domingo, 7 de mayo de 2023

La fragmentación mundial puede costar un 7% del PIB global, según el FMI

 



  • Según la directora gerente del organismo, algunos países podrían experimentar "pérdidas de hasta el 12% del PIB"


El bajo ritmo de crecimiento económico aumenta el riesgo de tensiones geopolíticas y, por ende, aboca a una dinámica mundial de bloques. Así lo ha advertido este jueves, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, que ha advertido del "riesgo creciente" de que el mundo "se pueda dividir en bloques económicos rivales", en un momento en el que el crecimiento global es "débil". Tal escisión podría extenderse también al ámbito comercial, lo que supondría un coste del 7% del PIB global, ha defendido.

En el marco del Brussels Economic Forum que ha tenido lugar en la capital belga, la líder del FMI ha subrayado que después de varias "décadas de integración global cada vez mayor", actualmente existe "un riesgo creciente de que el mundo se pueda dividir en bloques económicos rivales". Un escenario que, ha considerado, "sería malo para todos, también para la población de Europa".

Así Georgieva ha enfatizado que la fragmentación comercial puede suponer un coste "del 7% del PIB global a largo plazo" y algunos países podrían experimentar "pérdidas de hasta el 12% del PIB". Especialmente en un escenario de el que el crecimiento económico global es débil, en niveles de los años 90, tanto a corto como a medio plazo. Ante tales pronósticos, ha abogado por no "ignorar estos costes" ya que se trata de un tema importante para las economías europeas. "Todo el mundo pierde con la fragmentación global", ha añadido.

Así es que si hay un mensaje que ha tomado fuerza en el discurso de la presidenta del FMI es la intención de "revivir la cooperación multilateral". Si la guerra de Rusia en Ucrania ha impulsado las preocupaciones nacionales sobre la necesidad de invertir en seguridad también ha afectado a la cooperación entre países.

Lo defendió así porque cree que tendrán un impacto a la hora de acelerar la transición verde y digital. Dos transformaciones para las cuales, ha señalado, si los incentivos son muy generosos pueden implicar unos costes fiscales enormes, distorsionar la competitividad y hacer la transición más costosa.

Ha sido bastante sustancial que la directora del FMI haya puesto de relieve la necesidad de que las firmas europeas con rápido crecimiento tengan a capital. "No pasa siempre", ha destacado Georgieva, que abogó por acelerar la unión de mercado de capitales.

La líder del Fondo Monetario Internacional ha creído necesario acelerar la transición verde en la UE y ha planteado la creación de un Fondo de Inversión en Clima como complemento a los mecanismos ya puestos en marcha por la Comisión Europea para descarbonizar la economía pero "evitando la tentación del proteccionismo".

En este sentido, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, se ha referido a las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para señalar la necesidad de trabajar "para reducir los riesgos de la globalización, no para desconectar de ella". En un paso más, ha defendido  que "una economía como la nuestra se debe basar en cadenas de suministro más seguras y fuertes, sin proteccionismo y ni desconexión".

En su intervención el comisario italiano ha considerado que para mantener la competitividad se necesita un crecimiento sostenible. "No hay otra forma", ha opinado a la vez que ha defendido que las nuevas reglas fiscales deben comprometerse con una reducción gradual de la deuda sin socavar la inversión".

Un debate que será "clave" durante la presidencia española de la UE, ha subrayado la ministra española de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en su intervención. "Cómo movilizar la inversión teniendo en cuenta el sector público y privado es uno de los principales retos de nuestra presidencia".

Y con la estrategia europea de seguridad económica sobre la mesa, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovkis se ha posicionado por reducir los riesgos trabajando con socios internacionales, como los aliados del G7, y evitando que se convierta en un pretexto para el proteccionismo.


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