domingo, 17 de febrero de 2019

Para ser creativos, mejor trabajar en equipos pequeños



Un nuevo estudio descubre que los grupos conformados por pocos investigadores hacen un trabajo más innovador que los grandes grupos.


Costó más de un siglo demostrar que Einstein, una vez más, tenía razón. En 2017 el consorcio científico LIGO anunció que había logrado detectar por primera vez ondas gravitacionales, oscilaciones en el espacio-tiempo en el Universo predichas por el físico alemán en su Teoría de la Relatividad.
Aquel descubrimiento abría una puerta a una nueva era de la astronomía. En él participaron más de 1000 investigadores de todo el planeta y es un ejemplo paradigmático de como cada vez más la ciencia tiende a equipos integrados por un elevado número de expertos de diferentes instituciones y centros en detrimento de científicos investigando en solitario y pequeños grupos. Es el caso de LIGO, pero también de proyectos como Genoma Humano, el Proyecto Cerebro Humano o la Estación Espacial Internacional, la ISS, por poner algunos ejemplos.
Parece que se impone la idea de que ‘problemas grandes requieren grupos grandes para solventarlos”. Y sin embargo, y aunque parezca contraintuitivo, juntar a miles de cerebros pensantes no resulta en mejores soluciones que aquellas que surgen de una o pocas mentes colaborando.
(Ana Jiménez)
De hecho, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Chicago y publicado en Nature concluye que los equipos conformados por pocos miembros son mucho más creativos y capaces de hacer una ciencia más disruptiva que los equipos integrados por un volumen mayor de personas.
Para alcanzar esta conclusión, tres investigadores procedentes de una nueva disciplina llamada la ‘ciencia de la ciencia’ escudriñaron 65 millones de artículos científicos, patentes y proyectos publicados a lo largo de las últimas seis décadas. Y vieron que de forma sistemática los equipos integrados por hasta 10 personas son más proclives a generar ideas nuevas y disruptivas, y a realizar mayores avances científicos y tecnológicos.
En declaraciones a The New York Times, James Evans, un sociólogo de la Universidad de Chicago y coautor del trabajo, afirma que “los equipos grandes toman la actual frontera científica y la explotan, mientras que los equipos pequeños alimentan el futuro generando ideas que, si tienen éxito, serán el origen del desarrollo de un gran equipo”.
Los autores de este trabajo comprobaron como la disrupción disminuía de forma drástica con cada nuevo miembro que se unía al equipo. Incluso las revisiones de artículos, que simplemente agregan los resultados de publicaciones previas aportan mayor avance cuando hay pocos autores.
¿Por qué son los equipos pequeños más disruptivos? Los autores de este análisis han visto que la diferencia parece estar en que los equipos integrados por un mayor número de personas suelen basarse en trabajos recientes, mientras que los de menor tamaño excavan más en el pasado y obtienen inspiración en ideas anteriores que puede que hayan sido durante tiempo ignoradas. Y eso, creen los autores, podría permitirles abrir nuevos caminos.
La investigadora Carmen Agustín Pavón. Bióloga y Doctora en Neurociencias por la Universitat de València.
La investigadora Carmen Agustín Pavón. Bióloga y Doctora en Neurociencias por la Universitat de València. (Daniel Garcia-Sala)
“Los pequeños y los grandes equipos tienen una naturaleza distinta”, afirma en un comunicado de la universidad Lingfei Wu, investigador postdoctoral y coautor del trabajo. “Los pequeños recuerdan ideas olvidadas, se hacen preguntas y crean nuevos caminos. En cambio, los equipos grandes persiguen temas candentes del momento y dejan de lado ideas menos populares, responden preguntas y estabilizar paradigmas establecidos”, añade.
Eso sí, los equipos pequeños también pagan un precio elevado. Su trabajo por disruptivo no alcanza el éxito de forma inmediata y el resto de comunidad científica no lo considera tan relevante. Evans y colaboradores han visto que a los equipos pequeños les cuesta más ser reconocidos y citados.

“Si quieres realizar descubrimientos punteros, hay que arriesgarse”

El análisis muestra que ambos tipos de grupos desempeñan un papel importante en el ecosistema científico-técnico. Algunos experimentos son tan sumamente caros, como el acelerador de partículas LHC del CERN, o la Estación Espacial Internacional, que inevitablemente requieren una colaboración internacional masiva. Pero otras muchas cuestiones pueden ser discutidas por un conjunto de pequeños equipos independientes, que tomen riesgos. De ahí, aseguran, la importancia de que la agencias de financiación también tengan en cuenta a los grupos conformados por pocos investigadores. “Si quieres realizar descubrimientos punteros, hay que arriesgarse”, aseguran.

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