jueves, 23 de junio de 2011

Las privatizaciones no son la panacea para los problemas soberanos


Foto from taringa.net

A menudo cuando un Estado tiene problemas para pagar sus deudas se piensa en las privatizaciones. Es lo normal, si una familia o una empresa no pueden pagar sus obligaciones venden sus activos para hacerles frente y una vez encauzada la situación patrimonial tratarán de hacer las cosas lo mejor posible para volver a crecer en el futuro. En ocasiones una derrota a tiempo puede ser una gran victoria. El Estado, aun no siendo una familia o empresa, puede, y de hecho debe en muchas ocasiones, hacer lo mismo. Para determinados casos una buena ejecución a tiempo es la mejor opción.
Hasta aquí nada que objetar, si un gobierno se mete en problemas por endeudarse demasiado, por gastar en exceso, por despilfarrar o por una mala gestión de cualquier tipo, debe sacarse él mismo las castañas del fuego. No obstante coincidiremos que esa medida será acertada si a la vez se corrigen los problemas de raíz que provocaron esa situación, en caso contrario será un claro “pan para hoy y hambre para mañana” pues si los desequilibrios siguen, ¿qué se privatizará el día de mañana cuando los contratiempos vuelvan? Es aquí en donde empiezan las dudas con el caso griego.
Como sabrán Grecia se ha comprometido con el FMI y las autoridades europeas a privatizar activos por valor de 15 mil millones de euros en dos años, 2011 y 2012, prosiguiendo en los tres siguientes con 35 mil millones más. En total 50 mil millones hasta 2015, que incluso podrían aumentarse en busca de nuevas garantías según algunas voces. Para hacerse a la idea esa cifra es un 21’7% de su PIB de 2010 o un 22’5% del estimado para 2011.
Dudas sobre si el Gobierno actual podrá obtener esas cantidades del mercado por sus puertos, empresas energéticas, financieras… existen muchas. Incluso Olli Rehn lo ha manifestado en público. Pero el alegato más contundente en contra de esta cuestión lo ha publicado a mi juicio Daniel Gross, director de Centre for European Policy Studies, uno de los think tanks europeos más influyentes.
¿Por qué no está muy convencido con el plan actual? Pues porque al vender empresas estatales y otros activos lo que en realidad está ocurriendo es que se traen beneficios futuros al presente. Esto, que para problemas de liquidez puede ser muy válido, no soluciona el problema actual ya que los acreedores a largo plazo tendrán menos garantías para compensar sus riesgos. Es decir, tras la obsesión de conseguir dinero a corto plazo se esconde una descapitalización que puede incrementar más la prima de riesgo a largo plazo, agravando el problema de solvencia existente.
En otras palabras, privatizar puede ser fantástico para problemas de liquidez, pero cuando el problema es de solvencia como ahora no soluciona nada e incluso puede agravar la situación. Si no hay “cashflow” para pagar ni lo habrá, lo que hay que hacer es “arreglar el motor” para que eso cambie, otro tipo de medidas no conseguirán solucionar el verdadero problema. Incluso, si se venden los mejores activos, podría perjudicarse la tan ansiada vuelta a los mercados de Grecia. Todo al revés...
Y hay más, porque si ya de por sí por los argumentos expuestos parece que no estamos ante la opción más atractiva, existen aún más inconvenientes. Y es que teniendo en cuenta las grandes sumas de las que hablamos lo lógico es que para encontrar comprador haya que malvender estos activos, que estima en un 50% de descuento. Una cantidad nada despreciable que podría recuperarse simplemente vendiendo sin prisas.
Podríamos encontrar puntos a favor aún no siendo la opción más adecuada, por ejemplo que una mejor gestión privada beneficie a los usuarios y potencie el crecimiento. El Sr. Gross no opina lo mismo. A su juicio si bien en negocios convencionales podría darse tal circunstancia, en el caso que nos ocupa estamos ante negocios monopolísticos por lo que de ser abordados por la iniciativa privada el resultado más factible será también el de tener precios monopolísticos para los usuarios.
Hay más motivos, pero en resumen, cuando existe un problema de solvencia la privatización no solo no es ventajosa sino que perjudica. Un claro ejemplo podrían ser países como Argentina que vivieron una situación en algunos aspectos muy similar, y donde a pesar del alcance de las ventas de activos no pudo evitarse el default pues es lo que realmente podía “solucionar” el problema existente. Como ahora. Eso sin tener en cuenta la serie de tejemanejes que surgieron durante las privatizaciones claro…
¿Por qué entonces se empuja más y más por esta vía? Bien, se me ocurren dos opciones. Una podría ser que Alemania y en menor medida Francia buscan saber si el compromiso del Gobierno griego es total, para en caso contrario no dedicarle recursos y dejarlo a su suerte. La segunda opción es que, como sencillamente saben que esto no acabará bien, obligan a reducir la deuda a corto plazo todo lo posible evitando que la acumulación de intereses y caída del PIB hagan de las suyas en los ratios futuros. Poco importa que no sea la mejor opción dentro de unos años, estarán renegociando las deudas así que mejor que sean bajas... En cualquier caso los griegos aprueban las privatizaciones así que no se hable más. Eso sí, la mayoría creen que el dinero debería invertirse en cambios estructurales que potencien la economía, quizá lo que más se echa de menos en esta telenovela.

Por Las Perlas de Kike, Kike Vázquez from cotizalia.com 22/06/2011

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