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La Casa de la Ópera de Guangzhou es un proyecto que refleja la historia cultural de China y su relevancia en el mundo.
La responsable de este proyecto es la arquitecta iraquí Zaha Hadid, quien en 2004 se convirtió en la primera mujer en obtener el premio Pritzker, considerado como el máximo galardón en arquitectura y al que sólo un mexicano ha sido acreedor: Luis Barragán.
Este nuevo proyecto le valió el premio a la Excelencia en Diseño 2011, del Instituto Americano de Arquitectos.
Zaha Hadid es originaria de Bagdad, se graduó de la carrera de Matemáticas de la Universidad Americana de Beirut, y obtuvo su diploma en Arquitectura de la Architectural Association de Londres, en donde formó su propio despacho en 1979.
La ciudad de Guangzhou (fundada en el año 214 a.C.) fue especialmente desarrollada como un centro cultural por las autoridades chinas, en el sur de ese país, para concentrar el arte y el comercio de la región; con 10 millones de habitantes, su desarrollo se ha visto favorecido e impulsado por su cercanía con Hong Kong.
La construcción del complejo de la Ópera tomó nueve años y una inversión cercana a 120 millones de dólares (mdd), y por su ubicación, a orillas del río Perla, es el punto de unión entre el distrito financiero y la zona cultural. El recinto cuenta con siete pisos y cuatro niveles subterráneos y alcanza una altura de 43 metros.
Para Hadid, existen pocos lugares en donde los arquitectos encuentran tal visión de futuro. “La primera vez que viajé a Guangzhou fue en 1981, al comienzo de mi carrera, y el contraste con el desarrollo que vemos ahora no podía ser mayor. China es una nación entusiasta, con mucha pasión por la innovación”, comenta.
Los elementos del recinto
Por dentro, la Ópera de Guangzhou luce colores dorado y champán brillantes, similares a la textura de la seda. Los asientos brillan en un tono cobrizo.
El techo asemeja a una constelación de estrellas representadas con 4,000 luces LED de color blanco. Dentro del auditorio, se da la sensación de estar adentro de una estructura rocosa que aloja en sus cavidades a los espectadores y el escenario.
“El proyecto evolucionó del paisaje hacia la arquitectura”, dice Hadid. La propuesta consiste en dos piedras erosionadas por el agua del río, creando un edificio orgánico que representa la erosión, la geología y la topografía de los extensos valles chinos.
La megatendencia de lo rigourousy off-beat (o rigurosamente no convencional) domina el diseño del recinto. En el interior predominan las formas de la naturaleza, mientras que en el exterior, el granito da una apariencia rocosa.
Por su parte, las secciones triangulares de mosaicos de vidrio reflejan la naturaleza cristalina del diseño.
Homenaje milenario
La combinación de materiales rinde tributo a la cultura china: vidrio, agua, granito y grava, con una estructura de acero y concreto que desempeñan “un papel en su contexto cultural”.
“Los requisitos de un auditorio para representaciones de ópera china y de ópera occidental difieren significativamente. En la ópera occidental, la atención se centra en la acústica natural, mientras que en la china el drama y la historia tienen prioridad, y los equipos de audio son utilizados en casi todas las ocasiones”, dice Hadid.
Para lograr un resultado óptimo en ambos tipos de espectáculo, la arquitecta y su equipo aprovecharon su experiencia realizando auditorios asimétricos, como el Centro de Danza y Música de La Haya y el Centro de Artes de Abu Dhabi, y apoyándose también en el diseño acústico por parte del despacho australiano Marshall Day.
Por Cynthia Modesto Castro from CNN.com 29 de julio de 2011
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