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La cámara digital más grande del mundo, con 3,2 gigapíxeles, en el Observatorio Rubin.
(Observatorio Rubin)
La segunda mitad de 2025 nos traerá nuevas y emocionantes oportunidades para encontrar reliquias tecnológicas de otras civilizaciones en nuestro vecindario cósmico
La Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) tiene una larga historia. Un año después de que Guiseppe Cocconi y Phil Morrison propusieran la idea en un artículo de la revista Nature de 1959, Frank Drake inició el Proyecto Ozma en el radiotelescopio Tatel de 26 metros en Greenbank. Desde entonces, la comunidad SETI lleva 65 años esperando la llamada de los extraterrestres desde el otro lado del teléfono. Esto nos lleva a la pregunta: ¿por qué no revisamos también nuestro buzón de correo?
El Proyecto Galileo está buscando objetos tecnológicos cerca de la Tierra que podrían haber sido fabricados por civilizaciones extraterrestres.
En 2023, dirigí una expedición al océano Pacífico en busca de este tipo de materiales entre los restos del naufragio de un meteorito interestelar, IM1, que tiene su origen fuera del sistema solar. El equipo de investigación del Proyecto Galileo analiza actualmente la composición isotópica del material meteorítico recuperado del fondo oceánico. Utilizando las herramientas de laboratorio desarrolladas en este contexto, también examinamos valores atípicos en colecciones de meteoritos que podrían ser de origen interestelar. Estudiamos los objetos que llegaron a la Tierra desde otras estrellas para comprobar si contienen algún "paquete interestelar".
Otra rama del Proyecto Galileo busca Fenómenos Aéreos No Identificados cerca de la Tierra. Nuestros nuevos observatorios Galileo recopilan datos de millones de objetos en todo el cielo en diferentes ubicaciones geográficas, y nuestro software de inteligencia artificial busca valores atípicos que se desvían de los parámetros de rendimiento de objetos habituales, como aves, drones, globos, aviones y satélites. En un detallado artículo, el equipo de investigación de Galileo describió recientemente la arquitectura de los observatorios Galileo relacionados.
Los miembros del equipo Galileo están construyendo y poniendo en marcha una red de observatorios con sistemas multisensor calibrados, y desarrollando nuevos métodos de aprendizaje automático con el objetivo de recopilar datos de calidad científica para determinar si existen, en la atmósfera terrestre o cerca de ella, fenómenos medibles que puedan clasificarse con seguridad como anomalías científicas. Cada sistema incluye sensores ópticos de campo amplio en el infrarrojo, visible y ultravioleta; acústicos; espectro radioeléctrico; intensidad del campo magnético; recuento de partículas cargadas; y sensores ambientales. El Proyecto Galileo busca realizar un censo aéreo exhaustivo, a largo plazo y multimodal en múltiples ubicaciones, catalogando objetos aéreos conocidos, tanto naturales como artificiales. La investigación generará hipótesis comprobables basadas en datos para caracterizar cualquier clase nueva descubierta durante este censo, o bien para derivar límites superiores para la tasa de ocurrencia de dichas anomalías en una ubicación determinada.
Esta semana, el equipo de investigación de Galileo está especialmente entusiasmado porque está cerca de completar el primero de tres conjuntos de cámaras de cielo completo para un nuevo observatorio en Nevada. En las próximas semanas, planeamos emplear estas tres unidades de observación para monitorear el cielo completo tanto en la banda infrarroja como en la visible. Las tres unidades estarán separadas por unos 10 kilómetros, lo que permitirá la triangulación como método para determinar la distancia, la velocidad y la aceleración de cada objeto en el cielo.
Contamos con la ayuda de seis estudiantes en verano que están muy ilusionados con el ensamblaje y las pruebas de los componentes del nuevo observatorio Galileo. Ser mentores de estos estudiantes ofrece una oportunidad única para transmitir el entusiasmo de la investigación experimental a los científicos noveles.
La tercera rama del Proyecto Galileo consiste en el análisis de nuevos datos que llegarán pronto del Observatorio Vera C. Rubin en Chile, un proyecto financiado por la Fundación Nacional de Ciencia y el Departamento de Energía de EEUU. El observatorio cuenta con la cámara digital más grande del mundo (3,2 gigapíxeles) para estudiar el cielo austral cada cuatro noches. El 23 de junio de 2025, a las 11 am del horario del este de Norteamérica, el equipo del Observatorio Rubin revelará sus primeras imágenes espectaculares. Los enlaces a la transmisión en vivo del evento estarán disponibles en rubinobservatory.org. En los próximos años, el equipo de investigación de Galileo planea buscar objetos interestelares, como 'Oumuamua, o como los Fenómenos Aéreos No Identificados más cercanos a la Tierra, en el flujo de datos sin precedentes del Observatorio Rubin.
En conjunto, el año 2025 promete ser un año rico en oportunidades para buscar en nuestro buzón objetos interestelares que pueden haber sido enviados hace mucho tiempo por vecinos cósmicos.