jueves, 4 de agosto de 2011

¿Cuál es la línea roja?


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Las crisis financieras siguen la misma dinámica que un huracán. Los economistas observamos desequilibrios pero no sabemos cuál será el evento que desencadenará la crisis y cuál será la dinámica que seguirá después. Por esta razón, nadie sabe trazar la línea roja y el punto de no retorno con precisión. No obstante, en el caso español hay más indicadores, aparte del diferencial de tipos, que nos indican que aún estamos alejados de ese punto de no retorno.
España no tiene una crisis de solvencia, ya que nuestra ratio de deuda pública es la más baja de la Eurozona. Nuestro problema es de liquidez. En las crisis de liquidez, el precio de los bonos y su diferencial es un indicador importante, pero el problema es de cantidades. Cuando el país no puede refinanciar sus vencimientos de deuda es cuando se ve obligado a pedir ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional (FMI), en este caso asociado con el nuevo Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
Nuestro Tesoro público, desde que comenzó la tragedia griega en abril de 2010, ha seguido una prudente política de emisiones y, en este momento, dispone de dinero en su cuenta corriente del Banco de España. Tiene una cantidad que cuadruplica la de hace un año. Este colchón de liquidez permite que pueda estar durante meses emitiendo menos cantidad de la habitual, sin necesidad de pedir ayuda financiera. El problema sería que sus subastas quedaran desiertas. La semana después del último Eurogrupo, con máxima tensión en los mercados, el Tesoro y el FROB pudieron emitir casi 10.000 millones, por lo que de momento no es el escenario central.
Otro foco habitual de tensión en crisis financieras es el sistema bancario. En estos momentos nuestro sistema bancario ya dispone de un plan para crisis de liquidez que se llama "acceso ilimitado a las subastas del BCE". Según nuestros cálculos, las entidades españolas disponen de papel para descontar en el BCE suficiente para atender los vencimientos de sus bonos de 2011 y 2012. El BCE ya ha anunciado que mantendrá el acceso ilimitado hasta al menos finales de diciembre de este año, por lo que de momento, tampoco será el desencadenante.
Aunque estemos lejos de la línea roja, la situación actual tiene enormes costes para la economía real. Por eso conviene revertirla cuanto antes. El plan europeo pactado en la cumbre extraordinaria está bien diseñado para acabar con la crisis. El problema es que tardará unos meses en ser aprobado por los parlamentos nacionales y ser operativo. Por eso es urgente que sea el BCE el que intervenga en el mercado para estabilizarlo. Si no interviene por miedo a la inflación, el fantasma de la deflación volverá a sobrevolar el mundo como sucedió en 2008.
En España debemos seguir la hoja de ruta trazada, pero hay que mandar nuevas señales a los mercados. Hay que cerrar la reestructuración del sistema financiero cuanto antes. Además, hay que contar un relato coherente sobre la desviación del límite de déficit de las comunidades autónomas. El objetivo del 6% de déficit en el ejercicio 2011 es irrenunciable.

Por JOSÉ CARLOS DÍEZ from elpais.com  03/08/2011

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