lunes, 5 de diciembre de 2022

Cuando China está resfriada, el dolor de cabeza lo tenemos todos



Un hombre frente a una pantalla que muestra las cifras de PIB en Shanghái, China. (Alex Plavevski/EFE)



China ha dado signos de debilidad económica por primera vez en décadas después de la estricta política de 'cero covid' que ha provocado intensas protestas en todo el país



"Cuando China estornuda, el mundo se resfría". Esta conocida frase señala la importancia del gigante asiático para la economía global. Sin embargo, en los albores de 2023, habría que cambiar la frase por una pregunta: ¿Qué sucede en el mundo cuando China se resfría? El principal acreedor y socio comercial del globo pasa por un momento de turbulencias sociales, sanitarias y económicas. 2023 debía ser el año de la apertura tras la pandemia, de la recuperación y del asentamiento del sorpasso económico a Estados Unidos. Pero, a unas semanas de que concluya 2022, ese escenario está en duda.

La pandemia se ha convertido en el factor clave. El primer país en sufrirla parece ser el último en ser capaz de gestionarla. ¿Cuánto tiempo podrá resistir la economía China la política de cero covid? "Aún es pronto para que la economía china muestre fuertes signos de recuperación, pero somos optimistas con respecto a las perspectivas económicas, especialmente conforme las medidas de estímulo empiecen a funcionar en el sistema en la segunda mitad del año. Aunque las autoridades han suavizado su postura, el fuerte aumento de los casos de covid, así como de las muertes relacionadas con la pandemia en los últimos tiempos, podría dar lugar a nuevas restricciones y suponer un revés para el progreso de la reapertura del país", explica Nicholas Yeo, director de renta variable china de la firma abdrn.

"La política de cero covid se puede soportar, aunque a la larga se podría entrar en recesión. El problema es el coste que tiene en términos de crecimiento. El objetivo de conseguir tener el PIB de EEUU prácticamente lo fulminas en este escenario. Estructuralmente, China ya va a crecer cada vez menos y esta última fase de convergencia con EEUU salta por los aires. Geopolíticamente hablando es muy importante acabar con las restricciones", opina Alicia García Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico en el banco de inversión Natixis.

Los viejos fantasmas del posible estallido de la burbuja inmobiliaria china, lo que convertiría el resfriado en un gripazo, generan incertidumbre. Las múltiples obras paralizadas en el país por la pandemia generan el temor a una escalada de impagos hipotecarios, pero el Gobierno de Pekín está respaldando con ayudas al sector y los impagos se mantienen bajos. El peculiar "socialismo chino", del que presume el presidente Xi Jinping, tiene su propia hoja de ruta para combatir esta crisis. "A diferencia de otros grandes bancos centrales, el Banco Popular de China no se ha sumado a la tendencia mundial de elevar bruscamente los tipos de interés oficiales, ayudado por los niveles relativamente bajos de inflación en el país. Al mismo tiempo, la política fiscal china también ha sido más favorable en comparación con el resto del mundo", explica Yeo.

El problema es que los analistas creen que la estrategia de cierre ha fracasado y se han perdido tres valiosos años. Pekín presume de salvaguardar vidas y de que abrir saldría hoy más caro también económicamente, pero ese es un mensaje que parece tener más sentido en el escenario de 2020 que en el de 2022. "Ese es un argumento en realidad falaz que me recuerda al titular de un editorial del Washington Post que decía Una política de covid cero es una pandemia en proceso. Explicaba que ese coste no lo eliminas, solo lo retrasas en el tiempo. Y lo único que puedes hacer es prepararte aumentando camas UCI y vacunando, cosas que China no ha hecho. Es verdad que ahora no pueden abrir porque el coste económico es muy grande, pero es que ya ha llovido desde que hemos empezado con esto. No se justifica que no se hayan preparado", señala García Herrero.

"El enfoque tan gradual de Pekín es una muestra de que es consciente del riesgo que supone la sobrecarga de su sector sanitario, al tiempo que trata de garantizar que el coste económico de su política de cero Covid no sea demasiado doloroso para el país", señala, por su parte, Nicholas Yeo.


Esperanzas para 2023

El año nuevo empieza con un "resfriado" de un país conocido por la mayoría de países por gozar de un vigoroso estado de salud. China crecerá en torno al 3% en 2022, una cifra por debajo del 5% proyectado. ¿Qué expectativa hay para 2023? "Somos optimistas. Cabe destacar que el probable próximo primer ministro Li Qiang es una figura favorable a la actividad empresarial, lo que podría dar lugar a sorpresas al alza tras dos años en las que las bolsas chinas se han comportado peor que los principales mercados estadounidenses e indios. Los mercados de China no necesitan muchos catalizadores para recuperarse", analiza Yeo.

García Herrero, por su parte, cree que "el crecimiento para 2023, si abren (en relación a la apertura de la política de cero covid) del todo como muy tarde a mitad de año, sería un 4,3%. Eso es bajo, pero sería mejor que este ejercicio. Si no abren podría ser por debajo del 3%".

La Guerra de Ucrania y un posible conflicto en Taiwán son parte esencial en el devenir económico de China y del resto del mundo. "Ucrania no afecta en nada a China. Se perjudica con el precio de las materias primas, pero lo equilibra porque compra barato a Rusia. No es relevante aquí. Taiwán es muy importante, pero por el momento el riesgo de un conflicto es muy bajo. China intentará a la larga negociar", señala la economista española residente en Hong Kong.

Una opinión parecida tiene Yeo, que además resalta el rol de la respuesta occidental al ataque ruso en Ucrania. "Como novedad, el Partido Comunista de China modificó su constitución para incluir una cláusula para 'oponerse resueltamente a la independencia de Taiwán y disuadirla'. A pesar de esto, no creemos que haya un riesgo inminente de invasión. Por un lado, esto sería muy contraproducente para los objetivos a largo plazo de Xi para China, que necesita el capital extranjero, la tecnología y el apoyo de los mercados financieros. La respuesta unificada de Occidente a la invasión de Ucrania, incluida la utilización del sistema del dólar contra Rusia, también habría hecho reflexionar a China".

El economista tampoco cree en una nueva Guerra Fría dentro del contexto geopolítico actual. "Dado lo entrelazados que están EEUU y China, en términos de comercio mundial, creemos que es improbable una separación de las dos economías al estilo de la Guerra Fría".

La superpotencia china, por ahora, tiene solo una debilidad en el tablero global: la alta tecnología. "Aún no hay una alternativa a los semiconductores de Taiwán. Aunque China puede estar por delante de algunos de sus competidores en algunos ámbitos del desarrollo de chips semiconductores, sigue estando rezagada en la tecnología más puntera y sigue dependiendo en gran medida de los proveedores extranjeros, sobre todo de Estados Unidos. El país importa actualmente más de 300.000 millones de dólares de semiconductores al año, y China sigue siendo el mayor comprador de propiedad intelectual estadounidense en Asia-Pacífico".

Para superar ese déficit, el Gobierno de Pekín lleva años implementando un ambicioso programa universitario para generar una mano de obra ultracualificada. Anualmente, hay muchos más graduados en tecnología en China que en EEUU o la UE, pero esta ventaja no tiene por qué ser definitiva. "El número de graduados no es clave. Dinamarca es un país pequeño y tiene un montón de patentes en temas de energía eólica. No basta con tener licenciados. Es verdad que China tiene una gran potencia de matemáticos, físicos… pero hay campos muy importantes como la computación cuántica o los semiconductores donde necesita tiempo para alcanzar a EEUU y puede que no lleguen nunca", recuerda García Herrero.


El Gobierno de Xi, entre las cuerdas

En medio de todo ese complicado escenario geopolítico internacional, China se enfrenta en este momento a la mayor oleada de protestas internas de las últimas décadas. La población está desafiando al Gobierno central y eso puede empujar a algunos cambios sin que el país haya sido capaz de prepararse sanitariamente para combatir el virus. "China no está preparada desde el punto de vista sanitario. La vacunación por encima de los 80 años es menos del 40%. Tampoco hay UCI suficientes. Por algún motivo, en vez de prepararse, ha estado haciendo tests masivos. No han pensado en la inmunidad colectiva. No sé el porqué, igual tienen otros planes y nos estamos mirando el ombligo sobre el covid y el motivo es otro. Eso no lo sabemos", manifiesta la economista y analista española.

¿Van a obligar las protestas a precipitar una apertura? "No hay aún signos de que eso suceda. Si siguen con los confinamientos, el coste económico será alto porque la inversión se irá. No toda, pero seguramente que no entrará nueva y alguna saldrá. La inversión interna también se detiene en una situación así", vaticina García Herrero.

"En los últimos meses, se ha producido una ligera relajación de las restricciones y, sobre todo, se han incrementado los esfuerzos para aumentar las tasas de vacunación y la capacidad de los hospitales, lo que permitirá que el país empiece a abrirse. Consideramos que el enfoque tan gradual de Pekín es una muestra de que es consciente del riesgo que supone la sobrecarga de su sector sanitario, al tiempo que trata de garantizar que el coste económico de su política de cero covid no sea demasiado doloroso para el país", dice Yeo.

En definitiva, si China se resfría, los síntomas los sufriremos todos. "En general, el país desempeña un papel clave en la economía mundial. Es la mayor potencia manufacturera del mundo y la segunda economía mundial después de la estadounidense. Consideramos que la reapertura de China es el principal catalizador para mejorar las perspectivas económicas globales en el año que viene", concluye Yeo.




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04/12/2022 - 15:33
www.elconfidencial.com/mundo/2022-12-04/china-resfriada-dolor-cabeza-tenemos-todos_3534222/