Santa Fe y Albuquerque, escenarios de series como 'Breaking bad' y 'Better call Saul', se han convertido en el hogar de una comunidad de marchantes, diseñadores y arquitectos que levantan casas espectaculares
En el primer guion de la aclamada serie Breaking bad, las aventuras y desventuras de su protagonista, Walter White, tenían como escenario la soleada California. Así lo había escrito el creador de la serie, Vince Gilligan, y así lo tenía en su cabeza. Sin embargo, los productores tenían otras ideas: Walter White y su familia iban a vivir en Nuevo México; el quinto estado más vasto de país pero, a la vez, el menos poblado.
Con una fuerte influencia hispana, ya que no formó parte de Estados Unidos hasta 1848, como consecuencia de la guerra entre México y EE.UU., el hoy estado 47.º está jalonado por llanuras y desiertos, sierras con nombres bíblicos y carreteras sin apenas tráfico. Pero, sobre todo, por unos cielos límpidos y azules, que nada tienen que envidiar a los de California. Ese fue uno de los argumentos de los productores para convencer a Gilligan. Sin embargo, como él mismo explicó a The New Yorker, lo que le hizo cambiar de opinión fueron, principalmente, las ventajas financieras que se ofrecían para rodar en Nuevo México.
No se arrepintió. Aquel cambio de escenario resultó ser, en palabras del artífice de la también popularísima Better call Saul: “La mejor cosa que nos pudo ocurrir a nivel creativo”. No solo ahorraron un montón de dinero: “Sino que nos permitió rodar en estos increíbles paisajes cinematográficos, dentro y fuera de Albuquerque. Es un lugar impresionante, bello, que me recuerda a los escenarios de esos westerns maravillosos”. Sin Nuevo México, sintetizó Gilligan: “El show no hubiera sido el show”.
Con algo más de medio millón de habitantes, Albuquerque es la ciudad más poblada del estado, mientras que su capital, Santa Fe, situada a una hora en coche, es mucho más discreta a nivel demográfico. Entre ambas, están el desierto y lugares con nombres como Algodones, La Ciénaga, Agua Fría, el monte Sandía e, incluso, Madrid, donde viven 247 vecinos. También están las hermosas montañas de la Sangre de Cristo y una serie de parques naturales y reservas de las naciones indias (navajos, apaches, pueblo…) de una belleza espectacular.
El adobe, ladrillo hecho de barro y paja, material por excelencia de la arquitectura de Nuevo México, domina en exteriores
De las dos principales ciudades de Nuevo México, Albuquerque es donde se realizaron más localizaciones para Breaking bad y Better call Saul. Como el despacho del abogado Saul Goodman, en un local cutre de manicura (Day Spa & Nail) situado en una especie de polígono industrial. O la casa de su hermano Chuck; una elegante vivienda de madera rodeada de los frondosos árboles que parecen abundar en la zona. El adobe, un ladrillo hecho a base de barro y paja, material por excelencia de la arquitectura vernácula de Nuevo México, es otro elemento omnipresente en los exteriores. De hecho, en Santa Fe, la legislación exige que todos sus edificios (incluso parkings) parezcan haber sido construidos con adobe.
Esta ciudad, donde se ubica el museo de Georgia O’Keeffe, se ha convertido en los últimos años en un vibrante centro artístico, que ha atraído a coleccionistas, marchantes de arte, diseñadores y arquitectos. Muchos, como el creador de Breaking bad, se enamoraron de los paisajes y el clima de la zona. “Ventanas abiertas en verano y calefacción radiante en invierno. Ni moscas ni mosquitos”, asegura el propietario de una de las casas fotografiadas en Santa Fe Modern.
Este libro de la editorial Monacelli, con fotografías del texano Casey Dunn, documenta cómo Nuevo México y su desierto se han convertido en el lugar escogido para unas nuevas élites del mundo del arte. En su mayoría, personas procedentes de otros estados (Nueva York, California…) quienes, como hizo en su día Georgia O’Keeffe, acabaron seducidos por la luz, el paisaje y la generosidad de los espacios.
En consonancia, las casas son siempre muy amplias, construidas con muros gruesos para contener el fresco en verano y repeler el frío en invierno. Algunas conservan el adobe original, otras lo evocan, pero las fachadas siempre se pintan en los tonos de la tierra. Abundan los patios, para invierno y verano, las formas circulares, inspiradas en las kivas de los indios pueblo y anasazi y las chimeneas, incluso en los dormitorios. Los grandes ventanales acristalados, para no perderse un minuto las vistas al desierto, son una concesión a la modernidad.
Mientras los jardines son áridos y a menudo se funden con el entorno natural, los interiores son muy sofisticados: piezas de mobiliario de autor se combinan con obras de arte, mayoritariamente contemporáneo. Esculturas, pinturas y fotografías que se exhiben en grandes salones (el espacio no es un problema en Nuevo México), con paredes blancas y estucadas, bajo techos con vigas de madera. En definitiva, casas radicalmente contemporáneas que, a la vez, conectan con un paisaje cinematográfico.
Eva Millet
03/05/2023 06:30
https://www.lavanguardia.com/magazine/diseno/20230503/8923714/nuevas-elites-mundo-arte-eligen-vivir-nuevo-mexico-desierto.html