- Treinta de las treinta y cuatro materias primas más negociadas se abaratan desde mayo
- Las que resisten son el paladio, el ganado vivo, el arroz y la soja
El mercado de materias primas se ha convertido en uno de los grandes protagonistas este año, al haber sido el detonante de una de las situaciones macroeconómicas más delicadas de las últimas décadas: el aumento de la inflación.
Ya no es noticia para nadie que el repunte de la demanda tras el Covid ha generado cuellos de botella, y estos han disparado los precios de los recursos básicos. Además, la guerra en Ucrania y la crisis de energía han contribuido a empeorar todavía más el contexto inflacionista.
Después de meses en esta situación, han empezado a surgir algunas voces que anticipan que lo peor ya ha pasado. El pico de inflación ya se ha tocado, y aunque todavía habrá meses de tasas por encima de la media de los últimos años, poco a poco los precios irán disminuyendo. Este argumento se apoya en una reacción que ya lleva meses produciéndose en el mercado de recursos básicos: los precios de las materias primas más negociadas parecen haber alcanzado el máximo del año en junio, ya que, desde entonces, la corrección es generalizada en casi todas las materias cotizadas.
De la lista de 34 materias primas que más se negocian, solo hay cuatro que no han corregido desde el día 7 de junio: el paladio, el ganado vivo, el arroz y la soja para piensos, con subidas del 19,3%, 7,9%, 4,7% y 3,8%, respectivamente. En aquella fecha, la cesta de materias primas de Bloomberg empezó a caer, en una corrección que ya se ha llevado un 14% del selectivo.
Las que más caen
Con permiso del estaño, que cae un 41,5% en la Bolsa de Metales de Londres (LME) desde el 7 de junio, y es la materia que más cede desde esa fecha, son el petróleo y sus derivados los que están liderando las caídas en este periodo. El barril Brent europeo se abarata casi un 23% desde entonces, y el West Texas casi un 27%.
El algodón, el cobre y el trigo han bajado cerca del 20%, mientras que otros metales industriales, como el aluminio y el níquel, retroceden cerca del 18% en este periodo.
El descenso que se está produciendo está llevando a algunos analistas a pensar que la inflación ya ha podido tocar techo. "Hay muchos indicios de que la inflación ha tocado techo", explica Pramod Atluri, gestor de Capital Group, citando la caída de los precios de la gasolina desde mediados de junio, así como de los precios del trigo, el maíz y otras materias primas desde mediados de mayo. "Tal vez la Fed tenga así la cobertura que necesita para apoyar el crecimiento económico sin dejar de tomarse en serio la inflación", señala.
Precisamente, es la Reserva Federal, y otros grandes bancos centrales del planeta, como el Banco Central Europeo (BCE), los que, con sus políticas, están haciendo que muchos gestores y analistas teman la llegada de una recesión. La última encuesta a gestores de Bank of America, realizada durante la primera semana de septiembre, confirma que la mayor parte de gestores considera como lo más probable que vaya a haber recesión mundial en los próximos meses.
El miedo a una caída de la demanda si esto finalmente se materializa es lo que está llevando a muchos inversores a vender materias primas en el mercado, anticipando que se producirán mayores caídas en los precios en los próximos meses.
El frenazo de la demanda
Esta caída de las materias primas desde junio, de hecho, está sobre todo relacionada con las perspectivas de la demanda. El petróleo es el mejor ejemplo: a pesar de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios externos han decidido cambiar el rumbo de su política y empezar a reducir oferta para intentar impulsar los precios, de momento sus esfuerzos no están siendo suficientes para contrarrestar las caídas que se están produciendo en el recurso energético.
El último informe del mercado del petróleo de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) lo deja claro: la organización ha recortado el ritmo de crecimiento de la demanda de petróleo para este año, por un frenazo del consumo, y ya prevé que 2022 será el primer año en el que la demanda de petróleo por parte de China va a retroceder, algo que no ocurrió ni en la crisis del Covid, en 2020, ni en la Gran Crisis Financiera de 2008. De hecho, es la primera vez que ocurrirá, si se cumplen las previsiones de la IEA, desde 1990, hace más de 3 décadas.