viernes, 14 de octubre de 2011

El testamento de internet


Foto from BBC.co.uk

Mucho se ha hablado de los efectos que internet tiene en la memoria humana, pero poco se ha hablado de los efectos que internet tiene en la recopilación de memorias.
La red no sólo nos hace pensar en forma diferente, también registra lo que ocurre en nuestras vidas con una precisión libre de emociones o juicios, sólo basándose en los datos.
Desde hace tiempo una serie de proyectos permiten que nos adentremos en una máquina del tiempo y naveguemos en un archivo digital de memorias personales, colectivas o académicas que se han publicado en la red desde sus primeros días.
Y ahora los servicios de geo-localización, como Foursquare o Gowalla, se están convirtiendo -involuntaria y voluntariamente- en registros fidedignos de nuestras vidas, recordando mejor que nosotros lo que hicimos en un momento dado.
El vasto contenido de internet está siendo catalogado por varias instituciones en el mundo, incluyendo la gigantesca Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, quienes ven en la red un legado de la historia y cultura humana que servirá como un testimonio de nuestras vidas para futuras generaciones.
Sitios como Web Archive permiten a los usuarios retroceder en el tiempo para ver cómo era una página web años atrás.
En la imagen a la derecha, por ejemplo, pueden ver cómo lucía la portada de BBC Mundo hace una década.
Otros sitios no sólo guardan copias de lo que se publica en internet; también tratan de indexar los contenidos y curarlos.
La Fundación de la Memoria de Internet, en Europa, se dedica a ello.
Pero más allá de la memoria colectiva, internet también registra la memoria personal.
Todo comenzó cuando en 1994 Steve Mano dio vida al proyecto del registro de vidas, mejor conocido como lifelogging.
Armado con una cámara web y gadgets adaptados a la medida, Mann comenzó a transmitir y grabar su vida las 24 horas del día, los 365 días del año, vía internet.
Y aunque la historia puede parecerse a la película The Truman Show, lo cierto es que la única motivación era lograr que su vida quedara registrada en la red.
Su proyecto cobró tal fuerza que terminó creando una comunidad de decenas de miles de activos escribanos de registros de vidas.
Pero los complicados aparatos e indumentarias que los entusiastas tenían que emplear hacían difícil la actividad.
Ahora, con la explosión de dispositivos móviles y cámaras, la actividad se ha vuelto más sencilla.
Quizá por ello no es de extrañar que Facebook haya decidido transformarse y ser cada vez menos una red social y cada vez más un gigantesco diario.
No es el único. Sitios como Memolane y Patchlife tienen como propósito ser memorias digitales de sus usuarios.
Pero recientemente los lifeloggers se han hecho de nuevos aliados en servicios como Foursquare o Gowalla.
Un sitio llamado 4squarefor7years utiliza -con nuestro permiso- los check in que hacemos en Foursquare y nos recuerda donde estábamos y que estábamos haciendo un año atrás, si es que ya usábamos el servicio.
Sus creadores -según la revista Wired- creen que el servicio ayuda a que tengamos una fotografía más exacta y menos difusa de nuestras actividades pasadas.
Gowalla, que comenzó como una aplicación de geo-localización, se trasformó hace unas semanas en un diario digital, "un pasaporte electrónico que registra los lugares en los que hemos estado y por qué son importantes para nosotros", me dijo su fundador Josh Williams.
Querámoslo o no, internet recuerda y si le ayudamos recuerda más.
¿Y los usuarios qué piensan?
"Me gusta para recordarme lugares y asuntos, no me gusta porque entonces piensa que HOY me siguen gustando esos lugares y asuntos", me dice @cavalenzu.
"De alguna manera es bueno porque también se puede obtener una fama póstuma. Lo malo es que los errores pueden perdurar", afirma @ecosnaturales vía Twitter.
En Google+ Eddie Ajalcriña piensa: "Lo primordial es asegurar que cada usuario tenga completo control de su huella en la web, así cada uno podría decidir eliminarla o mantenerla según su necesidad, y evitar que terceros (empresas, estados u otros) , puedan hacer mal uso de nuestra información".
Y Sergio Zalamea agrega: "A mí la verdad no me asusta, lo que me asusta cada vez más es que yo no lo recuerde".
La huella de internet pretende ayudar a la humanidad a no olvidar; el rastro que nosotros dejemos en la red depende de las acciones de quienes quieran contribuir a su legado.

Por David Cuen  from BBC Mundo  2011-10-12

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