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La mejor forma de ver las criptomonedas es como símbolos de valor no intrínseco.
Muévete rápido y rompe cosas". Ése era el conocido lema de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook. Entre lo roto, están las normas de confianza esenciales en democracia. Una actividad tan dependiente de la confianza como la política democrática lo es del dinero y las finanzas. Ésta es la razón por la que estos hechos no pueden dejarse en manos de la avaricia y el fanatismo del mundo de la criptomonedas. Se necesita una valoración cuidadosa de este mundo y su relación con aquel más amplio del dinero digital. El cambio ya está en marcha.
El movimiento de las criptomonedas rechazaría esto porque tiene sus raíces en el libertarismo anárquico, como sostiene Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York. Esta ideología también golpea el corazón de muchos emprendedores de Silicon Valley. No todos están equivocados: el Estado puede ser un monstruo peligroso. Pero también es esencial: es el principal mecanismo de seguridad de la humanidad. El mundo de la anarquía consiste en bandidos rivales. Es mucho mejor tener solo uno, como decía Mancur Olson en Poder y Prosperidad. Además, añadía, la democracia liberal ayuda a domesticar a ese bandido. Los estados existen para proporcionar bienes públicos esenciales, razón por la que prescindir del papel de los gobiernos en el dinero es una fantasía. La historia de las denominadas criptomonedas así lo demuestra.
Qué es el dinero
El dinero es un almacén de valor, una unidad de contabilidad y una forma de canje. Para ser una moneda realmente buena, debe ser resistente, transferible, divisible, uniforme, limitada en su oferta y aceptable.
¿Cumplen estos requisitos las criptomonedas? No son ni un almacén de valor ni una buena unidad de contabilidad, como demuestran sus enormes oscilaciones de precio. No son una buena forma de canje porque las empresas y personas respetuosas con las leyes no quieren tener activos que son, por gracia de su anonimato, ideales para delincuentes, terroristas y blanqueadores de dinero. Aunque una criptomoneda individual puede ser limitada en su oferta, la oferta agregada es infinita; según el FMI: "En abril de 2018 existían más de 1.500 criptomonedas". Podría haber fácilmente 1,5 millones.
La mejor forma de ver las criptomonedas es como símbolos especulativos de valor no intrínseco. Alguna podría tener valor si se convirtiera en la moneda elegida por una jurisdicción. Sin embargo, existe una razón por la que, en circunstancias normales, la gente utiliza la moneda de su propio Gobierno: pagar impuestos. Para hacerlo, tienen que usar un dinero que el gobierno acepte.
Usted puede tener una existencia online, pero también un cuerpo físico, que el gobierno puede meter en prisión si no paga sus impuestos, razón por la que el Estado puede imponer su monopolio monetario. Solo aquellos que operan en la sombra intentarían hacerlo fuera de este marco.
Según Izabella Kaminska y Martin Walker, del Center for Evidence-Based Management, las criptomonedas han facilitado la delincuencia online, creado burbujas, desplumado a inversores ingenuos, impuesto el despilfarro en la denominada 'minería', ofrecido financiación a actividades ilícitas y facilitado la evasión fiscal. Las criptomonedas no son aún importantes. Pero necesitan mayor regulación.
Cualesquiera que sean los peligros de las criptomonedas, la "tecnología de contabilidad distribuida", incluyendo blockchain, podría ser valiosa a la hora de aumentar la eficacia y seguridad de las actividades que dependen de unos registros seguros, como la finanzas. Ya hay muchos experimentos en marcha.
El coste de confianza
Un reciente Informe Ginebra sobre el Impacto de la Tecnología Blockchain en las Finanzas afirma que esta tecnología puede "mitigar el coste de confianza" y por tanto "bajar los costes generales, reducir los dividendos económicos y crear un sistema financiero más seguro y más justo".
Estaría bien si fuera cierto. Pero todos los requisitos políticos de transparencia y estabilidad financieros deben seguir aplicándose.
Una de las innovaciones más importantes en el dinero digital es lo opuesto a la criptomoneda: el dinero digital del banco central.
Sustituir el dinero por símbolos digitales de algún tipo podría ser sencillo. Pero surgirían posibilidades más desestabilizadoras si el público pudiera cambiar sus depósitos bancarios por cuentas seguras en el banco central. Esta idea radical tiene atractivos obvios, ya que eliminaría el acceso privilegiado de una clase de empresas y bancos a los servicios monetarios del banco del Estado. Pero también transformaría el sistema monetario actual, donde el Estado intenta garantizar y regular una oferta de dinero creada por los bancos privados y respaldada por las deudas privadas. Lo revolucionario es que sería más fácil tener una cuenta en el banco central. La tecnología está eliminando las dificultades históricas de ese acceso.
La innovación está transformando las posibilidades monetarias. Pero no todos los cambios son para bien. Algunos son claramente para peor. Lo correcto es rechazar la fantasía libertaria, pero no el cambio: nuestro sistema monetario es demasiado defectuoso. Deberíamos adaptarnos. Pero, como nos recuerda la historia, debemos hacerlo con cuidado.
MARTIN WOLF | FINANCIAL TIMES
20 FEB. 2019 - 00:30
http://www.expansion.com/opinion/2019/02/20/5c6c76e5e2704e8b808b4603.html
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