miércoles, 14 de septiembre de 2022

Llega la fusión de Ethereum: una prueba definitiva para las 'criptos' y un revés para los mineros

Foto: iStock.


  • Ethereum adoptará un nuevo protocolo, el de participación, que no requiere mineros
  • Consiste en una mejora tecnológica para que las transacciones sean más eficientes
  • El ecosistema se juega su credibilidad y recuperar parte de la inversión perdida



El mundo 'cripto' tiene marcada esta semana en el calendario, ya que en las próximas horas se materializará la esperada fusión de Ethereum. Es una mejora tecnológica que consiste en la actualización de la red. Este momento se aguarda con atención ya que la mutación o 'The Merge', como también se conoce en inglés, pone a prueba varios de los fundamentos del ecosistema.

En cuanto a la parte técnica, la actualización consiste en pasar de la prueba de trabajo (Proof of Work o PoW, por sus siglas en inglés) a la prueba de participación (Proof of Stake o PoS). Cambia el protocolo por el cual se emiten los tokens y se adopta el segundo de ellos porque es un mecanismo más eficiente, que requiere de un menor consumo energético para verificar las transacciones en la red.

Ethereum se puso en marcha en 2015, aunque su conceptualización es de 2014, cuando su creador, Vitalik Buterin, publicó el artículo técnico que daría después vida a la cadena de bloques. Desde que se ideó la blockchain, ya se contemplaba esta migración de la prueba de trabajo a la de participación por su mayor eficiencia. Durante este tiempo, los desarrolladores han estado trabajando en el mecanismo que daría lugar al nuevo protocolo. Y ese mecanismo es la fusión. 

En 'The Merge', lo que se va a fundir es la red principal de Ethereum, la que funciona hasta la fecha, con una cadena de baliza. La primera utiliza el protocolo PoW y, la segunda, el PoS. Y una vez se produzca el acoplamiento de ambas, se dará lugar a un nuevo fragmento que se basará ya en la participación. Como ejemplo simple, sirve pensar en un proceso de mudar la piel o en una metamorfosis.

La propia organización de Ethereum lo explica con una metáfora: "imagine que Ethereum es una nave espacial que no está lista para un viaje interestelar. Con la cadena de baliza y las cadenas de fragmentos, la comunidad ha construido un motor nuevo y un casco más duro. Cuando llegue el momento, la nave inicial se acoplará con este nuevo sistema para convertirse en una sola nave, lista para viajar muchos años luz y enfrentarse al universo".

La complejidad de este procedimiento es que se va a ejecutar mientas la red principal sigue activa. Ethereum.org también lo simplifica: "en lo que se centra la transición es en cómo la comunidad va a actualizar el corazón de una red descentralizada mientras el corazón todavía late". 

El objetivo es que la fusión esté completada el jueves 15 de septiembre. Sin embargo, se avisa de que la fecha puede variar. 

Adiós a los mineros

Al adoptarse la prueba de participación (PoS), cambia el protocolo de consenso, una parte muy relevante para una red descentralizada, ya que de ello depende cómo se verifican las transacciones. En este caso, no existe la figura de los mineros sino la de los validadores. La diferencia es que, en este último caso, crear y confirmar bloques depende de una asignación aleatoria, por lo que los responsables no compiten entre ellos (sino consigo mismos o con la red). No se trata de ser los primeros en dar con el bloque, sino en poder activarlo. Cuando se elige aleatoriamente a un participante, este tiene que apostar su recompensa (32 ETH) y, de intentar romper la validación, pierde su dinero. 

Es decir, la diferencia es que un minero interviene en ese proceso por iniciativa propia y opta a una recompensa si mina un bloque. Un validador tiene el deber de participar en este proceso y opta a perder sus criptodivisas, lo que pretende asegurar que no vaya a certificar transacciones inválidas. 

El cambio de protocolo cambia por completo las reglas del juego para los mineros, que podrán intervenir, pero como validadores, cambiando el foco las recompensas y la capacidad de hacer negocio. Ante la llegada de la fusión, muchos se han adaptado para poder participar en PoS. Como es habitual, los mineros individuales o más pequeños son los que tienen menos capacidad de reacción.

Es una forma distinta de crear la blockchain mediante otro protocolo de seguridad, que requiere de un hardware menos potente. De cara a la implementación de la fusión, muchos han cuestionado que este procedimiento vaya a ser, efectivamente, más seguro, y consideran que puede generar más vulnerabilidades. 

Mucho en juego

Más allá de lo que significa la fusión en sí -que podría resumirse en un avance tecnológico-, lo relevante es todo lo que hay en juego para Ethereum y para el ecosistema 'cripto'. 

Por un lado, que esta novedad se implemente con éxito o no pone a prueba la credibilidad del proyecto, la solidez de esta tecnología y la capacidad de los desarrolladores de innovar y mejorar su software. En parte, es una cuestión de confianza, ya que es la primera actualización que se lleva a cabo en una red tan importante como Ethereum. En esta cadena de bloques no solo se intercambian sus tokens (ETH) sino que se desarrollan otras muchas aplicaciones basadas en blockchain. Por ejemplo, los tokens no fungibles (NFTs) suelen sostenerse en estas redes. 

Por otra parte, 'The Merge' también servirá para comprobar cómo reaccionan los inversores ante la evolución de Ethereum. ¿Servirá como catalizador? ¿Será suficiente? En estos días se verá si parte del interés perdido en las criptomonedas puede recuperarse gracias a este acontecimiento. 

En parte, el éxito de la fusión podría servir para contrarrestar las malas noticias que han asolado al mercado en los últimos meses, después de que muchas empresas de criptomonedas hayan quebrado, mermando la confianza en el conjunto del ecosistema.

De nuevo, es una gran prueba para Ethereum y una oportunidad también. En el caso de la criptodivisa, ether, ha perdido la mitad de su valor en lo que va de 2022. La 'cripto' cotiza en los 1.740 dólares a la hora de escribir este artículo, cuando cede un 0,80% en la últimas 24 horas y gana un 4,47% en la semana. Su máximo histórico, alcanzado en noviembre de 2021, se situó en los 4.891,7 dólares. El activo vale casi tres veces menos que desde entonces. Ahora, se pueden encontrar argumentos en su actualización para volver a atraer a los inversores.