jueves, 28 de febrero de 2019

Cómo Qatar quiere conquistar el mundo comprando obras de arte


El Museo Nacional de Qatar, diseñado por el arquitecto Jean Nouvel, abrirá sus puertas en marzo. IWAM BAAN



La familia real de Qatar ha convertido el arte en la palanca para cambiar la imagen del país árabe y atraer turistas. A golpe de talonario, es desde hace años el mayor comprador de las principales subastas, donde ha adquirido piezas de Gauguin, Cezanne, Warhol, Bacon...

A diferencia de su histórico rival, Emiratos Árabes, no persigue establecer franquicias locales del Louvre o el Guggenheim. La hermana del emir y responsable de las adquisiciones de la red de museos dispone de un presupuesto anual de 1.000 millones de dólares


En 1903 el historiador y diplomático británico John Gordon Lorimer fue enviado por el Imperio para descifrar el censo de Doha. Sus pesquisas sobre la colonia alumbraron un padrón preciso: 12.000 personas, 800 camellos y 150 caballos habitaban una tierra baldía. Un confín remoto y tribal, plaza fuerte de turcos y británicos, que se contaba entre las poblaciones más pobres del planeta. Medio siglo después de la labor detectivesca de Lorimer, el hallazgo de petróleo y gas -tardío, si se compara con el milagro de sus vecinos del Golfo Pérsico- desterró la búsqueda de perlas, hasta entonces su principal actividad económica.

Los dólares han esculpido desde entonces el horizonte de rascacielos que asoman desde la corniche y la geografía de una ciudad en perpetuas obras. Qatar, con una superficie similar a la de la región de Murcia, se jacta de ser el país más rico del mundo, con el mayor PIB por habitante del planeta. 2,7 millones de almas -de las que sólo el 12% tiene carné de identidad qatarí- residen en el reino de los Al Zani.

Sin estrecheces económicas ni recesiones a la vista, su familia real hilvana bajo el skyline de grúas y lujo las costuras de un oasis cultural mientras, al unísono, levanta los estadios del Mundial de fútbol de 2022. "Como ve, nuestras ambiciones son grandes y nuestro radio de alcance amplio. Nuestro objetivo final es convertir Qatar en la capital cultural de Oriente Próximo y, para ello, hemos construido un caso sólido en más de una década de operaciones", confiesa a PapelAhmed al Namla, el director ejecutivo de la Autoridad de Museos de Qatar, una de las agencias estatales que contribuyen a lo que hasta hace poco se antojaba un espejismo.

El repentino interés por la cultura surge de la nada, sobre las arenas de un terruño hasta ahora estéril. En honor a su pasado nómada y humilde, una red de cuatro museos ha abierto sus puertas recientemente en Msheireb, el que fuera el centro de Doha y hogar de progresos como la primera rotonda tras la irrupción de los coches, el primer aire acondicionado, el primer hotel o la primera fábrica de hielo. A media mañana el vacío recorre los pasillos de la casa Bin Jelmood, la institución del cuarteto de museos dedicada a desempolvar la historia universal de la esclavitud.

El relato, a través de un despliegue de pantallas y explícitos vídeos, no elude la historia propia en un país donde la esclavitud no fue abolida hasta 1952. Sobre los muros se proyectan sin pausa recreaciones del viaje de los esclavos africanos reclutados para la búsqueda de perlas bajo el agua o la tarifa de precios de las vidas comerciadas. El ejercicio de memoria tampoco se olvida de citar el moderno sistema kefala, que ha sojuzgado durante décadas a los migrantes de los sectores doméstico y la construcción en la Península Arábiga.

"Son cuatro viviendas históricas que han sido renovadas y equipadas con tecnología moderna e interactiva. Ofrecen un viaje al pasado en el que se puede experimentar con la historia", comenta su portavoz Mariam Sultan al Jassim. La aneja Company House invita a pasear por el cuartel general de la primera empresa petrolífera del país a partir de los objetos -la furgoneta que trasladaba a los empleados hasta los campos de oro negro, la caja registradora o las latas de conservas que trajeron consigo los ingenieros occidentales- que han sobrevivido a medio siglo de vertiginosas transformaciones.

En el mapa de galerías que afloran por Qatar -que sumará el próximo mes el Museo Nacional, un edificio en forma de rosa del desierto diseñado por el francés Jean Nouvel-, la joya de la corona es el Museo de Arte Islámico, una mole plantada en una península artificial que se abre a la bahía de Doha. Un centro con una década de existencia, firmado por el arquitecto chino estadounidense I. M. Pei que presume de albergar la mejor colección de arte islámico del planeta, una miscelánea de 14 siglos que se extiende desde China hasta España.

COMO VE, NUESTRAS AMBICIONES SON GRANDES Y NUESTRO RADIO DE ALCANCE, AMPLIO. HEMOS CONSTRUIDO UN CASO SÓLIDO EN MÁS DE UNA DÉCADA DE OPERACIONES

Ahmed Al Namla, director ejecutivo de la Autoridad de Museos de Qatar


Según datos facilitados por el museo, medio millón de personas visitaron el pasado año su colección permanente y su exposición temporal, dedicada a un patrimonio sirio en peligro por ocho años de guerra civil. Su bodega se nutre de una febril política de adquisiciones liderada desde hace más de una década por Sheija Al Mayasa, hermana del actual emir Tamim bin Hamad Al Zani, que ha convulsionado el mercado internacional del arte. "Bajo su visionaria guía la autoridad de museos fue establecida con la aspiración de crear una infraestructura cultural fuerte y sostenible", desliza Al Namla. A sus 35 años, Al Mayasa maneja -según estimaciones publicadas por Bloomberg- un presupuesto anual de 1.000 millones de dólares para desembolsar en galerías, casas de subastas y coleccionistas. A pesar del sigilo con el que administra sus apuestas, su nombre aparece tras las adquisiciones recientes y astronómicas de obras de Gauguin, Cezanne, Warhol o Bacon.

Una pinacoteca que desafía el conservadurismo de la región y del propio país, que comparte con la vecina Arabia Saudí el wahabismo, una puritana rama del islam. En noviembre el enésimo órdago se deshizo de las telas que lo habían mantenido cubierto durante un lustro: una serie de 14 colosos de bronce tallados por el británico Damien Hirst que transita la génesis humana, desde el instante en el que un espermatozoide fecunda un óvulo hasta el nacimiento.

"Cuando estuve allí, tuve la impresión de que son muy abiertos, muy liberales y, en muchos sentidos, cercanos a lo que se practica en otras partes del mundo. No es exactamente como otros lugares del Golfo Pérsico", opinó el artista chino Ai Weiweicuando el pasado año expuso por primera vez en uno de los nuevos centros estatales que alberga Doha, Fire Station. Un antiguo parque de bomberos rehabilitado como centro de exhibiciones y residencia de artistas. "Los espacios de intercambio como Fire Station están aumentado. La comunidad artística está creciendo muy rápido", constata Abrar Ahmed, una joven pintora qatarí que sueña con abrir su propia galería. "Quiero compartir mi pasión e inspirar a otros", sostiene.

En los confines de la capital de Al Yazira, el canal de televisión que revolucionó la cobertura de la invasión estadounidense de Irak, y el país que hospeda entre sus fronteras una base militar estadounidense, la cultura no es solo una jugada para seducir al turismo. También para ganar influencia. "El arte se ha convertido en una parte muy importante de nuestra identidad nacional", admitió hace algún tiempo la princesa que mueve los hilos del plan. "No es una burbuja. Existe un mercado del arte. Tenemos clientes y artistas afincados en el país y también invitamos a expertos internacionales", subraya Anas Kutit, asesor de la Al Markhiya, la decana de las galerías privadas de Doha.

Sometida a un severo bloqueo regional desde junio de 2017, Qatar ha hallado en la diplomacia cultural un territorio donde cultivar su imagen internacional y mantener el pulso. Sobre las paredes de Fire Station han crecido grafitis que dibujan el rostro compartido del actual emir con el de su padre o un puño cerrado que se abre paso por una alambrada. A diferencia de su histórico rival, Emiratos Árabes Unidos, la estrategia qatarí no persigue establecer franquicias locales del Louvre o el Guggenheim.

Los petrodólares qataríes prefieren, también en el arte, caminar a su aire. Un hermano rebelde al que las monarquías saudí y emiratíes culpan de haber financiado las protestas que hace ocho años cruzaron el mundo árabe. La narrativa de aquella primavera, erradicada a golpe de represión en el resto de la región, anida en las solitarias salas de Mathaf, el museo de arte árabe moderno. Una suerte de refugio donde la egipcia Amal Kenawy, ya fallecida, muestra la ira popular a partir de una instalación hecha de un centenar de bombonas de gas bajo el título de Las multitudes silentes o el iraquí Nazar Yahya denuncia la "militarización de Bagdad" minando de puntos rojos un plano plagado de fortificaciones y puestos de control. Un relato provocador de las mordazas que triunfan entre los árabes que no escatima recursos.

"No hablamos de cifras concretas. Están haciendo grandes inversiones en cultura cuando, por ejemplo, mi país natal ha decidido recortar. Están dispuestos a financiar la creatividad", apunta el británico Stuart Hamilton, subdirector de la flamante Biblioteca Nacional de Qatar.


Una colección reunida a golpe de talonario


'Nafea Faa Ipoipo' - Paul Gauguin (264 millones de euros)




'Los jugadores de cartas' - Paul Cezanne (220 millones)




'Mujeres de Argel' - Pablo Picasso (158 millones)




'Niño con paloma' - Pablo Picasso (67 millones)




'White center (Yellow, Pink and Lavender On Rose)' - Mark Rothko (64,1 millones)




'Men in Her Life' - Andy Warhol (55,8 millones)




'Study from Innocent X' - Francis Bacon (46,4 millones)



FRANCISCO CARRIÓN

Doha (Qatar)
27 FEB. 2019
https://www.elmundo.es/papel/cultura/2019/02/27/5c75822521efa09c588b45e5.html

Esta marca supera a Zara como la más valiosa del mundo en 2019

Esta marca supera a Zara como la más valiosa del mundo en 2019
Zara ocupa el segundo puesto de las marcas más valiosas del mundo. FOTO: ZARA

La consultora Brand Finance publica su informe anual en el que revela cuáles son las firmas de moda con más valor económico. Tres marcas de Inditex se cuelan en el ranking.


Existe un medidor, mucho más antiguo que los likes y los seguidores, para establecer cuál es la marcas más importante del mundo: el dinero. Según datos publicados por la reputada consultora independiente Brand Finance en el informe de las firmas con mayor valor económico en 2019 que acaba de publicar, Nike es la número uno. El gigante deportivo, referente de la moda sport mucho más allá del gimnasio, lidera la lista por quinto año consecutivo con un valor de marca de 27,9 mil millones de euros. Su valor bajaba el año pasado, pero repunta en 2019 “gracias a un marcado crecimiento en sus ventas en China, Europa, el Medio Oriente y África” y, probablemente, también debido a su potente campaña protagonizada por el icono antirracista Colin Kaepernick. Combatir la ideología de Trump le valió a la etiqueta unas ganancias de seis mil millones de dólares(algo más de cinco mil millones de euros) en apenas tres semanas, cifra que supuso un récord para las acciones de la multinacional en bolsa.


Sin necesidad de campañas de marketing rebeldes y combativas (tendencia a la que no dejan se sumarse otras etiquetas), Zara le arrebata a H&M el segundo puesto del ranking que el gigante sueco logró ocupar el año pasado. La hermana mayor de Inditex escala una posición respecto a 2018 y aumenta su valor de marca en un 6%, lo que se traduce en 15,8 mil millones de euros. Su potente estrategia digital parece ser uno de los factores que la ha convertido en la segunda marca más valiosa del mundo. Habrá que ver cómo repercute su nueva imagen, cambio de logo incluido, en el informe del año que viene.
Zara no es la única enseña del grupo Inditex que se cuela en la lista. Sus hermanas Massimo Dutti –que sube del puesto 46 al 45– y Bershka –que desciende siete puestos hasta el 38– comparten con ella el privilegio de representar la moda nacional en el ranking. “La fortaleza de España en este sector queda un año más demostrada en el informe. Solo tres marcas españolas, en este caso del Grupo Inditex, aportan el 8% del valor de las marcas de moda mundial con un valor total de 19,126 millones de euros”, explica Teresa de Lemus, Managing Director de Brand Finance España.
El puesto tres de la lista lo ocupa Adidas, confirmando el éxito global de la ropa deportiva y el creciente mercado del streetwear, y va seguida por H&M, que ha descendido de la posición dos a la cuatro. Los siguientes puestos están copados por dos clásicos del lujo: Cartier y Louis Vuitton y. mientras que el séptimo puesto está ocupado por Uniqlo, en el resto del top ten también manda el lujo. Hermès, Gucci y Rolex copan las tres últimas posiciones y reafirman la importancia de ese segmento en el estado global de la moda.
Tanto es así que en cuanto a fortaleza de marca –un criterio que la consultora mide evaluando aspectos como la inversión en marketing, el capital de los accionistas o el desempeño en el mercado– Rolex es la ganadora absoluta. La marca relojera es la única de la lista que alcanza el destacado valor de AAA+ y ostenta el puesto de ‘la más fuerte’ con una calificación de 90 sobre 100 en cuanto a fortaleza de marca. Atendiendo a este criterio, la segunda marca más fuerte es Nike, pero a excepción del gigante deportivo y de Zara y Bershka, que también obtienen buenos resultados, el resto del top ten está copado por marcas de lujo. Bottega Veneta, por ejemplo, entra en el puesto diez de la lista de las más fuertes, aunque ocupa el número 43 en cuanto a valor económico.
Aunque Europa continúa liderando el mercado de marcas de moda, llaman la atención las posiciones de la estadounidense The North Face, que escala siete puestos respecto al año pasado y ocupa el número 17, y la japonesa Uniqlo, que es la marca que ha experimentado un crecimiento más rápido dentro del top teny ocupa ya el puesto 7, por delante de Hermés, Gucci y Rolex. Su unión al tenista Roger Federer es uno de los factores que explican su crecimiento en valor de marca, al igual que su apuesta por ropa de calidad a precios competitivos y patrones que van más allá del género o la edad. Según el informe, “Uniqlo busca ser la cadena de ropa de moda más grande del mundo en 2020, aumentando sus ventas en los Estados Unidos, China y por Internet, meta que ya consiguió en Asia”.

Otro dato interesante de la lista es la presencia de Victoria’s Secret en el puesto 12, una posición nada desdeñable si se tienen en cuenta sus constantes crisis de imagen y el debate que rodea a la enseña lencera sobre si debería replantearse los cánones físicos de sus modelos y la cosificación femenina. Dentro del sector del lujo otras de las marcas que aparecen en la nómina son Coach (puesto 11), Dior (13), Tiffany & Co (14), Burberry (15), Prada (16), Armani (23), Valentino (36) o Yves Saint Laurent (39). El resto de puestos están copados por marcas deportivas como Puma, Under Armour, Timberland, Reebok (que figura en la última posición) o Converse (que se incorpora al ranking por primera vez) y enseñas tan conocidas para el gran público como Ray-Ban (20), Primark (35) o Levi’s (29).

¿Podría implantarse en humanos la proteína p53 que protege a los elefantes del cáncer?

Un investigador observa un elefante en Malasia.


Un investigador observa un elefante en Malasia. PROYECTO MEME


Es una estrategia terapéutica que se está intentado desarrollar desde hace muchos años, pero no es fácil de aplicar



No solo los elefantes tienen la proteína p53, la tenemos todos los mamíferos. Esta proteína tiene lo que llamamos un gen supresor del cáncer, es capaz de impedir que se desarrolle el tumor. Lo que describía la noticia sobre los elefantes a la que te refieres es que estos animales en vez de tener una copia del gen de esta molécula, tienen quince o veinte copias, es decir que la cantidad de esta proteína que producen es mucho mayor que la que podemos producir los humanos. La investigación a la que te refieres defiende la hipótesis de que la razón por la que los elefantes tienen muy pocos tumores es precisamente la elevada cantidad de esta proteína que producen.
Pero ahora, vayamos a la respuesta a tu pregunta concreta. La posibilidad de utilizar esta proteína para combatir el cáncer en las personas. Lo primero que tengo que decirte es que esta es una línea de investigación del cáncer muy activa desde hace más de veinte años: tratar de controlar los niveles de p53 en tumores como una forma de impedirlos. Se ha investigado, por ejemplo, en ratones. Lo que se ha hecho es algo parecido a lo que les pasa a los elefantes, en vez de tener una sola copia del gen aumentar el número de copias y se les llama de hecho ratones súper p53. Esto lo investigó el científico Manuel Serrano en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas hace más de 15 años. Y efectivamente descubrió que esos ratones están más protegidos contra los tumores.
Pero aunque es una estrategia terapéutica que se está intentado desarrollar desde hace muchos años no es tan fácil como se podría pensar porque la solución no es simplemente aumentar los niveles de p53 y ya está. Así no puede hacerse, primero hay que buscar métodos que permitan aumentar la proteína sin provocar más problemas que los que se intentan corregir.
¿Y cuáles podrían ser esos métodos? Hay varias alternativas. Lo primero que se intentó fue la utilización de virus modificados para que aumentaran la expresión del gen que codifica para esta proteína y así se aumentara la producción de la propia proteína. Se utilizaban adenovirus que son un tipo de virus que no se integran en el genoma, al no integrarse quiere decir que no se mantienen de forma permanente, eso puede ser un inconveniente pero evita que se altere el genoma de la célula que se está manipulando. Pero la investigación descubrió que este método no funcionaba y esta vía está abandonada.


Cadena de ADN.
Cadena de ADN. PIXABAY


En la actualidad y desde hace un tiempo, la investigación se ha centrado en conocer muy bien cómo funciona esta molécula p53. Lo que sabemos de ella es que tiene una vida media muy pequeña, es decir que está activa muy poco tiempo en la célula. Por eso, una de las vías de investigación intenta que permanezca activa más tiempo para que pueda ejercer su función. Y eso se hace intentando bloquear otras moléculas que son las que hacen que esté poco tiempo disponible en la célula.
También sabemos que en humanos está presente en niveles muy bajitos. Para que entender esta vía de investigación es necesario saber un poco cómo funciona p53. Cuando el DNA de una célula se daña, la p53 se activa y tiene la capacidad de hacer que si una célula está dividiéndose pero ha sufrido un daño, puede decirle a la célula: ¡párate, no sigas dividiéndote!, para evitar que ese daño se transfiera a las células hijas. La proteína p53 le da a la célula una señal de parada de su división celular y así le consigue tiempo a la célula a que repare el DNA dañado, por ejemplo por los rayos ultravioleta del sol en dosis excesivas. Le dice: “No, no, tú párate, y repara el DNA para que no trasmitas ese daño que puede ser una mutación”. Si la célula obedece, perfecto, pero si no lo hace, p53 consigue que la célula se muera y así evita que se trasmitan mutaciones. Eso es lo que ocurre en una célula normal. En las células tumorales lo que pasa es que la proteína p53 no funciona como tiene que funcionar y la célula sigue dividiéndose y sigue acumulando mutaciones sin repararse. Si tuviéramos mucha cantidad de proteína normal esto lo bloquearía. Y por eso se está haciendo un gran esfuerzo para llegar a esa situación, pero hasta ahora no se ha conseguido. Existen ensayos clínicos en marcha pero todavía no han llegado a los pacientes.
Otra vía de investigación es la utilización de la técnica CRISPR de edición genética. Pero como esta es una proteína que tiene una función muy importante en las células normales deberá ser un CRISPR dirigido exclusivamente a la célula tumoral. Que yo sepa, todavía no se ha podido llevar a la práctica pero es factible que de aquí a unos años la tecnología CRISPR avance y se pueda hacer de forma completamente dirigida a esas células tumorales y de forma segura.
https://elpais.com/elpais/2019/02/22/ciencia/1550833330_062991.html

La realidad del salario mínimo en la UE

La realidad del salario mínimo en la UE
Carnicería en un mercado de Roma. Italia es uno de los países europeos sin salario mínimo. (Alessia Pierdomenico / Bloomberg)


La medida social rige en 22 Estados miembros y oscila de los 286 euros de Bulgaria a los 2.071 de Luxemburgo


El vicepresidente primero de la Comisión Europea y candidato socialista a las elecciones europeas, Frans Timmermans, dijo el 21 de febrero en Bruselas: “Europa necesita más justicia social, con un salario mínimo en cada Estado miembro para que los jóvenes no trabajen más por unos pocos euros la hora”. A raíz de estas palabras, el equipo de Europa Fact Cheking de La Vanguardia ha querido verificar cuál es la situación del salario mínimo interprofesional (SMI) en la UE.
Actualmente, son 22 los Estados miembros que tienen un salario, que varía entre los 286 euros de Bulgaria a los 2.071 de Luxemburgo. Mientras que Dinamarca, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia carecen de él, según los últimos datos de Eurostat, la Oficina Estadística de la UE.
El análisis divide a los países en tres categorías: aquellos que tienen un SMI inferior a los 500 euros al mes (Bulgaria, Letonia, Rumanía y Hungría); los que lo fijan entre 500 y 1.000 euros (donde se encuentra la mayoría (Croacia, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Estonia, Lituania, Grecia, Portugal, Malta y Eslovenia); y los que superan los 1.000 euros (Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Irlanda, Luxemburgo y España). Las cifras se calculan teniendo en cuenta las pagas extra; por eso, en España la encuesta muestra un SMI de 1.050 euros al mes, en lugar de los 900 euros que aprobó el gobierno el pasado mes de diciembre.

Estos datos no muestran, sin embargo, la diferencia de precios que hay entre cada país. Si se tiene en cuenta la Paridad del Poder Adquisitivo (PPS), la distancia entre Bulgaria y Luxemburgo sigue siendo notable, aunque se reduce de los 577 PPS del primero a los 1.646 PPS del segundo. Si se tiene en cuenta esta variable, España no se encuentra entre los que tienen los salarios mínimos más altos con 933 PPS, si no que se encontraría en un segundo grupo junto con Grecia con 800 PPS, siendo este último país el único de toda la UE que no ha visto aumentado su salario mínimo debido a los tres rescates que ha tenido entre 2010 y 2015.
Si Frans Timermmans llega a ser presidente de la próxima Comisión Europea tras las elecciones europeas de mayo, no podría implantar el salario mínimo interprofesional de forma obligatoria, porque la UE no tiene competencias en esta materia. Sin embargo, los países europeos firmaron (y apoyaron) en noviembre de 2017 el pilar europeo de derechos sociales en la ciudad sueca de Gotemburgo, que establece veinte principios y “derechos esenciales destinados a fomentar mercados de trabajo y sistemas de protección social equitativos”. Entre ellos, se encuentran los salarios mínimos, en que los países apoyaron que se garantice “un salario mínimo adecuado y evitarse la pobreza de los ocupados”.

Estos principios, firmados por los países europeos, están pensados sobre todo para los de la zona euro, aunque el resto de miembros pueden formar parte de él. “Cumplir los principios y los derechos definidos en el pilar europeo de derechos sociales es una responsabilidad conjunta de los Estados miembros, las instituciones de la UE, los interlocutores sociales y otras partes interesadas”, afirma el documento.
No obstante, el salario mínimo es algo que tiene un amplio consenso, también por parte del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien ha asegurado en varias ocasiones su apoyo a que debería haber un salario mínimo en cada país de la Unión Europea. “Hay un nivel de dignidad que debemos respetar”, enfatizó en 2017, meses antes de que se aprobara el pilar social europeo. También la Eurocámara lo apoyó, defendido por la vicepresidenta del partido socialdemócrata, Maria João Rodrigues, quien pidió “que los países de la UE deberían asegurar un sueldo mínimo de al menos el 60% de la media salarial nacional”.



ESTHER HERRERA, DANI ROVIROSA, BRUSELAS

27/02/2019 13:53

https://www.lavanguardia.com/economia/20190227/46708970916/salario-minimo-ue-comparativa-bulgaria-luxemburgo-espana.html

Psicobióticos: las bacterias que te salvarán de la depresión y el estrés

Foto: Nuestro segundo cerebro. (iStock)
Nuestro segundo cerebro. (iStock)


Antidepresivos, ansiolíticos... y ahora también probióticos. Dado que una buena salud mental se corresponde con una microbiota variada y en equilibrio, démosle vida al cerebro


A menudo hemos hablado en Alimente del eje intestino-cerebro, de la conexión existente entre nuestras emociones y nuestras tripas. Pero casi siempre lo hemos hecho desde el punto de vista de la gastroenterología: mirándonos el ombligo. Así, hemos visto cómo el estrés y las emociones repercuten en nuestro bienestar intestinal, favoreciendo procesos de inflamación y el desarrollo de enfermedades autoinmunes o de trastornos como la permeabilidad intestinal. Pero puesto que este eje es en realidad una carretera de doble sentido, seguramente también podemos hacer el camino inverso y ver de qué modo nuestras bacterias repercuten en nuestro estado de ánimo.
Este es el trabajo que se lleva a cabo en el Instituto de Microbioma de la University College Cork (Irlanda). Allí, en el laboratorio del neurocientífico John Cryan, se crían en cámaras de aislamiento colonias enteras de ratoncillos ‘germ free’. Como su propio nombre indica, están libres de gérmenes, lo cual implica que tampoco tienen bacterias intestinales. Cryan y su equipo estudian su comportamiento, su actitud, incluso sus estados de ánimo. Entre sus hallazgos, han podido ver que los ratones sin microbiota se aíslan, no tienen la capacidad de reconocer a otros ratones con los que interactuar. También ven en ellos una cierta propensión al estrés, a la ansiedad, a la depresión.
Los ratones sin microbiota se aíslan y tienen una cierta propensión al estrés, la ansiedad y la depresión

Estos ratones les sirven, a ellos y a otros muchos científicos que también exploran el papel de la microbiota en el campo de la salud mental, para ver cómo reaccionan cuando les inoculan una cepa bacteriana u otra. Puesto que hoy sabemos que las bacterias son capaces de producir sustancias químicas que pueden influir en el cerebro, el cuerpo y el comportamiento, se trata de ver cuáles de ellas serían las más beneficiosas para combatir, o cuando menos aliviar, determinados trastornos psicológicos.
Cryan trabaja mano a mano con el profesor de psiquiatría Ted Dinan, un investigador que pasará a la historia como el científico que acuñó y definió el concepto de ‘psicobiótico’: se trataría de ‘un organismo vivo que, cuando se ingiere en cantidades adecuadas, produce un beneficio para la salud mental’. Sería algo así como un probiótico para el cerebro.
Dinan está especialmente centrado en el estrés. Y está convencido de que “hay evidencia acumulada de que existen varias cepas de bacterias que los individuos sanos pueden ingerir para ayudarlos a ser más resistentes al estrés. Así que creo que dentro de un corto período de tiempo podrá haber psicobióticos o bacterias probióticas disponibles para tratar formas más leves de depresión y formas más leves de ansiedad".

Del ratón al humano

Las investigaciones de Cryan y Dinan están hechas con animales. Ratones a los que, por ejemplo, se les ha incluido en su alimentación la bacteria Lactobacillus rhamnosus, lo que ha inducido cambios en su microbiota y les ha reducido sus crisis de ansiedad o estados depresivos. Años atrás, un equipo de investigación dirigido por Nobuyuki Sudo, de la Universidad de Kyushu en Japón, utilizó también ratones ‘germ free’ para medir sus niveles de estrés mientras estaban atrapados en un tubo estrecho. Y vio que eran mucho más elevados que los de ratones del grupo control expuestos al mismo estímulo estresante. Lo más interesante del experimento es que bastó con proporcionarles una única bacteria –Bifidobacterium infantis- para que los niveles de estrés se redujeran.
Foto: iStock.
Foto: iStock.
Pero también se ha dado el salto en humanos. La última investigación acaba de publicarse en 'Nature Microbiology' y corrobora la relación entre las bacterias intestinales y el estado de ánimo. El estudio, realizado en la Universidad de Lovaina, ha tomado una muestra de más de mil personas y ha estudiado cómo las características de sus microbiotas se correlacionaban con su calidad de vida y la depresión. En concreto, se ha visto que las bacterias que producen butirato -un ácido graso de cadena corta- están asociadas con indicadores de mejor calidad de vida. También se ha visto que los participantes con depresión tenían menos cantidad de Coprococcuss.
Las investigaciones todavía son eso: investigaciones. Aún no tenemos diseñado un psicobiótico como tal, aunque todo apunta a que lo veremos pronto. Entretanto, los psicólogos están con los ojos abiertos a este nuevo abanico de posibilidades. “A lo largo del tiempo, hemos intentado combatir los trastornos psicológicos con todos los recursos que tenemos a nuestro alcance -explica Rosario Linares, directora del gabinete psicológico El Prado-. Primero recurrimos a productos naturales, las sustancias psicoactivas que se utilizaban se extraían de diferentes plantas, que luego comenzaron a sintetizarse en los laboratorios. A inicios de 1960, la psicofarmacología se extendió como un complemento de la psicoterapia”. Ahora, continúa, “es probable que estemos a punto de dar otro salto cualitativo en el tratamiento de las enfermedades mentales de tipo emocional y que el chucrut, el kimchi o el kéfir sean los nuevos remedios naturales para la ansiedad o la depresión”.



"En breve tendremos psicobióticos disponibles para tratar formas leves de depresión y de ansiedad"

Probablemente sea excesivamente simplista pensar que tomar yogures puede aliviar un estado de tristeza, pero hay estudios que han visto resultados positivos. Por ejemplo, en un trabajo con estudiantes en vísperas de un examen importante, se comprobó que quienes incluyeron en su dieta leche fermentada durante ocho semanas tenían un nivel más bajo de cortisol -la hormona del estrés- y una mayor cantidad de serotonina. En otro estudio, realizado en la Universidad de California, se vio que quienes consumieron yogur rico en psicobióticos dos veces al día lograban controlar mejor sus respuestas emocionales, aumentando su tolerancia al estrés.

Dieta y cerebro

Rosario Linares, que habla con sus pacientes de la importancia de la dieta, explicándoles que cuanto mejor esté su intestino mejor funcionará su cerebro, explica que, aunque todas estas investigaciones aún estén en pañales, “lo más interesante es que, a través de nuestra alimentación, podamos favorecer un estado de ánimo más positivo. Tal vez llegue un día en el que los probióticos sean unaalternativa a los psicofármacos, pero todavía tenemos el problema de que no se sabe muy bien qué papel juega cada probiótico y tampoco conocemos el estado previo de la microbiota en cada paciente. Por lo que parece que tomar psicobióticos a la ligera puede no ser una buena idea. Yo, en principio, sí sugiero a mis pacientes que tomen alimentos naturales fermentados, como el yogur, el kimchi, el kefir…”.
Dejamos el mensaje final a John Cryan: “En el siglo XX, la medicina microbiana puso el foco en matar bacterias con antibióticos para salvar vidas. Pero ahora podemos apreciar la importancia del microbioma para tener una buena salud, incluida la salud del cerebro. Estamos empezando a ver, como en Pinocho, una especie de relación entre títere y titiritero -especialmente en la edad temprana-, entre el cerebro y el microbioma. Para tener un cerebro sano, es posible que lo que necesitemos sea un intestino sano".
Mie, 27 Feb 2019  05:00 H.
Actualizado: 2 H.
Tiempo de lectura: 6 min
https://www.alimente.elconfidencial.com/bienestar/2019-02-27/psicobioticos-microbiota-bacterias-depresion-estres_1847534/

Los jeroglíficos de la pirámide nutricional: cuando el aguacate no encaja en la fruta ni la mantequilla en los lácteos

piramide alimentaria
El esquema cambia según el país y, si lo seguimos a pies juntillas, comer bien es una cosa distinta en función de donde estemos
Cuando se trata de transmitir a la población de un modo muy resumido cómo hay que comer, hay dos grandes posturas: la de los países que solamente incluyen en sus guías (sean pirámides, ruedas, rombos, platos u ollas) alimentos saludables y los que también recogen (es el caso de España) productos que no lo son tanto, como los derivados cárnicos ultraprocesados, el alcohol, los aperitivos y los dulces.
El problema de elegir la segunda opción es que la gente, tarde o temprano, acaba preguntándose: ¿Cuánto alcohol puedo beber a lo largo del día para que tenga un efecto positivo sobre mi salud? (respuesta correcta: para beneficiarnos de los polifenoles presentes en el vino tinto, por ejemplo, no hace falta beber alcohol, ya que estos antioxidantes están presentes en la piel de la uva y en muchas otras frutas y hortalizas). ¿Qué cantidad de cruasanes tendría que consumir de lunes a domingo para que no me pasara factura en la báscula? ¿Cuántas veces a la semana puedo comer chorizo y fuet para que pueda considerarse ocasional? (Buena parte de los españoles ingiere carnes procesadas a diario, pese a que los embutidos deberían reducirse, por motivos de salud, a una o dos raciones de 30 o 40 gramos a la semana).

EL PLATO DE HARVARD

Probablemente, ninguna guía visual ha alcanzado la popularidad del Healthy Eating Plate (el plato para comer saludable) de la prestigiosa Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, una guía que ya ha sido traducida a 14 idiomas. La propuesta refleja cuál ha de ser el contenido del plato para mantener alejadas las enfermedades. A saber: la mitad del recipiente ha de estar ocupado por alimentos de origen vegetal, una cuarta parte por proteínas procedentes de legumbres, aves y pescado, y el 25% restante por cereales integrales. Asimismo, hay que beber agua, usar buenos aceites y mantenerse activo. Otros mensajes rompedores son limitar el consumo de carnes rojas y queso, así como de embutidos, lácteos (la recomendación es no superar 1 o 2 raciones diarias) y zumos (no más de 1 vaso pequeño por jornada). Además de la independencia a prueba de bomba del centro educativo del que sale y de la potencia visual de su propuesta (al fin y al cabo, cuando nos disponemos a cenar pensamos en platos y no en pirámides), una de sus grandes ventajas es que no hay que contar calorías. Para la mayoría de los dietistas-nutricionistas, esta fórmula enseña el camino de la alimentación equilibrada, al incluir únicamente alimentos saludables (en lugar de piruletas, chuches o cruasanes) y ceñirse a la evidencia científica.
Al igual que la gran pirámide de Giza (Egipto) alojaba trampas mortíferas para evitar que los lugares de reposo eterno de los faraones fueran profanados por los codiciosos cazadores de tesoros, las pirámides nutricionales incluyen algunos jeroglíficos que conviene descifrar bien si lo que se pretende es alargar la vida. "El problema es que muchas están mal construidas", resume Eduard Baladia, responsable del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética. "En ocasiones, están ligadas a instituciones y gobiernos que tienen sus propios conflictos y presiones. Por ejemplo, es habitual que cuando se refiere a cosas nocivas haga alusión a nutrientes como las grasas saturadas. En cambio, si se trata de algo bueno, se habla de alimentos", denuncia.
Básicamente, el objetivo de una pirámide es lanzar mensajes muy visuales para potenciar ciertos grupos de alimentos que no se consumen con la debida frecuencia o en la cantidad adecuada, pese a haberse demostrado científicamente que preservan la salud; y, al contrario, para disminuir la frecuencia de otros que incrementan la prevalencia de un montón de enfermedades y que la población toma con excesiva asiduidad.
Lo que ocurre es que, a veces, los dietistas-nutricionistas discrepan sobre el lugar que deben ocupar algunos alimentos. Un ejemplo son las patatas, un producto que la pirámide española sitúa en la mismísima base (donde se encuentran las viandas que conviene degustar a diario por su capacidad para prevenir enfermedades), a la misma altura que los cereales integrales y por delante de las hortalizas y frutas. Y hay quienes dicen que deberían estar más arriba, junto con los alimentos que se aconsejan menos de tres veces por semana, máxime cuando la tendencia actual es comerlas fritas, en lugar de como sería más recomendable, que es hervidas y acompañadas de verdura.
Algunos expertos discrepan también de que la base de la pirámide que elabora la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) esté ocupada por los cereales. A diferencia de las frutas y hortalizas (que en la española están colocadas en el segundo escalón, por orden de importancia), cuyo consumo disminuye el riesgo de enfermedades crónicas muy prevalentes, los cereales solo han demostrado tales efectos preventivos en su versión integral. Incluso, aunque la pirámide dejara muy claro que hace referencia a ellos, "este grupo de alimentos no debería estar solamente en la base, sino también acompañando a frutas y hortalizas", sugiere Eduard Baladia.

La primera 'pirámide' casi erradica el escorbuto

Para el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (Eufic, por sus siglas en inglés), los precedentes de la actual pirámide se encuentran en James Lind, un cirujano de la marina británica que en el siglo XVIII demostró que las limas y las naranjas curaban el escorbuto, mientras que otros remedios populares, como el vinagre y la sidra, no hacían mella en la enfermedad. Cuarenta años después de publicar sus conclusiones, se ordenó que todos los barcos de la marina británica llevaran zumo de lima, y el escorbuto a bordo quedó prácticamente erradicado.
Tras la II Guerra Mundial se hicieron recomendaciones parecidas a las de ahora para que la gente no acabara desnutrida, lo que llevó a agrupar los alimentos por macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales), para que la población supiera distinguir los esenciales para disfrutar de la vida y no tener que guardar cama. Fue en la década de los años 70 cuando los nutricionistas comenzaron a preocuparse por el excesivo consumo de grasas saturadas, azúcar añadido y sal. A partir de entonces, aparecieron guías muy visuales para que se captara lo importante en lugar de la letra pequeña. En 1991 el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) publicó la primera pirámide de la alimentación saludable, a la que luego siguieron otras, caso de la española, cuya primera versión data de 1995.
Si las pirámides solo incluyeran alimentos saludables, como algunos expertos proponen, la española se convertiría en trapecio, al desaparecer de su cúspide copas de vino, jarras de cerveza, salchichones, cruasanes, suplementos vitamínicos, sobres de azúcar, piruletas y ristras de chorizo
Una pregunta recurrente que suelen formular los estudiantes de dietética es por qué no todos los países se rigen por la misma pirámide alimenticia si, en un principio, los requerimientos nutricionales son semejantes para cualquier ser humano con independencia del lugar que habite. La respuesta es que cada persona se desarrolla en un entorno diferente, que facilita unos alimentos y unos nutrientes distintos a partir de una cultura gastronómica dada. "No es lo mismo atender las necesidades nutricionales de los esquimales que las de los españoles", pone como ejemplo Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
"Otra cosa bien distinta es que haya diferencias en las pirámides de grupos poblacionales afines", prosigue. En su opinión, la razón es que países como el nuestro no cuentan con unas recomendaciones dietéticas basadas exclusivamente en la evidencia científica, "sino que se imponen conflictos de intereses económicos entre las sociedades científicas del ámbito de la nutrición con la industria alimentaria y farmacéutica".
Por lo demás, el plato de Harvard (EE UU), la olla de Guatemala (adoptada como icono, pues allí se cocina en puchero) o la pirámide española, son el último paso de un trabajo previo mucho mayor. Dado que las guías alimentarias son verdaderos mamotretos con cientos de páginas, los expertos elaboran una especie de resumen visual a partir de iconos fácilmente reconocibles, para que cualquier persona sepa conducir su alimentación por el buen camino con un simple vistazo. Pese a que alguna investigación ha querido averiguar si alguna figura geométrica (pirámide, olla, plato, etcétera) repercute en mayor medida en la adopción de patrones saludables, Russolillo y Baladia señalan que ninguna ha demostrado superioridad sobre el resto.

LO QUE DICE ‘THE LANCET’

Una hamburguesa pequeña a la semana. Sin paños calientes. Es la propuesta de consumo de carne que el pasado mes de enero hizo pública la comisión EAT-Lancet, constituida por relevantes científicos de todo el mundo al amparo de la revista médica. En su plato, una distribución de alimentos para salvar el planeta y dar de comer a los 10.000 millones de personas que se espera que habiten la Tierra en 2050. "Estas transformaciones evitarían 11 millones de muertes prematuras al año relacionadas con la alimentación", sostienen. Su plato, además de (casi) desterrar la carne roja, se basa en 2.500 kilocalorías diarias repartidas en leche entera o equivalentes de productos lácteos (250 gramos), arroz, trigo, maíz y otros cereales (232), proteínas (209 gramos: 75 de legumbres, 50 de frutos secos, 29 de pollo y otras aves, 28 de pescado y 14 de ternera, cordero o cerdo), 13 de huevos (uno o dos a la semana), patatas y yuca (50), grasas añadidas (52, sobre todo, de aceites insaturados), azucares (31), verduras (300) y frutas (200). "Esto no es otra cosa que la dieta mediterránea", explicó a EL PAÍS Jesús Román, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
Existe coincidencia, eso sí, en que cuanto más claros e inequívocos son los mensajes, más posibilidades hay de que se obre un cambio. "Por ello, lo ideal es que la pirámide solo incluya alimentos saludables", indican ambos expertos al alimón. Ahora bien, de adoptarse algún día este punto de vista, la pirámide dejaría de ser lo que es para convertirse en un trapecio, ya que su cúspide está sorprendentemente ocupada, en el caso de España, por copas de vino, jarras de cerveza, salchichones, ristras de chorizo, snacks, cruasanes, suplementos vitamínicos, trozos de tarta, sobres de azúcar, piruletas y caramelos, con la advertencia de que su consumo ha de ser ocasional.

¿Una cuestión de cantidad?

En la práctica, es especialmente importante aplicar la metodología científica para garantizar que las raciones aporten niveles similares de energía y macronutrientes, es decir, para concretar qué alimentos permiten reemplazar a otros sin alterar el perfil nutricional de la ingesta diaria. La pirámide de la SENC, por ejemplo, indica que una ración de 20 gramos de pan (u otros derivados de cereales) está al mismo nivel que una de 200 gramos de patatas. Algo que tampoco convence al presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética: "No es lo mismo. De ninguna manera. Si se ofrece a la población que elija una ración de 20 gramos de pan, se estará tomando sus 66 kilocalorías, y el día que prefiera las patatas, hasta 140 kilocalorías".
No hay duda: la solidez de la pirámide depende de la evidencia científica que cimienta su estructura. Por este motivo, la australiana, la báltica y, sobre todo, el plato para comer saludable impulsado por la Universidad de Harvard, son citados como ejemplos de buena praxis científica, alumbrados por las evidencias extraídas de grandes bases biomédicas como PubMed y Cochrane. Aunque cada maestrillo tiene su librillo, los expertos coinciden a la hora de señalar que alrededor del 50% de cada ingesta debería estar compuesta por vegetales (a ser posible de temporada y cultivados con métodos respetuosos para el medioambiente y la sostenibilidad), una cuarta parte por cereales integrales y el resto por proteínas saludables (legumbres, aves, pescado).

No es lo mismo tomar leche que queso (ni aguacates que mandarinas)

En España, dietistas-nutricionistas como Iva Marques y Russolillo han desarrollado una metodología revolucionaria para intercambiar alimentos, que, aseguran, solucionaría muchos de los flecos que hoy nos confunden. La principal sorpresa de este sistema es que en lugar de agruparlos por su clasificación botánica, los ordena por su composición nutricional. Una de las grandes objeciones que Russolillo formula a la guía alimentaria española es que si se trata de obtener una ración de lácteos, no es lo mismo, como se deduce de la pirámide actual, tomar leche o yogur que comer queso (y los sitúa al mismo nivel).
"El queso es un producto que debe ser entendido como alimento proteico, es decir, como carne, pescado o huevos. Por lo tanto, no es correcto intercambiar un vaso de leche por un trozo de queso, sino que habría que sustituir una porción de carne, pescado o huevos por una de queso", proclama el dietista-nutricionista. "Alguien podrá objetar: 'Ya, pero es que en términos de calcio no es lo mismo', a lo que cabe responder que en los de zinc, potasio o de hierro tampoco es lo mismo comerse una víscera que un pescado". Y añade: "La mantequilla se ha de incluir en el grupo de alimentos grasos".
Otro de sus reparos tiene que ver con que las legumbres no son un alimento proteico (a pesar de que ahí están, junto al pescado y los huevos —excepto las tiernas, que están en la base—), por lo que deben encuadrarse con los cereales y sus derivados (pan, pasta, arroz, patatas…). A su vez, el aguacate, "siendo botánicamente una fruta, debe ser considerado a todos los efectos un alimento graso, como los frutos secos", entiende el presidente de la Academia de Nutrición y Dietética. Y para evitar confusiones generalizadas, apunta que es importante que el maíz y la patata, pese a ser hortalizas y tubérculos, se encuadren en el grupo de los cereales y sus derivados, ya que, desde el punto de vista nutricional, aportan lo mismo que el pan, la pasta o el arroz; "si bien, la asociación cinco al día [que promueve el consumo de frutas y verduras] coloca al maíz en esta categoría debido a su uso en la cultura gastronómica española", concluye el dietista-nutricionista.

LA PIRÁMIDE AUSTRALIANA

En el país oceánico la elabora Nutrition Australia, un organismo independiente que no tiene en cuenta los intereses comerciales de los productores y de las asociaciones que los respaldan. En el primer piso se sitúan las frutas, hortalizas y legumbres, correspondiendo el segundo escalón al grupo de los cereales (menos numeroso que en otras pirámides), apartado al que se ha añadido la quinoa y la avena, además de la recomendación de optar, siempre que sea posible, por variedades integrales. Por su parte, en el tercer nivel por orden de importancia, están los lácteos, por un lado, y las carnes, huevos y pescado, por otro, amén de los frutos secos. Es interesante reseñar que las carnes se presentan bajo la etiqueta lean meat (carnes magras), lo que deja fuera de la pirámide las salchichas frankfurt, hamburguesas y embutidos. Finalmente, el cuarto piso está ocupado por las grasas saludables (como el aceite de oliva). Y para beber, agua: nada de esas jarras de cerveza y copas de vino que podrían conducir al equívoco de considerar el alcohol un alimento, cuando la mayoría de los metaanálisis concluyen que beberlo, incluso con moderación, tiene muchos más inconvenientes que ventajas. A modo de curiosidad, en la pirámide australiana (admirada también por destacados dietistas-nutricionistas), las legumbres aparecen en el primer y tercer piso (junto a otros alimentos proteicos), lo que crea la duda de si deben de ser consumidas diariamente o 3/4 veces por semana (como parece más lógico).
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