Nadie estará a salvo. (Andrea Piacquadio/Pexels)
Según Ben Goertzel, Avi Loeb y Warren Buffett, la eliminación del 80% de los trabajos será buena para la humanidad a largo plazo. El problema es el nefasto impacto social a corto plazo
Uno de los mayores expertos en inteligencia artificial cree que la inteligencia artificial eliminará el 80% de todos los empleos pero que esto no es algo malo: "No creo que sea una amenaza [...] El problema que veo es en el período intermedio, cuando las IA hagan que el empleo humano sea obsoleto... No sé cómo resolver los problemas sociales [que esto va a provocar]".
Son las palabras de Ben Goertzel, el científico cognitivo e investigador de IA que ayudó a popularizar la expresión de “inteligencia artificial general” (AGI). Según Goertzel, que la IA elimine todos estos trabajos “es un beneficio. La gente puede encontrar mejores cosas que hacer con su vida que trabajar para ganarse la vida... Casi todos los trabajos que impliquen papeleo deberían ser automatizables.”
Catástrofe social a corto y medio plazo
Según Ben Goertzel, no hará falta llegar a la IA general — una inteligencia capaz de crear y enfrentarse al mundo como la inteligencia humana pero infinitamente más potente — para que este cambio suceda. "Probablemente podrás eliminar el 80 por ciento de los trabajos que hace la gente sin tener una AGI. No con ChatGPT exactamente como producto. Pero con sistemas [especializados] de esa naturaleza, que van a aparecer en los próximos años”. afirma.
Según un estudio de OpenAI, de ese 80% de profesionales afectados por la IA, por lo menos un 10% de su actividad será totalmente reemplazada por IA de forma inminente. Y casi un 20% de todos los trabajadores verán como la IA realizará la mitad de sus tareas. En estos primeros compases, esto está provocando simultáneamente la pérdida de puestos de trabajo en los sectores industriales más vulnerables y, a la vez, el aumento de la productividad en las empresas.
Pero Goertzel insiste en que es algo positivo a largo plazo, una opinión que comparten otros científicos y filósofos, como Avi Loeb, el astrofísico de Harvard que hace poco reflexionaba sobre el tema en su columna en las páginas de Novaceno. En una entrevista por videoconferencia desde su despacho en la Universidad de Harvard, Loeb me contó cómo cree que el ser humano se sobrepondrá al escenario de la falta total de empleo.
“Los homínidos primitivos se pasaban la mayor parte del tiempo masticando porque la comida no estaba cocinada y había que digerirla. Luego descubrimos el fuego y empezamos a cocinar, lo que nos ahorró todo ese tiempo”, me decía. “Después, el uso de herramientas para cazar ahorró más tiempo y así con todas las revoluciones tecnológicas posteriores”. Como Goertzel, Loeb aclaraba que, efectivamente, el problema radica en la necesidad de la reorganización de la sociedad. Si eliminamos la necesidad de trabajo, ¿cómo se puede ganar un salario? “Tendremos tiempo para dedicarnos a cualquier cosa, a crear, a investigar, hacer sencillamente lo que nos guste”, apuntaba. Pero eso requiere una nueva estructura social y económica que, definitivamente, no es la que tenemos hoy en día. Para Loeb, es preocupante que ningún gobierno muestre ningún tipo de liderazgo para afrontar éste y otros retos derivados del desarrollo de la IA.
Sólo la Unión Europea está actuando de forma limitada, pero más que nada centrada en la protección de datos y el copyright. En EEUU, la Casa Blanca le ha dado las llaves del gallinero a los zorros de compañías privadas como OpenAI, Microsoft y Apple que, según Loeb, no les interesa más que su propio beneficio y no el de la humanidad. Y en España, para qué hablar: el pasado 1 de mayo, la ministra Calviño afirmaba que preveía una "transformación profunda" en el empleo por la IA y empieza a vigilar su impacto. Decir “empezar a vigilar su impacto” a estas alturas de la película sonaría a broma pesada si las consecuencias de esta incompetencia y falta de visión no fuera a tener un impacto ten destructor en el tejido socieconómico pero, desgraciadamete, así están las cosas. Como apuntaba el mismo Loeb, no se gobierna sino que se hace política de gestos y señalización de virtudes sin ninguna sustancia.
Hasta Warren Buffett está preocupado
En la conferencia anual de accionistas Berkshire Hathaway, el legendario inversor y oráculo de Wall Street Warren Buffett mostraba también su preocupación por el impacto y la falta de previsión reinante.
Después de que su amigo Bill Gates le demostrarse algunos de los proyectos de IA de Microsoft, el magnate de 92 años dijo que la IA "puede hacer cosas notables [...] cosas como revisar todas las opiniones legales desde el principio de los tiempos... puede hacer todo tipo de cosas [...] cuando algo puede hacer todo tipo de cosas, me preocupo porque sé que no podremos ‘desinventar’ la IA".
Según Buffett, no van a bastar con buenas intenciones porque éstas no bastan para prevenir futuros desastres. "Sabes que inventamos, por una muy, muy buena razón, la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial", explicó Buffett. "Fue enormemente importante que lo hiciéramos, pero ¿fue bueno para los próximos 200 años?" afirmó. "Einstein dijo [que la bomba atómica] cambiará todo en el mundo, excepto la forma en que piensan los hombres y yo digo lo mismo... con la IA puede cambiar todo en el mundo, excepto la forma en que los hombres piensan y se comportan”.
Es un paso enorme que muchos se empeñan en minimizar. Pero si gente extremadamente inteligente pero tan dispar como Buffett, Goertzel y Loeb tienen el mismo diagnóstico, es difícil no pensar que, como me dijo Loeb, parece que vamos cuesta abajo en un coche sin frenos a un precipicio. “Con el clima o la bomba atómica teníamos la excusa de que realmente no sabíamos lo que estábamos haciendo”, apunta Loeb. “Pero ahora no tenemos ninguna excusa”. Es la crónica de una muerte anunciada y necesitamos un plan cuanto antes para evitar el caos que nos viene encima.