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Los expertos prevén que el crudo ruso siga fluyendo sin dificultades al mercado, tras la imposición de un tope de precios que sitúa la cotización actual del petróleo de los Urales
El petróleo se sumerge en una nueva etapa con el inicio desde este mismo lunes del veto impuesto por Europa a la compra por vía marítima de crudo ruso y la imposición, en paralelo, por parte del G-7, de un tope de precios para la compra de la materia prima proveniente de Rusia.
Durante semanas, los expertos del sector han estado haciendo sus cábalas sobre cómo podrían afectar estas medidas tan inusuales al mercado petrolero. Con la producción de uno de los tres principales oferentes mundiales (genera alrededor del 10% de la oferta mundial) en el centro de las sanciones, las discusiones sobre qué parte de la oferta se reconduciría hacia otros mercados y qué parte se acabaría perdiendo han inspirado multitud de análisis sobre el cambio de era que se avecina en el mercado del crudo.
Aún son muchos los puntos que quedan por aclarar y, precisamente, la incertidumbre sobre su impacto ha sido la principal razón para que los delegados de la OPEP+ decidieran este fin de semana mantener sin cambios su política de producción. La calma que se respira este lunes en los mercados de materias primas, con los precios del barril West Texas y Brent repuntando en torno al 2%, también puede entenderse como muestra de la ausencia de unas perspectivas claras sobre hacia qué situación se dirige el petróleo.
El tope impuesto por el G-7 se sitúa por encima del precio de mercado del crudo ruso
Pero a la espera de acontecimientos, lo que parece claro es que, al menos a corto plazo, Rusia no tiene las papeletas para salir seriamente dañada. El tope al precio de 60 dólares impuesto por el G-7 parece una vía clara de escape para que el crudo ruso siga fluyendo al mercado.
La clave está en que, tras meses preparándose para estas sanciones, Rusia ya ha logrado redirigir una gran parte de su oferta fuera de los mercados europeos –principalmente hacia Asia, con China e India como principales clientes–, asumiendo ciertos descuentos para colocar su producción.
Unos descuentos, que, precisamente, sitúan el precio del petróleo ruso en los mercados por debajo del tope impuesto por el G-7, concretamente, en torno a los 55 dólares. “El límite aún está por encima de lo que Rusia recibirá por sus Urales [la referencia clave del petróleo ruso], lo que pone en duda la eficacia del límite en este momento”, corroboran los analistas de ING, que prevén que el Gobierno de Putin siga colocando su oferta sin necesidad de reducir la producción.
Similares mensajes han sido emitidos por firmas como JPMorgan o Vanda Insights, que tacha el impacto del tope a los precios del crudo como “insignificante”, según recoge la agencia Bloomberg.
Rusia ha señalado con insistencia que se negaría a vender su petróleo a los países que se ciñeran al tope impuesto por el G-7. Pero mientras este tope no afecte a los precios reales del mercado, probablemente las autoridades rusas mantendrán el flujo de crudo, que les provee de unos ingresos muy necesarios para sufragar sus esfuerzos bélicos en Ucrania. Los clientes parecen asegurados y, con estos precios, la logística (los buques y los seguros podrían verse en riesgo si no se respetaran los topes), también.
“Creemos que mientras el límite de precios continúe ajustándose a las tasas del mercado, Rusia aceptará acuerdos con los compradores directamente y continuará abasteciendo”, señalan en este sentido los analistas de JPMorgan.
Los clientes y la logística para la venta del crudo ruso parecen asegurados
Es cierto que, ante una nueva escalada de los precios del crudo, el precio de venta del mercado de la variedad de los Urales podría incrementarse hasta poner a prueba la efectividad del actual tope. Y también que los países del G-7 se han comprometido a evaluar periódicamente el mismo y ajustarlo para asegurar su eficacia.
Pero la fijación a día de hoy de un tope de 60 dólares parece evidenciar que en el complicado equilibrio entre castigar a Rusia y no golpear a la economía internacional provocando un incremento de los precios del petróleo, las principales potencias han priorizado esto último, convirtiendo así esta nueva ronda de sanciones más en un anuncio de cara a la galería que una medida efectiva contra los intereses del Gobierno de Putin.
El mercado del petróleo inicia desde este lunes una nueva etapa de consecuencias aún por descubrir. Rusia puede confiar en que si alguien sale perdiendo, a corto plazo, no serán sus finanzas.
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05/12/2022 - 14:49
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