alexander, de cuya existencia se supo en 2005, cuando el pequeño contaba dos años de edad.
Igual que hizo con Jazmin Grace, Alberto le dio a Alexander apellidos, manutención; pero nada de derechos sucesorios. Las leyes del principado establecen que si los hijos han nacido fuera del matrimonio católico no pueden acceder al trono y tal es el caso de ambos.
En medio de estas relaciones más o menos secretas, Alberto no tuvo reparos en mostrarse públicamente en actitud romántica con Tasha de Vasconcelos, una modelo africana cuya belleza cautivó a los monegascos, que llegaron a hacerse ilusiones por haber encontrado a la posible sustituta de Grace.
El romance fue desmentido por ambos e, incluso, por la casa Grimaldi. La relación acabó sin escándalos ni dramas y se quedó reconvertida en una sólida amistad de la que los dos presumen hoy día.
La actriz alemana Alexandra Kamp-Groeneveld y alguna conquista esporádica, más rumoreada que real, cierra una extensa lista en la que la mayoría ha pasado a toda velocidad.
La homosexualidad, siempre presente
Estar tanto tiempo huyendo del compromiso como del diablo ha sido uno de los argumentos más recurrentes para mantener vivos los rumores de homosexualidad de Alberto de Mónaco. No obstante, ése no es el más sólido. En 2003, la prensa comenzó a frotarse las manos gracias a un polémico viaje. En compañía de unos amigos, de sus guardaespaldas y en su avión privado, el príncipe aterrizó en Suecia para disfrutar de unas jornadas en Aren, una de las estaciones de esquí más exclusivas del mundo.
Sin embargo, Alberto y sus amigos no sólo se deslizaron por las blancas pistas. En esas mismas fechas (qué casualidad) se celebraba el Festival Gay Escandinavo, bastante popular internacionalmente. El caso es que la prensa local no tardó en publicar imágenes de Alberto posando con dos 'drag queens' en plena juerga.
Cuando todo el mundo daba por confirmada su salida del armario, el príncipe convocó una rueda de prensa que, lejos de aclarar nada, hizo a los periodistas salir de allí con la típica media sonrisa de "excusatio non petita...".
Alberto recibió a los reporteros en la cabaña que había alquilado para su estancia en Suecia. Dijo que el viaje había sido organizado por un amigo de manera sorpresiva para disfrutar de las pistas de esquí. También dijo que nunca viajaría más de mil kilómetros para acudir a una fiesta gay y que se enteró de su existencia estando ya allí.
Admitió haberse fotografiado con los "travestidos" porque éstos se empeñaron y porque no sabía que las imágenes acabarían viendo la luz en la prensa. "No se puede confiar en nadie", se lamentaba. Asimismo, declaró no tener ningún prejuicio contra la comunidad homosexual pero que, por supuesto, él no lo era.
Una boda que se ha hecho esperar
Aprovechó también para alabar la belleza de las suecas. "Son las mujeres más bellas del mundo" y para darle un 'bofetón sin manos' a Alicia Warlik, una belleza rubia con la que el heredero monegasco mantuvo una relación intermitente a lo largo de dos años. Dijo claramente que entre ellos había "un sentimiento muy cálido", pero que sólo se veían un par de veces cada varios meses y que así ni boda ni compromiso. Es decir, que era una amiga con derecho a roce y nada más.
No se sabe si la chica se había hecho ilusiones de boda, pero con esta entrevista, para algunos muy aclaratoria sobre las tendencias sexuales de Alberto, ya podía despedirse de ser la nueva Grace.
Los rumores no sólo no se apagaron, sino que cobraron mucha más fuerza. Incluso, su compromiso con Charlene Wittstock no deja de ser visto por algunos como unaespecie de 'pacto' con la ex nadadora sudafricana de la que a lo mejor ella ni siquiera es consciente.

 
Los defensores de la 'teoría de la homosexualidad de Alberto' sostienen que el perfil bajo de Charlene y su docilidad la convierten en una víctima propiciatoria para asegurar la continuidad de la estirpe Grimaldi (la legítima) y no dar demasiado escándalo mientras él sigue haciendo su vida.
Por Alejandra Rodríguez | Madrid from elmundo.es  30/06/2011

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