jueves, 23 de junio de 2011

Vivir en una gran ciudad altera el cerebro


Foto from ABC.es

Investigadores demuestran por primera vez que la vida urbana afecta a dos áreas cerebrales relacionadas con el estrés y el carácter.
El tráfico, los atascos, los ruidos, las prisas... Vivir en una gran ciudad se asocia comúnmente con un mayor riesgo de sufrir ansiedad y trastornos en el estado de ánimo, algo que cualquier habitante de un centro urbano puede haber experimentado alguna vez por sí mismo. Pero no es solo un axioma, la vida en la ciudad puede afectar realmente al cerebro. Un equipo internacional de investigadores ha descrito por primera vez cómo los urbanitas sufren alteraciones en dos regiones cerebrales que regulan la emoción y el estrés. El descubrimiento, publicado en la revista Nature, que le ha concedido la portada, puede favorecer la creación de estrategias que mejoren la calidad de vida de los castigados y mortificados habitantes de los núcleos más densos.
«Resultados anteriores han demostrado que el riesgo de desórdenes de ansiedad es un 21% mayor para los habitantes de las ciudades, quienes también incrementan sus posibilidades de sufrir trastornos en el carácter en un 39%», explica Jens Pruessner, coautor del artículo e investigador en el Douglas Mental Health University Institute en Montreal (Canadá). «Además, la incidencia de la esquizofrenia es casi el doble en las personas que han nacido y crecido en las ciudades. Estos valores son un motivo de preocupación. Determinar los procesos biológicos que están detrás es un primer paso para poner remedio a esta tendencia», añade.
Desórdenes mentales
Junto con sus colegas del Instituto Central de Salud Mental en Mannheim, Pruessner observó la actividad cerebral de voluntarios sanos provenientes de áreas rurales y urbanas. En una serie de experimentos de resonancia magnética funcional, los investigadores comprobaron que la vida urbana está asociada con respuestas de mayor estrés en la amígdala, la zona del cerebro involucrada en la regulación del afecto y el estrés.
«Estos experimentos sugieren que las diferentes regiones del cerebro son sensibles a la experiencia de vivir en una ciudad en algún momento de la vida», afirma Pruessner. «Futuros estudios deben aclarar la relación entre la psicopatología y estas relaciones en los individuos con desórdenes mentales». A juicio de los investigadores, las políticas públicas de salud deberían tener en cuenta la indeseable contribución de las ciudades para volver loca a la gente.
Por j. de jorge / madrid  from ABC.es   22/06/2011 -

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