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UNA SOCIEDAD CONMOCIONADA POR LA TRAGEDIA
Vivo a escasa media hora del lugar donde nació Erik Thorvaldsson hace poco más de mil años. Le llamaban Erik el Rojo, y tuvo el desdichado honor de ser el primer vikingo capaz de una matanza indiscriminada, por la que fue desterrado durante tres años. Era un hombre menudo y robusto, de cabello rojizo, muy distinto del taimado burgués que en un acto de calculada locura y crueldad, dio muerte, días atrás, a casi 100 ciudadanos noruegos, muchos de ellos menores de edad, y por lo que se espera reciba una condena de 20 a 30 años de prisión.
Salvo los relatos de la Segunda Guerra Mundial y algunas contiendas vecinales de escasa magnitud, Noruega no había vivido un suceso semejante. La población de un país repetidamente nominado como el de mayor desarrollo humano por la ONU, se preguntaba aún consternada, en qué había podido fallar para padecer algo así.
Nada hay que justifique semejante barbarie, pero vamos a repasar juntos los rasgos básicos de esta original sociedad, a través de un análisis, siempre insuficiente, en busca de alguna pista que nos permita interpretar el sentido de lo sucedido.
Sistema político
Noruega, tras su pacífica independencia de Suecia en 1905, se constituyó en una monarquía parlamentaria unicameral, confesional, con un sistema representativo ajustable, sin ninguna tensión nacionalista en el seno de sus 19 provincias distantes entre sí hasta 2.000 kms., y con 240 dialectos, reducidos a solo dos lenguas co-oficiales. Tres millones y medio de electores para 23 partidos que cubren cualquier opción política, de los que 6 tienen capacidad de obtener escaños. Y la plena separación de poderes e independencia de los medios de comunicación, garantiza una profunda higiene democrática.
Sus relaciones con el mundo islámico son correctas, pero se exige reciprocidad en todos sus tratados. No habrá más mezquitas en Noruega mientras sus súbditos puedan sufrir persecución religiosa en países árabes. Lugar de entrega del Nobel de la Paz, de proclamada neutralidad y mediadores en muchos conflictos internacionales, no forma parte de la UE -ni quiere- y dispone de tratados bilaterales que la asimilan a cualquier país miembro. Ni la menor tensión u olvido social, que justifique movimientos políticos al margen de lo existente. Solo es observable un cierto relajo en materias de seguridad y alertas, puesto en evidencia con motivo del atentado.
Sistema social
Es aquí donde más acento pusieron los sucesivos gobiernos y sindicatos. Con un paro equivalente al 3%, unas 100.000 personas, y unas envidiables coberturas sociales, hay muy poco lugar a la marginación y a la pobreza. Hicieron posible una política extraordinariamente generosa en subsidios y en ayudas a la conciliación laboral familiar, junto a un sistema de copago sanitario, que comienza en 25€ por visita al médico de medicina general y pago del coste de las pruebas, elementos y medicamentos utilizados. Pocos errores detectaríamos en sus leyes laborales y sistemas flexibles de contratación.
El resultado es una tasa de reposición de natalidad de 2,1 hijos por familia, que garantiza la idoneidad a futuro de su pirámide de población. Por si fuera poco, los sindicatos consiguieron recientemente 10 días para enfermedad sin justificación. No parece tampoco que en lo social haya especiales reclamaciones pendientes.
Sistema económico
Un PIB per capita de 60.000$ y una carga fiscal del 44%, con doble ingreso familiar por la plena ocupación, permite unas elevadas tasas de ahorro y casi nula morosidad crediticia. Pero no siempre fue así. Tras la crisis bancaria vivida a finales de los 80 y principios de los 90, el Estado se vio obligado a recapitalizar y tomar participación en algunas entidades. Los accionistas fueron obligados a cubrir las pérdidas acumuladas y, solo entonces, el dinero de los impuestos de los ciudadanos fue puesto sobre la mesa. Con nuevos coeficientes de caja, la creación de un fondo de garantía parcial sobre los depósitos y banco de activos malos, segregado de las nuevas entidades (muy del gusto sueco, también), se pudo regenerar su modesta actividad bancaria, con participación estatal e importante desarrollo de Cajas de ahorro regionales.
Es obvio que con una industria como la petrolera (2,5 % de la producción mundial), la marítima (13% de TRB mundial), pesquera, minera y desarrollos tecnológicos diversos, el valor añadido está garantizado. Su descomunal fondo soberano, pese a las pérdidas bursátiles registradas en estos años, sigue creciendo con nuevas aportaciones procedentes de los derechos de extracción de petróleo y gas. Pero si a eso añadimos la capacidad de manejar su propia divisa y la existencia de importantes aranceles a la importación, descubriremos el secreto de la sostenibilidad de sus incomparables salarios.
Sistema educativo
Tras unos fulgurantes resultados en los 70 y 80, el sistema devino muy permisivo. Se podía pasar de curso con asignaturas suspendidas, juzgando que cada alumno tiene su propio nivel de asimilación y que al término de la enseñanza obligatoria (6-16 años), los niveles serían homogéneos. Pero parece que no ha sido así y que su posición en el ranking de Pisa es mediocre, pese a la enorme inversión efectuada en un profesorado competente, respetado y con gran prestigio social. Las competencias en enseñanza primaria y secundaria se transfirieron a las provincias, y la universitaria se reservó -con más éxito- a la competencia estatal.
No existe, pues, nominalmente el fracaso escolar, con lo que tiene de positivo y negativo. La enseñanza del inglés es obligatoria como segunda lengua y actualmente es hablada con fluidez por la práctica totalidad de la población (no se traducen las películas, solo subtítulos). Un 26% de los habitantes tiene estudios universitarios y un 58% un nivel de especialización profesional superior a la enseñanza obligatoria. La presión sobre la innovación tecnológica se ha convertido en cultura profesional. La formación académica nunca termina y es normal que las empresas dediquen hasta un 20% del tiempo de trabajo en reciclajes y cursos, para una mano de obra funcionalmente bien escalada desde los grados medios de formación profesional y universitaria, y satisfactoriamente pagada.
Desarrollo personal
Nada menos que 11 premios Nobel en literatura, ciencias y economía hablan de lo que fue hasta ahora la vocación por las artes y el progreso de este pequeño país. Y las posibilidades que genera en materia de desarrollo personal el que actualmente tres cuartas partes de la población acabe su jornada laboral antes de las 4 de la tarde, son realmente infinitas. Y como tal se suelen aprovechar. La vida cultural y asociativa es rica: es el mayor país consumidor de libros per capita. Solo las dificultades propias de un clima severo impiden un mayor intercambio cultural interior e internacional, superado ya tras la consolidación de compañías aéreas low-cost.
En los últimos 10 años, la aparición de internet y esa mayor facilidad para los viajes han podido ser factores clave como facilitadores de un menor aislamiento social, en la reducción en un 30% del número de suicidios, cuyas cifras llegaron a ser preocupantes en el norte de Europa, y que aún doblan al número de muertos en carretera.
Pese a ser un Estado confesional, el porcentaje de practicantes no es muy distinto del de cualquier otro país. La clave de su comportamiento ha sido señalado por muchos autores como el espíritu ‘janteloven’, una fusión de tradiciones escandinavas que incluye conceptos luteranos y lo más expresivo de sus manifestaciones culturales y sociales. Humildad, prudencia, conocimiento y constancia podrían resumir algo muy bien descrito en sus orígenes literarios.
Estilo de vida
Tras una infancia muy protegida se produce una emancipación generalizada en torno a los 18 años y es común que las parejas acumulen 2 ó 3 matrimonios, cuyos hijos gravitan sobre cada progenitora, que ejerciendo un claro matriarcado protector hace que todo funcione con eficacia y sin estridencias. Los casos de violencia de género o expresiones de machismo son infrecuentes y ocupa los primeros lugares en los ranking de poblaciones felices. Las amables relaciones personales que establecen rara vez prescinden del respeto a otras creencias, razas o condición sexual de cada uno. Impera lo políticamente correcto incluso en las distancias cortas, y hasta ahora carecían de las amenazas que dificultan la vida en otros países como el desempleo, la corrupción, la mala calidad de la justicia, la ineficacia de la Administración, la falta de oportunidades o el terrorismo. Y sin ese lastre, desde luego, la vida ofrece menos inconvenientes para disfrutarla.
Salvo en el centro de Oslo, el 90% de la población habita en viviendas unifamiliares fruto de una oportuna gestión del suelo que regula los precios. Pese a los elevados salarios y precios internos, el coste por m2 no es muy diferente del español para la misma tipología. Y sabedores de la insostenibilidad de seguir aumentando el parque automovilístico, los eco-impuestos hacen un 50% más caros unos coches que solo pueden rodar a 70 Kms/h. en las redes comarcales y circular con neumáticos especiales durante el largo invierno. Sus paisajes y la enorme vocación por la naturaleza y los deportes al aire libre parecen compensar su desventaja climática y su exigente respeto al medio ambiente.
Como en cualquier otro lugar de Europa, la diversión nocturna se concentra en los fines de semana, dejando de lunes a viernes espacio para el trabajo, la atención a la familia y la formación. Solo los desorbitados precios deberían convertir en disuasorios los excesos, en un país de excelente confort pero sin demasiada vocación por la ostentación y el lujo.
Noruega, para quienes lo habitamos, más allá de sus visibles condicionantes climáticos y escasa diversidad alimentaria, tiene un diagnóstico fácil: es el reino de la sincronía social y del consenso. Solo pueblos tan aislados y con tan difícil supervivencia han podido crear tanta concordia ante las dificultades. Capaces de una enorme compasión, se hace imposible creer en qué pudo fundar semejante monstruo la necesidad de castigar así a quienes eran sus compatriotas.
Ya le salió barata su matanza a aquel Erik el Rojo de hace mil años, y ahora no habrá suficiente castigo en la tierra para compensar tan injustificable dolor a una sociedad que objetivamente goza de buena salud y que no puede ofrecer explicaciones lógicas ante semejante barbarie. Fuera lo que fuese, la ciudadanía ha entendido que vive otro momento histórico trascendente y se ha producido una afiliación masiva a los actuales partidos políticos. Una población consciente de que, además de ciertas mejoras en la evaluación y prevención de riesgos, su país necesita otra vez el abrazo, la fuerza y el coraje de todos para imponer un modelo en el que creen por encima de todo.
Por Galo Mateos. Oslo from cotizalia.com 31/07/2011
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