sábado, 17 de marzo de 2018

Cómo saber si estás comprando fruta fresca

Cómo saber si estás comprando fruta fresca

  • Huele la piña, escucha a la sandía y observa las cerezas. Te llevará solo unos minutos

Acostumbrados a coger la bandeja que nos queda más a mano en el supermercado, hemos olvidado la forma de elegir las frutas que estén en su punto de maduración correcto, o por o menos el que más nos guste. Una opción es llevarse a la compra a la abuela, que tendrá sus trucos para saber cuál es el mejor melón o las peras más dulces. Pero también se puede aprender a hacerlo uno mismo.
Lo primero que hay que saber es que hay frutas que siguen madurando una vez se han arrancado del árbol, mientras otras detienen el proceso. Entre los primeros se encuentran los plátanos y las manzanas, mientras las fresas son todo lo opuesto. Si están verdes en la tienda seguirán estándolo en casa.
La fruta en su punto de maduración correcto es más dulce y sabrosa, pero también puede engordar más, porque contiene fructosa, que no es otra cosa que su azúcar natural, que se acumula y se convierte en grasa. Por el contrario, la verde tiene más clorofila, lo que contribuye a mantener los nutrientes y vitaminas.
Algo parecido ocurre desde el punto de vista de la digestión. Los frutos maduros son de entrada mejores para nuestro estómago, pero son susceptibles de provocar problemas si fermentan en el estómago. Los verdes, por su parte, cuestan más de digerir. Estos son algunos consejos para distinguir cuándo están maduros diversos frutos de consumo habitual.
Aguacates
(FotografiaBasica / Getty)
Sin duda es uno de los frutos más incomibles cuando está verde; pero tampoco apetece si está pasado. Un truco para saber su punto es elegir los que tienen la piel oscura, pero a veces falla. Es más fiable arrancar el rabillo y mirar en el hueco que deja: el verde intenso indica que está verde; el marrón que es mejor no comprarlo. Si el tono es entre amarillento verde pálido, está para llevárselo. Claro que eso no puede hacerse en la tienda.
Si nos equivocamos y está demasiado verde, se puede envolver en papel y dejarlo en la misma cesta que los plátanos y las manzanas. El etileno que suelta, una hormona que contribuye a la maduración de las frutas, lo pondrá a punto en unos pocos días. En caso de emergencia, es decir que queremos hacer guacamole hoy mismo y no encontramos aguacates maduros, un consejo de experto: ponerlos en el horno a 100 grados unos diez minutos.
Cerezas
(PhotoAlto/Isabelle Rozenbaum / Getty)
Si el rojo es muy brillante, posiblemente no estén para comérselas; su color ideal es el borgoña, pero no muy oscuro y tirando a morado, que indica exceso de madurez. La piel debe ser firme y no estar dañada y dar la sensación de que es tan tersa que va a estallar. Salvo en el caso de las picotas, es preferible que tengan sus tallos.
Fresas y fresones
(pixabay)
No hay que llevárselas verdes a casa, porque pasarán de ese estado a pudrirse directamente, ya que no maduran apenas una vez fuera de la planta. Pero tampoco hay que optar por las que ofrezcan un aspecto demasiado blando o de un tono más a granate que a rojo.
Kiwi
(temmuzcan / Getty)
Puede comprarse verde, que ya madurará. Pero no en la nevera, claro. Si los tocas y están demasiado duros son imposible de comer, tienen que ceder un poco al presionarlos con el dedo.
Mango
(ALEAIMAGE / Getty Images)
La nariz juega su papel en la elección del mango, una de esas frutas incomible cuando no está madura. Hay que oler en la parte superior, por donde estaba unida a la planta y si se nota su aroma es que está bien. Otro indicio es que el dedo quede casi marcado al presionar y, finalmente, tiene que pesar más de lo que nos parece por su tamaño. Para que alcance su momento óptimo si está algo verde, se envuelve en papel de periódico y se deja a temperatura ambiente.
Manzana
(shaun / Getty)
Hay de tantas clases que es complicado determinar cuándo están maduras por su aspecto exterior. El color rojo brillante de una manzana no denota que está madura, excepto si se trata de las que tienen un color casi granate, de otra clase. Las primeras alcanzan su madurez cuando empiezan a aparecerles vetas de color verde primero (señal de que aún no están listas) y luego de un tono más amarillento, que es el correcto. Las golden no tienen que ser demasiado verdes.
Melocotón
(Tobias Titz / Getty)
Según el chef Olivier, si notamos su aroma antes de verlo es que está para comérselo. Debe estar firme, pero notarse que cede ligeramente al apretar.
Melón
(milanfoto / Getty)
Ese mismo truco sirve para el melón. Si cede un poco, está en su punto. Si se chafa demasiado, es sólo apto para quienes lo prefieren muy maduro. Es otra de esas frutas que debe dar la impresión que pesa mucho para su tamaño.
Naranja
(IGP Cítricos Valencianos)
Si se coge una naranja y deja la sensación de pesar poco, mejor pasar de ella. Otro indicativo es la piel, que debe ser fuerte y de un color naranja vivo; cuando es más amarilla es que ha sido recolectada demasiado pronto. Si parece de cuero, que ya lleva mucho tiempo cosechada.
La cuestión del peso puede aplicarse también a los limones y las limas, pero estos deben ceder cuando se presionan. Si están demasiado duros no están buenos.
Pera
(Gtres)
Si la parte superior aparece ligeramente blanda, es que está madura, lo que también puede detectarse por el tacto. Si está muy rígida suele ser poco sabrosa. Se puede comprar aún verde, porque madura en casa en poco tiempo.
Piña
(utah778 / Getty Images/iStockphoto)
Hay muchas teorías acerca de la forma de elegir la ideal. Hay quien dice que si notas su olor antes de verla es que está buena. Otros prefieren tirar de una de sus hojas para ver si se suelta con facilidad, signo de madurez.
Aunque se vea de color verde, si se presiona un poco la superficie y se chafa algo, pero no excesivamente, es cuando hay que comerla. Si al cortarla cruje, mejor dejarla, porque es una de esas frutas que no madura una vez arrancada, así que no hay que esperar que lo haga en casa.
Plátano
(Claire Cordier / Getty)
Es del tipo de frutos que maduran una vez arrancados de la planta y por ese motivo y por los muchos kilómetros que recorren hasta llegar a las tiendas, se recolectan muy verdes. Suelen almacenarse y se someten a un tratamiento de etileno, que imita el proceso natural de maduración, ya que estimula una hormona de la planta que pone en marcha su crecimiento y desarrollo.
Es más dulce cuando la piel es amarilla con motas negras y al pelarlo la carne está tersa. Si no quieres que se estropee cuando los vas a tener varios días en casa, mejor cómpralos cuando estén un poco verdes por fuera. Desmintiendo la creencia popular, los plátanos y bananas pueden guardarse en la nevera; la piel se pone fea y negra, pero no afecta a su interior.
Sandía
(Vitalina / Getty)
Para la sandía funciona el oído. Hay que golpearla con los nudillos y si está a punto de comer emitirá un sonido como a hueco. Cuanto más profundo sea el ruido, mejor. El sonido depende de la cantidad de líquido que contiene; cuanto más agudo es el sonido, más líquido tiene. Otra cosa que observar, es el color de la carne que está entre la piel verde y lo rojo. El tono amarillento indica madurez.

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