El presidente estadounidense Donald Trump y la reinta de Inglaterra, Isabel II, en el banquete de Estado celebrado en el Palacio de Buckingham el pasado 3 de junio. La reina lleva puesta la famosa tiara. Getty Images
Internautas buscan explicación a la tiara que Isabel II lució en su último encuentro con el presidente estadounidense. Y no es la primera vez que sus complementos levantan alguna ceja
Lo bueno de una corona es que puede expresar realeza, estatus, historia y elegancia ... y también un solemne y finísimo insulto a aquel que se tiene delante. En el banquete de Estado ofrecido a Donald Trump en el palacio de Buckingham este pasado lunes, la etiqueta decía que ellos debían llevar esmoquin y, ellas, tiara.
En una nota recogida hace algunos años por la prensa británica, la casa joyera explicó que “los 96 rubíes son un gesto simbólico, ya que los rubíes en la cultura birmana protegen de la enfermedad y del mal"
El traje de Trump inspiró muchas bromas (desde los que lo comparaban con el hombre que explota en El sentido de la vida, la película de los Monty Python, a aquellos que señalaron que se podía trazar perfectamente sobre su figura la silueta de un pene). Sin embargo, un análisis más detallado por parte de algunos internautas de la corona que lució la reina de Inglaterra ha revelado algo muchísimo más interesante: que Isabel II podría haber troleado de forma elegantísima al controvertido presidente estadounidense.
Atención a la tiara escogida por la reina, conocida como Burmese Ruby and Diamond Tiara (o sea, tiara de diamantes y rubíes birmanos). La pieza tiene su propia historia, una que daría para escribir otro artículo completo. Contiene partes de una tiara que fue regalada a la reina por su boda (en 1947) y, además, 96 rubíes que Birmania regaló a la reina en los años setenta. La corona actual fue elaborada en 1977 por la histórica joyería londinense Garrard, favorita, además de Isabel II, de Diana de Gales y de Kate Middleton. En una nota de prensa recogida hace algunos años por la prensa británica, la casa joyera explicó que “los 96 rubíes son un gesto simbólico, ya que los estos en la cultura birmana protegen de la enfermedad y del mal: en este caso para proteger a la persona que los lleve de los 96 males que pueden afectar a los seres humanos”.
En este tuit un usuario observa el significado que el comunicado oficial de la joyería encargada de la tiara da a la pieza: "La reina llevó una tiara que le protege del mal durante la visita de Trump. ¡Estoy muriéndome de risa!".
Por supuesto, el chiste no ha tardado en correr como la pólvora: ¿estaba la reina intentando protegerse de ese mal llamado Donald Trump? Los más defensores de la realeza llaman a la calma. La revista Town and Country, una de las publicaciones más antiguas de Estados Unidos y biblia de la clase alta, ha aclarado en una columna de opinión que la reina pudo haber elegido la tiara para que su color rojo combinase con el azul y blanco de su vestido, conformando así los tonos de la bandera estadounidense.
Sin embargo, otros señalan que hay mucho más que estética en las elecciones de vestimenta y joyería de la reina de Inglaterra. Se calcula que Isabel II tiene 41 tiaras y se supone que conoce el significado de cada una de ellas. ¿Por qué elegir justo esta para mostrarse al mundo posando con Donald Trump?
Se trata además, según los más entendidos en la materia, de una que apenas suele utilizar. Y no es la primera vez que el mundo se detiene a analizar los complementos de la reina de Inglaterra y saca curiosas conclusiones: en el verano de 2018, en otro encuentro con Trump, Isabel II se puso para la ocasión un broche verde que le había regalado… Barack Obama. ¿Una reina punk? Al fin y al cabo, el punk también es una cosa muy británica.
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