El pueblo de Beynac en el Périgord (RolfSt / Getty Images/iStockphoto)
El Périgord, cuna de castillos, prehistoria y rebaños de ocas
El viajero ve a lo lejos un rebaño entre los campos, buscando las sombras de los árboles. Pero cuando se acerca, le llama la atención algo curioso: el rebaño no es de ovejas, ni de cabras. Es un rebaño de ocas. Ha llegado al Périgord de Francia, el valle del río Dordoña, que también podría llamarse el valle del foie gras.
Esta región es rica en historia, naturaleza y gastronomía. Ciudades medievales a la orilla del río hacen las delicias del viajero, como Sarlat, Beynac o Bergerac. Hay numerosos asentamientos del paleolítico, donde se han encontrado numerosos restos arqueológicos y pinturas rupestres. Cuevas con miles de estalactitas y estalagmitas se reparten por todo el valle. Y el foie gras y otros productos de la gastronomía francesa hacen de cualquier parada un festín.
Castillos a la orilla del río
En toda la región hay innumerables castillos, torreones de defensa y mansiones señoriales. Esto se debe a que el valle del río Dordoña era el camino real para llegar de la región del Limousin a la ciudad de Burdeos, y, como tal, fuente de atracción para los bandoleros. Por eso los habitantes construyeron muchos castillos defensivos a la orilla del río.
Los castillos de Beynac, Salignac, Milandes o Castelnaud son algunos de los más bonitos. El pueblo de La Roque Gageac está considerado uno de los más preciosos de Francia. Una de las mejores maneras de visitar la zona y ver todos los castillos en su esplendor es con un kayak o en uno de los muchos barcos turísticos que ofrecen rutas, recorriendo el río y dejándose sorprender en cada recodo.
Sarlat y Bergerac
El pueblo de Sarlat es uno de los más importantes de la zona, con muchos servicios. Estrechas calles medievales, palacetes góticos y renacentistas, todo el pueblo parece un escenario coqueto y seductor. En la plaza de la catedral se celebra en verano un festival de música y teatro, y todos los sábados se abre un mercado al aire libre de delicias gastronómicas que atrae a gente de toda la región. El mercado ya se celebraba en tiempos medievales, y es un punto de encuentro muy popular.
Esta preciosa ciudad medieval cuenta con un centro rico en monumentos e historia. En el campanario de la antigua iglesia de Santa María se ha instalado un ascensor de cristal, obra del arquitecto Jean Nouvel, para poder admirar la ciudad desde lo alto, con la sucesión de techos de pizarra.
Además, tiene numerosas tiendas y restaurantes donde comprar y degustar las dos grandes especialidades de la zona: el foie gras y la trufa. Se pueden encontrar en todas las variedades, con todos los ingredientes añadidos imaginables, o al estilo más puro. En todos los restaurantes están presentes, en recetas muy diversas. En la ciudad hay innumerables tiendas donde comprar productos relacionados con estas delicatessen gastronómicas.
Bergerac, por su parte, es la cuna del célebre personaje Cyrano de Bergerac, que cuenta allí con una escultura en su recuerdo. El centro medieval y la orilla del río proporcionan rutas agradables y fáciles. Un poco más allá está el santuario de la Virgen Negra de Rocamadour, lugar de peregrinaje de cientos de personas cada día. Se accede a través de una escalinata que salva el escarpado acantilado y en la que se sitúan multitud de leyendas.
Vida prehistórica
Las famosas pinturas rupestres de las cuevas de Lascaux, cerca de Montignac, son parada obligatoria. Descubiertas por casualidad en 1940, ofrecen con gran realismo escenas de caza, caballos o ciervos. Lo que se puede visitar es una reproducción idéntica a pocos metros de las originales, para preservarlas del deterioro.
A orillas del río Vezère se encuentran muchos otros yacimientos. En Les-Eyzies-de-Tayac se halla la llamada gruta del Hombre de Cromagnon, con un museo muy completo. Y algo más allá está el espectacular Roque de Saint Christophe. Allí se encuentra una de las más importantes aldeas trogloditas del mundo. Excavadas en la roca, desafiando la verticalidad de las pendientes a la orilla del río, son una visita impresionante.
Gastronomía
La gastronomía de la zona es muy rica, ya que al célebre foie gras se le añaden multitud de productos del bosque, que según la temporada protagonizan mercados al aire libre. Trufas, setas, nueces, castañas, un queso de cabra llamado cabécou, confites diversos, pastel de nueces o de frutos del bosque y los vinos autóctonos completan la visita a esta región.
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