- El IPC interanual está a punto de entrar en territorio negativo en China
- La inflación muestra un comportamiento similar al de pasadas recesiones
- Los expertos destacan la debilidad externa y creen que el año será desafiante
La economía de China se encuentra en plena reapertura después de un 2022 marcado por el covid y los férreos confinamientos. Tras un año para olvidar, este 2023 estaba llamado a ser el año de la gran recuperación China. Sin embargo, algunos datos relevantes están generando cierto desconcierto en el gigante asiático y en la economía global. El más evidente es la inflación, que contra todo pronóstico cayó al 0,1% interanual y se mantuvo en territorio negativo en términos intermensuales. El IPC chino se está comportando como si el mundo ya hubiera entrado en recesión, pese a que los datos globales de PIB y los PMI no dicen eso ni mucho menos. La debilidad de la demanda externa, junto a la interna, está llevando a los precios chinos a seguir el patrón de pasadas recesiones, mientras que los asesores del Banco Popular de China buscan fórmulas agresivas (rebajas de impuestos, usar el 'helicóptero del dinero') para reanimar la economía.
El índice de precios al consumidor (IPC), principal indicador de la inflación en China, volvió a frenar su avance al registrar un crecimiento del 0,1% interanual en abril. En marzo, el indicador ya había marcado su ritmo más bajo en un año, al frenar su ritmo de crecimiento desde el 1% de febrero hasta un 0,7%. El dato ofrecido este jueves por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) quedó 0,3 puntos por debajo de lo vaticinado por los analistas y marca el nivel más bajo desde comienzos de 2021. El dato es sorprendente, puesto que la inflación debería estar recuperándose a medida que los hogares chinos vuelven a la normalidad y recuperan cierta certidumbre tras el fin de las medidas de covid cero. No obstante, existen algunos factores que pueden explicar esta debilidad.
Xinyu Ji, economista de Citigroup, destaca la debilidad de estos datos: "La inflación ha sorprendido a la baja por tercer mes consecutivo. Los precios de los alimentos, junto con el efecto base del año pasado, y la débil inflación de los bienes, especialmente los combustibles y los bienes duraderos, no están ayudando con el número principal", asegura la economista de Citi.
Aunque los precios puedan estar cerca de tocar fondo, "la perspectiva de la inflación no es reconfortante con la recuperación desigual de China. La recuperación de los servicios ha sido lo suficientemente fuerte como para respaldar el IPC general con el impulso de la reapertura inicial, pero no lo suficientemente fuerte como para respaldar los precios en general, además, el impulso inicial está a punto de desvanecerse. Esta impresión de inflación tan suave podría forzar más medidas políticas". Un célebre asesor del Banco Popular de China ya dejó caer que quizá sería necesario implementar una suerte de 'helicóptero del dinero' (dar cheques a las familias) para reanimar la demanda interna y ser menos dependientes de una demanda externa que no parece despertar.
Mes tras mes, los analistas están fallando con las previsiones de inflación para China. Antes de que se publique el dato, los expertos apuntan demasiado largo. Finalmente, el dato que publica el ONE (el instituto de estadísticas de China) queda por debajo de las estimaciones, algo desconcertante en medio de la recuperación económica del país.
Una trayectoria semejante de la inflación se ha visto en periodos como la crisis de los 'Tigres Asiáticos' en 1997-1998, en la crisis de las punto.com en 2000-2001, en la crisis financiera de 2008 o a comienzos del covid. Estas caídas de la inflación en China fueron producto de la debilidad de la demanda exterior, que provocó un descenso de las ventas al exterior de su poderosa industria. China es la 'fábrica del mundo', cuando el mundo se debilita, las fábricas chinas reducen su actividad y se ven forzadas a mejorar sus precios para intentar colocar su producción en un entorno de menor demanda.
Llama la atención que, en esta ocasión, tanto la inflación como la industria china están mostrando una tendencia que recuerda a la de crisis anteriores, con la diferencia de que en esta ocasión el mundo no está en recesión (todavía) por mucho que se anticipe su pronta llegada, según varios indicadores financieros. Es cuando menos desconcertante. Aunque las exportaciones crecieron un 8% en abril, se desaceleraron de forma intensa respecto a marzo (habían aumentado un 14%), mientras que los analistas vaticinan un futuro más incierto.
Daniel Moss, analista de Bloomberg, comenta que esta debilidad en los precios es "indicativo de una demanda por debajo de la media en al menos algunas partes importantes de la economía. Se ha dicho que la recuperación es desigual: un sector manufacturero y de exportación que está luchando contra la desaceleración del crecimiento global (los rumores sobre una recesión en EEUU suenan cada vez con más fuerza). Los indicadores clave de la industria han languidecido en los últimos meses". Da la sensación de que el sector manufacturero se enfrenta a una recesión, mientras que los servicios se mantienen fuertes.
Industria y exportaciones
"Dadas las perspectivas sombrías de la demanda externa, creemos que las exportaciones disminuirán aún más antes de tocar fondo a finales de este año", aseguraba Zichun Huang, economista de China en Capital Economics en una nota. Esto tiene su reflejo en la industria del 'gigante asiático'.
Alicia García-Herrero, directora de Natixis para Asia Pacífico, explica que "la industria de China apunta claramente a un panorama mucho más sombrío que los servicios. La producción industrial y la inversión en manufactura han sido decepcionantes, con una caída de los beneficios industriales de más del 20% en los primeros cuatro meses de 2023. Aunque las exportaciones de China parecieron favorables en marzo, el subcomponente del PMI manufacturero para pedidos de exportación muestran dificultades", sostiene la experta en una nota para clientes.
Los precios industriales caen
La ONE también hizo hoy público el índice de precios a la producción (IPP), que mide los precios industriales y que cayó un 3,6% interanual en abril, un descenso 1,1 puntos más acusado que el registrado el mes anterior y más pronunciado que el vaticinado por los expertos, que avanzaron una caída del 3%.
Dong señaló las "fluctuaciones de los precios internacionales de las materias primas", la "generalmente débil demanda del mercado interno y externo" y el efecto de base como factores que explican la caída del IPP.
Por su parte, Capital Economics recordó que la cifra de abril del IPP es la más baja en los últimos 35 meses y apuntó que, aunque la base comparativa de 2022 también desempeña un papel importante a la hora de explicar las cifras, el indicador experimentó una caída intermensual del 0,5%, con metales y energía sufriendo los mayores descensos.
El crédito no se recupera
Todo lo anterior guarda también cierta relación con la debilidad en la demanda de crédito en la economía china. Si las exportaciones no terminan de encender el crecimiento, una demanda de bienes duraderos alimentado por el crédito podría ayudar a China. Sin embargo, esto no está ocurriendo. "La implicación es que la demanda de crédito está fallando, lo que sugiere que no deberíamos tener grandes esperanzas en la demanda interna se recupere más adelante en el año", aseguran desde Capital Economics.
Para ser claros, la mayoría de la evidencia sugiere que el repunte económico inicial desde diciembre ha sido fuerte. El gasto minorista puede incluso haber devuelto las ventas a su tendencia anterior al covid. No obstante, "la recuperación parece estar perdiendo fuerza. Y dado que es probable que la demanda extranjera también sea más débil, la segunda mitad de 2023 será económicamente desafiante", admiten los economistas de Capital Economics.
La curva de tipos, los agregados monetarios y ahora la inflación de China están mandando señales de aviso claro: la economía global se enfrenta a una desaceleración que ciertos tintes de recesión, al menos en los países desarrollados (son los grandes clientes de China). Aunque correlación no implica siempre causalidad, lo cierto es que los datos industriales y de IPC en China son coherentes con una economía global deteriorada y dominada por la incertidumbre.