lunes, 18 de febrero de 2019

La misión de encontrar pareja en Tinder si eres mujer y tienes más de 30

La misión de encontrar pareja en Tinder si eres mujer y tienes más de 30
Amor en los tiempos del Tinder (Noma Bar)


Testimonios y expertos nos cuentan por qué oyes constantemente que se forman parejas por internet, pero tú no lo consigues


Estas navidades se ha vuelto a abrir la caja de Pandora. Sentados frente a los canapés y los langostinos, la prima por parte de madre ha vuelto a recordarle a la sobrina soltera que está soltera; a decirle que para cuándo un novio, un marido, un bebé. Y ella, que lleva más de dos años en busca de esa arca perdida, porque a sus 35 ya le apetece volver a tener pareja y ser madre, casi se transforma en langostino para ser ingerida por el abuelo y así desaparecer de la celebración familiar.
Lo que no sabe la prima por parte de madre es que la sobrina soltera lleva tanto tiempo metida en Tinder y alguna otra aplicación que ya ni recuerda. Y nada. Un intercambio estéril de mensajes en el chat privado, quizá un café, o dos, o más. Alguna cena con final especial (o ni siquiera especial). Igual cuatro citas en un mes, una a la semana. Y nada más. Porque su match (así se dice cuando dos personas se han dado me gusta mútuamente), más allá de la foto, dejaba mucho que desear. O porque fue él quien desapareció sin dejar rastro… A punto de tirar la toalla ha estado un montón de veces.

De vez en cuando, una amiga le cuenta (a la mujer soltera) que estuvo en la boda de Fulanito y Menganita, que se conocieron por Tinder. Y ella no se lo acaba de creer


Ella se ha preguntado qué estará haciendo mal, o si la culpa es de esas aplicaciones, porque la gente solo está en ellas para un “aquí te pillo, aquí te mato”, porque quizás fomentan el ir de flor en flor ad infinitum. El caso es que, de vez en cuando, alguna amiga le cuenta que el otro día estuvo en la boda de Fulanito y Menganita, que se conocieron por Tinder. Y, sinceramente, no se lo acaba de creer. Pero si mira las cifras publicadas por Tinder y por el portal recopilatorio de estadísticas, DMR, resulta que cada semana, hay más de un millón y medio de citas gracias a esta app, 26 millones de matches al día entre los 50 millones de usuarios de más de 190 países. Eso son más de 20 billones de coincidencias en sus siete años de existencia. Por edades, casi el 70 % de usuarios están alrededor de la treintena.
Y más. El el 54 % son solteros. Se supone que el 46 % restante, no es que no lo sea ahora, sino que no lo ha sido en algún momento de su vida. Aunque es verdad que, según la misma app, el 12 % está en una relación, y esto, más allá de lo desconcertante para una persona monógama como ella, merece un reportaje aparte. La sobrina soltera mira más allá de su propia experiencia y ve que, de todas sus amistades, no hay nadie que haya encontrado pareja estable por internet.

“Es muy fácil buscar y seleccionar en Tinder, nos volvemos eficientes; otra cosa es que nos lo planteemos como una relación estable.”

Marta (32) lleva como tres años de app en app y solo ha sacado amigos con derecho a roce. Silvia (41) ha estado entrando y saliendo intermitentemente de Tinder durante más de cinco años. Las entradas eran después de un tiempo sola; las salidas, tras encontrar a algún “perla que le hacía aborrecer las relaciones, el amor, las aplicaciones para encontrar pareja…”. La relación más larga le duró a Silvia siete meses. “Me doy con un canto en los dientes si yo duro eso”, piensa la sobrina. Por cierto, que Silvia ha decidido ser madre soltera y ahora no está en Tinder, pero según le dijo hace poco, no descarta volver a entrar en un futuro, “porque Tinder es como la calle, conoces a mucha gente, la mayoría no te gustará o no le gustarás; con la mayoría no llegarás a nada, pero por probabilidades, alguien, algún día, aparecerá. Pero Tinder tiene que ser solo un complemento de la vida real. Al final, la forma de comenzar las relaciones ahí dentro, donde que solo hay dos personas solas, aisladas de un círculo de amigos, de algo en común, no es muy natural; es, como mínimo, raro”.
A lo mejor es eso, cuestión de probabilidades. Pero la sobrina espera que no sean las mismas que las de ganar la lotería. Como dijo Ovidio, “Mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo, y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca.”
De hecho, ahora se acuerda de algo. Una amiga le contó que un amigo, Dani (39 entonces), que llevaba mil años en estas apps, conoció a Sonia (39 entonces) gracias a Tinder. Sonia se apuntó tras una ruptura muy dolorosa, aconsejada por una amiga. Solo tuvo dos matches anteriores a Dani, que acabaron en nada. Con Dani empezaron a quedar de vez en cuando y ahora ya llevan cuatro años juntos. Cuando el lector deslice su dedo por estas líneas, probablemente Marc, fruto de esta unión, ya habrá venido al mundo.
egún tus exigencias, te costará más o menos que la persona seleccionada en ese amplio catálogo pueda convertirse en pareja. Amplio, no olvidemos este adjetivo
“Ten en cuenta que el círculo de contactos a partir de los 30 no deja de estrecharse: nuestras amistades comienzan a emparejarse, a tener hijos, salimos menos, el entorno laboral es quizá nuestro único círculo social frecuente… Solo hay que rascar un rato, hasta que aparece lo que vale la pena, como en las rebajas”, l dijo Dani a su amiga. Quizá Dani tenga razón y la sobrina acabe encontrando unos bonitos pantalones entre todo el montón de ropa.
La sobrina también recuerda haber leído una publicación de un sociólogo experto en emociones, Francesc Núñez, que decía que cada vez hay más personas que, sin complejos, buscan pareja en la red. Simplemente eso ya hace que aumenten las probabilidades de encontrarla. Y que la red, además, permite una búsqueda más sistemática y racional. Por ejemplo, explicaba que un vecino suyo, sin proponérselo demasiado, cada semana tenía una cita para ver si encontraba pareja. Al parecer, hacía tiempo que la buscaba, pero al no encontrar a nadie de su agrado, iba enlazando rollos. Núñez creía que esta es la situación más habitual. “Ahí es muy fácil buscar y seleccionar según las preferencias. Primero, porque te ahorras muchos pasos y tiempo, eres mucho más eficiente. Segundo, porque tener una cita y una aventura es muy sencillo”.

¿Idiotizados por Tinder?


Pero resulta que otra cosa es que te lo plantees como una relación de pareja con futuro. “Y es que, según tus exigencias, te costará más o menos que la persona seleccionada en el amplio catálogo que se te ofrece pueda convertirse en pareja. Amplio, no olvidemos este adjetivo. Y además, también le has de encajar tú”. Ante esta oferta, que siempre es mejorable, como todo en esta vida, ¿por qué plantarse en vez de seguir conociendo a gente? Sin duda, “esta dificultad para el compromiso, para el “aquí me planto”, es un problema general de los individuos contemporáneos que la red solo ha hecho que multiplicar”. Y al parecer nos puede acabar idiotizando, como piensa otra experta en la materia, la socióloga y escritora Eva Illouz.
Núñez, que dirige el Máster de Humanidades de la UOC, añadía que, además, la selección racional previa en internet puede que no funcione en persona. Porque a lo peor tu match no tiene precisamente un aliento agradable y para más inri te dijo que era bastante más alto. “Al final, pues, que cueste tanto encontrar pareja en internet (igual lo mismo que en persona), no es porque haya menos oportunidades en internet, sino porque las condiciones de la elección y el contexto han cambiado mucho”.
“Ahora sí que tiro la toalla”, piensa la sobrina. Pero las fiestas navideñas por fin han acabado y estamos en rebajas. Quizás salga a ver si encuentra algo decente. Y luego ya, si eso, se borra de Tinder

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