viernes, 19 de mayo de 2023

El comercio fantasma da vida a Rusia: por qué millones en productos de la UE se pierden por el camino

 



  • Los productos tienen etiquetas falsas para sortear los controles de la UE
  • Los contenedores tienen un destino teórico pero en la práctica acaban en Rusia
  • Los países bálticos están tomando medidas para cortar el flujo de Rusia



La economía de Rusia está manteniendo el tipo pese a las fuertes sanciones impuestas por Occidente. El PIB podría incluso terminar creciendo este año contra todo pronóstico. Una parte de esta sorprendente resiliencia parece estar directamente relacionada con la 'desaparición' de millones de euros en artículos que exporta Occidente y que a su vez son bienes clave para la industria y el ejército ruso. Frente a lo que dicen las etiquetas de envío y datos oficiales, estos bienes estarían acabando en Rusia a través de ingeniosas técnicas que permiten a Moscú mantener su economía a flote y su ejército listo para seguir combatiendo.

Más de 1.000 millones de dólares en bienes que la UE tiene vetados a Rusia han desaparecido como por arte de magia del comercio internacional. Estos bienes, muchos de ellos con tecnología que puede usarse con fines militares, han desaparecido en medio de unas rutas comerciales que tenían como punto de origen los países de la Unión Europea y como destino a los socios económicos de Rusia.

Este es el conocido como flujo 'comercial fantasma'. Desde la Comisión Europea y otros organismos occidentales creen que este tipo de comercio está ayudando a sostener la economía de Vladimir Putin en tiempos de guerra. 

El ingenio de Moscú para seguir importando bienes intermedios clave está permitiendo que la economía se mantenga relativamente estable tras la recesión sufrida en 2022. Por ejemplo, la producción industrial aumentó un 1,2% en marzo (último dato disponible) respecto al año anterior, según el Servicio Federal de Estadísticas, muy por encima de la caída del 1,4% esperada en una encuesta de economistas de Bloomberg. La minería y la extracción de recursos cayeron un 3,6%, pero la agencia no desglosó los datos de producción de petróleo, a diferencia de publicaciones anteriores.

La producción industrial aumentó más de un 6%, impulsada por un crecimiento del 30% en los "productos metálicos terminados", que incluyen armas y municiones. Los ordenadores, los productos electrónicos y ópticos, que según los economistas probablemente incluirán piezas para aviones y motores de cohetes, así como miras ópticas y otros sistemas, crecieron un 23%.

¿Cómo está consiguiendo Rusia todo lo que necesita para seguir produciendo? Existen varias vías que ya han sido reveladas por eleconomista.es en diversas publicaciones. Sin embargo, el Financial Times ha revelado un nuevo 'coladero' utilizando datos públicos analizados de comercio: solo la mitad de una muestra de 2.000 millones de dólares en bienes consideradores de "doble uso" (uso que puede ser tanto civil como militar) enviados desde la UE han llegado realmente a sus destinos declarados en ciudades de Kazajistán, Kirguistán y Armenia. ¿Dónde están los otros 1.000 millones de dólares en bienes exportados? Todo hace indicar que se han quedado 'atrapados' en Rusia.

Estos bienes, que la UE considera que tienen usos potenciales para los servicios militares o de inteligencia y están sujetos a controles de exportación, pueden haber entrado a Rusia directamente desde la UE con el pretexto de que solo iban a pasar por tierras rusas para llegar a otros destinos.

Una parte desproporcionada de las exportaciones fantasma, que nunca llegaron a su destino oficial, salieron de la UE, desde los países bálticos, fronterizos con Rusia y Bielorrusia, y tenían como destino otras economías que se encuentran dentro de la órbita rusa. No obstante, nunca llegaron a estas economías.

Kazajistán, Kirguistán y Armenia

Los artículos se enviaron en 2022 después de que diese comienzo el ataque de Rusia a Ucrania. Desde entonces, el comercio de bienes sensibles de la UE con Kazajistán, Kirguistán y Armenia, tres estados exsoviéticos que ahora se encuentran dentro de una unión económica con Rusia, aumentó a niveles sin precedentes.

La discrepancia en los registros sugiere que Rusia ha eludido las sanciones generalizadas a través intermediarios, agentes o proveedores que colocan destinos falsos en las declaraciones de aduanas de la UE. La técnica ha ayudado a Moscú a mantener el acceso a productos europeos cruciales, incluidos componentes para aviones, equipos ópticos y turbinas de gas.

"¿A dónde más podría ir?" Se pregunta Erki Kodar, ministro estonio. "¿Por qué esos países de repente necesitarían esos bienes en este momento? ¿Quién necesita más esos bienes en la región? Obviamente, es Rusia", sentencia

Una cantidad de bienes notable

Para algunas categorías específicas de bienes, incluidas turbinas de gas, soldadores y equipos de transmisión de radio, casi ninguno de los artículos enviados desde la UE parece haber llegado a sus supuestos destinos, según los datos de importación.

Este comercio perdido subraya la complejidad que supone cerrar el acceso de Rusia a bienes sensibles, incluso cuando los artículos están sujetos a restricciones concertadas por las naciones del G7. Rusia es el país más grande del mundo en cuanto a superficie y hace frontera con más de diez países, de los cuales, muchos se encuentran alineados con Moscú o muestran cierta neutralidad en el conflicto entre Rusia y Ucrania (como es el caso de China). Es muy difícil poner puertas al campo.

"Algunas discrepancias en las estadísticas del comercio mundial no son inusuales, pero esto va más allá de los típicos errores menores", asegura Elina Ribakova, investigadora principal del Instituto Peterson de Economía Internacional.

"Ha llevado casi una década y muchas multas multimillonarias para que el sector financiero comenzara a prestar atención a las sanciones. ¿Por qué las empresas se iban a comportar de forma diferente con los controles de exportación?", se pregunta esta experta. 

Los esfuerzos occidentales para endurecer las sanciones se han centrado en gran medida en las lagunas en torno a la reexportación, donde los productos llegan a Rusia a través de un tercer país. El análisis de FT sugiere que el 'comercio fantasma', que se centra en los artículos que se pierden por el camino y nunca llegan a su destino, también ha sido un gran apoyo económico para Rusia.

La UE ya ha tomado medidas

En febrero, la UE prohibió el comercio de bienes de doble uso a través de Rusia, lo que significa que no pueden entrar a Rusia directamente desde la UE, incluso si en última instancia están destinados a otro país.

Pero los funcionarios de los estados bálticos temen que la prohibición siga siendo insuficiente para detener el flujo y están tratando de detener este tipo de 'contrabando' a nivel nacional. Lituania ha presionado para que se impongan unas restricciones más duras en una gama más amplia de productos sensibles y de doble uso, en particular tecnología avanzada y piezas de aviación, y quiere detener el envío de productos prohibidos a los aliados de Rusia y Bielorrusia. Los ministros también han comenzado a buscar medidas nacionales para evitar que algunos artículos salgan de Lituania.

Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, también ha lanzado un mensaje a las empresas de su propio país a las que tacha de hipócritas en algunos casos: "Usáis muchos las palabras con el tema de Ucrania y Rusia y la seguridad?... pero de forma velada... estáis llegando a acuerdos con Moscú".

Estos países han contribuido también a abastecer al Gobierno de Vladimir Putin revendiendo (reexportando) los bienes que importan de la UE. Armenia o Kazajistán tienen vía libre para comprar prácticamente de todo a Europa, por lo que además de la vía expuesta anteriormente, estos países están disparando las importaciones de bienes europeos que sí llegan a estos países (es comercio real en oposición al comercio fantasma), para luego revenderlos a Rusia. Esto ha provocado que se dispare el comercio entre la UE y estos países y entre Rusia y dichas economías (Armenia, Kazajistán y Kirguistán).

Gabrielius Landsbergis, ministro de Relaciones Exteriores de Lituania, asegura que la UE necesitará mucha "voluntad política" para adoptar las medidas necesarias para hacer cumplir el régimen de sanciones contra países o empresas que no cumplen. "Estamos listos para tomar medidas nacionales para asegurarnos de que las tecnologías sensibles no aparezcan en el campo de batalla", aseguraba.

Una tercera vía que está usando Rusia para mantenerse con vida es ya de sobra conocida: la venta de petróleo a países con gran capacidad de refino, que después exportan el diésel y la gasolina a Europa. Justo esta semana, Josep Borrell, alto representante de política exterior de la UE ha asegurado que Europa debería tomar medidas enérgicas contra la reventa de petróleo ruso que viene desde la India en forma de combustibles refinados, incluido el diésel.

Borrell ha asegurado que Bruselas sabía que las refinerías indias estaban comprando grandes volúmenes de crudo ruso. Ahora ha llegado el momento de hacer algo para detener esta dinámica. "Si entra en Europa diésel o gasolina? que proviene de la India y está producida con petróleo ruso, eso es sin duda una elusión de las sanciones y los estados miembros deben tomar medidas", ha asegurado Borrell.

El trabajo se le acumula a Bruselas. Por un lado, debe abordar el 'comercio fantasma', es decir, los productos que se quedan dentro de Rusia cuando su destino original era diferente. Por otro lado, el comercio de bienes europeos que sí llegan a otros países, pero que al final son revendidos por estas economías a Rusia. Por último, la cuestión energética que incluye a potencias como la India y China, que están comprando petróleo ruso a espuertas para revenderlo en forma de refinados a Europa.

Se espera que la Comisión Europea siga endureciendo sus sanciones para reducir los ingresos de Rusia. Hasta ahora, las sanciones han logrado rebajar en parte los ingresos de Moscú, que ha 'quemado' en cuatro meses todo el déficit previsto para este año. Sin embargo, los esfuerzos parecen insuficientes, sobre todo para los países bálticos o Polonia, que reclaman unas políticas más duras para intentar asifixiar a la economía de Rusia.