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(Inteligencia artificial - Gemini - Novaceno)
Un equipo de científicos ha usado la bioingeniería para desarrollar un nuevo tipo de implante dental más sencillo de colocar y que tiene el mismo aspecto y ofrece las mismas sensaciones que uno real
Un equipo de investigadores ha desarrollado un nuevo implante que crece en la encía y se fusiona con los nervios existentes para imitar la forma y la sensación de tener un diente real. La operación, aseguran, es mucho más sencilla que la del procedimiento que se usa actualmente y no es tan invasiva porque no requiere perforar el hueso.
Millones de personas en el mundo han recurrido a los implantes para reemplazar los dientes perdidos. Estas prótesis son visualmente muy similares a las piezas dentales reales y, por lo que se sabe por las pocas décadas que se llevan aplicando, también son muy duraderas. Sin embargo, cualquiera que haya sufrido una operación para colocarse implantes sabe que se trata de un procedimiento muy molesto y que las prótesis nunca acaban de sentirse como un diente de verdad.
Esto sucede porque los dientes son unas estructuras mucho más complejas de lo que parecen. “Los dientes naturales se conectan al hueso maxilar a través de tejido blando rico en nervios, que ayudan a percibir la presión y la textura y guían la forma en que masticamos y hablamos”, afirma Jake Jinkun Chen, profesor de periodoncia en la facultad de Odontología y Medicina de la Universidad de Tufts (EEUU). Chen es uno de los autores del estudio publicado en la revista Scientific Reports donde se presenta esta investigación.
“Los implantes carecen de esa retroalimentación sensorial”, asegura Chen. Esta limitación viene dada por su diseño: un pilar de titanio que se inserta directamente con el hueso maxilar y una corona, generalmente de cerámica, que se atornilla encima. Sin embargo, la perforación del hueso para colocar el pilar puede llegar a cortar o dañar nervios circundantes y provocar que dejen de ofrecer esta retroalimentación sensorial que notamos en los dientes naturales.
Cómo funciona
El implante desarrollado por el equipo de Tufts lleva un recubrimiento biodegradable que envuelve el implante de titanio. Este recubrimiento está impregnado de células madre y una proteína especializada diseñada para estimular su multiplicación y diferenciación en tejido nervioso, dicen los autores del estudio.
El recubrimiento se va disolviendo gradualmente durante el proceso de cicatrización, liberando sus componentes biológicos para favorecer el crecimiento de nuevo tejido nervioso alrededor del implante. Los investigadores quieren “reconectar los nervios”, permitiendo que el implante “se comunique con el cerebro de forma muy similar a un diente real”, asegura Chen.
La regeneración de los nervios no es el único beneficio del nuevo implante. Los investigadores aseguran que también incorpora partículas de goma similares a la espuma viscoelástica. Estas nanofibras se comprimen en un primer momento, permitiendo que el implante sea más pequeño que el diente perdido. Pero, una vez dentro, se expanden para garantizar un ajuste perfecto dentro de la cavidad dental.
Esta tecnología permite que la operación de inserción del implante sea mínimamente invasiva, dice el equipo.
También sirve para implantes de cadera
Los resultados de los estudios realizados con roedores son muy prometedores. Seis semanas después de la cirugía, los nuevos dientes permanecían firmemente anclados en las encías de los animales sin mostrar signos de inflamación o rechazo.
El análisis por imagen “reveló un espacio distintivo entre el implante y el hueso, lo que sugiere que el implante se había integrado a través del tejido blando en lugar de la fusión tradicional con el hueso”, señala Chen. Esta integración del tejido blando es clave para la posible restauración de la función nerviosa alrededor del implante y recuperar las sensaciones de un diente natural.
A pesar de este éxito con las pruebas iniciales, los investigadores apuntan a que esto es solo el comienzo y que hace falta profundizar más en su investigación. El equipo quiere realizar un estudio preclínico que confirme que los nervios recién formados alrededor del prototipo de implante transmiten con éxito la información sensorial.
El siguiente paso, dicen, será realizar estudios en modelos animales más grandes para evaluar la seguridad y la eficacia del tratamiento. Si se superan estas pruebas comenzarán los ensayos clínicos en humanos.
"Este nuevo implante y esta técnica mínimamente invasiva deberían ayudar a reconectar los nervios, permitiendo que 'el implante se comunique' con el cerebro de forma muy similar a un diente real", explica Chen. "Este avance también podría transformar otros tipos de implantes óseos, como los que se utilizan en las prótesis de cadera o en la reparación de fracturas”.
La regeneración natural ya se prueba en humanos
La nueva medicina regenerativa está demostrando que en el futuro la pérdida de los dientes no tiene por qué ser definitiva. El objetivo de estas nuevas terapias regenerativas es aprovechar la propia biología humana para reparar o sustituir partes dañadas del cuerpo. En el caso de la odontología, estas innovadoras técnicas pueden regenerar los dientes perdidos sin tener que recurrir a materiales artificiales como implantes, empastes o prótesis dentales.
Uno de los fármacos más prometedores se ha desarrollado recientemente en el Hospital Universitario de Kioto y el Hospital Kitano de Osaka. El tratamiento es capaz de estimular el crecimiento natural de un tercer juego de dientes ocultos en nuestra boca. La terapia se lleva probando ya en humanos desde finales de 2024 y los resultados de estos ensayos clínicos deberían estar al caer.
Otra investigación, esta vez dirigida por un equipo de científicos del King' s College y el Imperial College, ambos en Londres, ha encontrado la manera de crear un diente cultivado en laboratorio a partir de células del propio paciente. El nuevo diente, dicen, puede integrarse fácilmente en la mandíbula y funcionar como un diente natural.
"Los empastes no son la mejor solución para reparar los dientes. Con el tiempo, debilitan la estructura dental, tienen una vida útil limitada y pueden provocar más caries o sensibilidad. Los implantes requieren una cirugía invasiva y una buena combinación de implantes y hueso alveolar. Ambas soluciones son artificiales y no restauran por completo la función natural del diente, lo que puede dar lugar a complicaciones a largo plazo", explica Xuechen Zhang, investigador de la facultad de Odontología y Ciencias Orales y Craneofaciales del King's College y uno de los autores de este descubrimiento.