Elon Musk. (Reuters / Ludovic Marin)
La firma del magnate ha caído en picado en el ranking de Axios, uno de los más prestigiosos de Estados Unidos, mientras que prácticamente toda la competencia le supera
Tesla ha vuelto a caer, pero esta vez no ha sido en bolsa. La tecnológica de Elon Musk acaba de desplomarse 50 puestos en el ranking de reputación de Axios Harris Poll, uno de los más prestigiosos de Estados Unidos. De este modo, la firma ha pasado de ocupar la plaza número 12 a caer hasta la 62, algo que ha hecho que sus competidores le adelanten por la derecha en este listado. Entre ellos, Toyota (6), Honda (13), Subaru (16), BMW (24), Ford (32), General Motors (34) y Volkswagen (62). Además, ni siquiera es la empresa del magnate que sale peor parada: Twitter se queda en el número 97.
La encuesta de Axios se basa en una muestra de 16.310 entrevistas en las que se preguntó qué dos empresas tienen la mejor reputación, y qué otro par tiene la peor. Después, también se les consultó sobre otras variables, como la trayectoria, la confianza o la ética. Así, la textil Patagonia y las tiendas de autoservicio de Costco han ocupado los dos primeros puestos. Sin embargo, Tesla llevaba siete años apareciendo en este ranking, siempre con puntuaciones más altas a las que se acaban de revelar. De hecho, ahora solo tiene un competidor por detrás, Chrysler, en el puesto 67.
Las puntuaciones en el ranking dan algunas pistas de lo que está pasando con Tesla, que saca sus peores notas en los apartados de Confianza y Ciudadanía, seguidos de Ética y Cultura. Es algo que no sorprenderá demasiado a quien haya seguido la trayectoria de una compañía que ha atraveasdo distintos incendios a lo largo de su historia, pero que en los últimos meses parece haber concentrado más fuegos que nunca, donde se cuentan desde las condiciones laborales de sus trabajadores hasta los accidentes provocados por Autopilot, su software de conducción automática.
Así, cabe recordar que, en febrero de 2022, los reguladores californianos presentaron una demanda en la que describían la empresa como un "lugar de trabajo segregado racialmente, donde los trabajadores negros son objeto de insultos raciales y discriminación". Por ahora, ya ha tenido que indemnizar a un extrabajador negro con cerca de 3 millones de euros por discriminación racial. Y, en cualquier caso, las denuncias sobre la situación interna de esta empresa llevan coleando desde hace años.
Tesla también está pendiente de afrontar varios juicios por accidentes mortales provocados por Autopilot. Hace dos meses, se presentaron cargos contra la empresa por este programa, que está instalado en cerca de 765.000 coches en todo el mundo. En esta ocasión, se trataba de un choque entre un Tesla con otro vehículo, algo que provocó la muerte de sus ocupantes, mientras que los que viajaban con el modo automático solo tuvieron lesiones leves. Antes, ya se habían producido otros casos similares que acabaron en pleito, aunque se trataba de usuarios de prueba, no clientes finales.
Además, a principios de 2023, Tesla tuvo que retirar 362.000 coches de circulación por un problema con su software Full Self-Driving –la versión avanzada de Autopilot, aún en fase beta–, ya que los reguladores consideran que "aumenta el riesgo de choque" y que provoca que actúen de forma "insegura".
A todas estas situaciones particulares se han sumado otros problemas coyunturales, como la guerra de Ucrania o la crisis de las tecnológicas, provocada por una situación de inflación generalizada y tipos de interés disparados. Una suma de circunstancias que hizo que sus acciones cayeran hasta cerca de un 70%. Si bien se ha recuperado parcialmente este año, aún está lejos de llegar a las cifras de antes, como sí ha ocurrido con Meta, que ha tenido un repunte mucho más pronunciado.
También pueden dar algunas pistas las cuentas de resultados de la empresa. Si bien Tesla tuvo récord de ventas en 2022, estos resultados están por debajo de las expectativas y de lo que están haciendo otras automovilísticas. "A medida que la competencia se calienta, Tesla está empezando a parecerse cada vez más a una empresa de automóviles tradicional que debe hacer cosas como bajar los precios o aumentar los incentivos cuando la demanda se ralentiza", comentaron entonces en un análisis de Axios. De hecho, esa caía de precios ha provocado molestias entre algunos clientes, que aseguran sentirse "engañados".
Sea como sea, lo cierto es que la reputación de Tesla no se puede entender sin la figura de Musk, que lleva más de un año en el ojo del huracán. Él mismo se puso ahí con una oferta de adquisición de Twitter que nadie –seguramente, ni él mismo– consigue explicarse todavía. No solo tuvo que asumir una deuda de 13.000 millones para cerrar una compra a un precio disparado, sino que el día a día de la red social ha sido un continuo de polémicas y escándalos desde entonces.
Es lo que hizo saltar las alarmas de los inversores de Tesla, que veían cómo cada vez dedicaban más tiempo. Eso se pudo ver en la caída en bolsa de la empresa, mucho más pronunciada que en el resto de tecnológicas. De hecho, hubo un tiempo en el que había una correlación evidente entre los vaivenes de estas acciones y los titulares que iba copando Twitter. De hecho, Musk ha tenido que dar un aparente paso a un lado y buscar una nueva consejera delegada para Twitter, un gesto que tiene mucho de guiño al mercado, aunque también tiene sentido por sí mismo.
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