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La alimentación, la higiene, la preocupación por la salud y el cuidado de los ancianos son las claves por las que Japón es el primer país en esperanza de vida.
Alrededor de tres millones de ejecutivos japoneses, tradicionalmente adictos al trabajo, se ausentan una vez al año de sus oficinas para encerrarse durante uno o dos días en el hospital de primer nivel más cercano a su domicilio. Allí, se someten a un exhaustivo chequeo, que incluye la realización de diversos análisis, pruebas de diagnóstico por imagen y, sobre todo, una extensa entrevista con un médico sobre su estilo de vida y cómo este influye en su salud. Aunque no está demostrado que este sistema de vigilancia sea rentable, sirve para hacerse a la idea de la preocupación de los japoneses por su salud, uno de los rasgos que han aupado a este país asiático al primer puesto en la lista de países más longevos del mundo, con una esperanza de vida de 82,2 años.
Cuando se cumplen 50 años de la puesta en marcha del haihoken, la asistencia sanitaria universal nipona, la revista The Lancet ha publicado una serie de estudios para analizar las razones del milagro japonés. Los expertos coinciden en que no hay un único elemento que explique cómo un país devastado por la Segunda Guerra Mundial llegó, en apenas 30 años, a superar en parámetros de salud a la mayoría. Se trata de una combinación de factores que, debido a la occidentalización de la sociedad japonesa, podría empezar a estar en peligro y, con ello, su envidiado primer puesto como país más longevo.
En el artículo "¿Qué ha hecho sana a la población de Japón?", investigadores de la Universidad de Tokio apuntan a la higiene "en todos los aspectos de su vida diaria" como un hito clave en la larga vida del japonés medio. A esta higiene contribuye una compleja interacción de cultura, educación, clima, medio ambiente y tradiciones, como el shinto, que aboga por la purificación del cuerpo y la mente antes de juntarse con otras personas.
Además de su afición a la higiene, los autores consideran de vital importancia la propia conciencia que tienen los japoneses sobre la salud, que hace que los chequeos sean la norma ya desde el colegio.
La importancia de la dieta
La dieta de los japoneses, alejada por completo de la de los países occidentales, es también determinante para su esperanza de vida, aunque también es la causa de uno de los pocos problemas de salud fuera de control en el país: los infartos cerebrales asociados a la hipertensión y al alto consumo de sal, que provocan casi el 15% de las muertes y son la primera causa de fallecimientos.
Para el presidente de la Sociedad Española de Medicina General (Semergen), Julio Zarco, la esperanza de vida se basa en varios factores: el genético, los hábitos de vida y también las circunstancias sociales. Respecto a la genética, tradicionalmente se ha achacado a los japoneses un perfil lipídico favorable (no tienden a acumular grasas ni colesterol) y un buen metabolismo de la glucosa, aunque estudios realizados con japoneses de segunda generación nacidos en EEUU han cuestionado el papel de los genes, ya que los participantes mostraban un riesgo cardiovascular similar al de los habitantes de su país de acogida.
Zarco destaca su dieta con abundancia de verduras, cereales y proteínas de pescado, "dada por su condición de país marítimo". Pero cree que es igual de importante la mentalidad del pueblo japonés "muy distinta, por ejemplo, a la de la vecina China". Para el médico, la integración de la tradición con lo novedoso, una de las características del pueblo nipón, explica, además, que los japoneses no sólo vivan más, sino que lo hagan mejor.
En este sentido, Zarco destaca los programas de integración de los ancianos "tradicionalmente desechados en una sociedad de consumo como la de los países occidentales" que son contratados, por ejemplo, para ayudar en guarderías y colegios, donde se considera que su experiencia vital podrá aportar a los niños muchos beneficios, al tiempo que evitarán la exclusión social de los más mayores.
De ello se habla en otro de los artículos publicados en The Lancet, que destaca, por ejemplo, cómo la Seguridad Social nipona apuesta más por los servicios que por la ayuda económica para apoyar a las familias con mayores a su cargo. De hecho, los cuidadores de día son el servicio más demandado del seguro médico a largo plazo establecido en 2000, considerado uno de los más generosos de los que hay en el mundo.
A pesar de las características que hacen de Japón el país donde más se vive (y con buena calidad de vida), los especialistas advierten de que la bonanza económica puede no durar para siempre. El envejecimiento progresivo de la población, acompañado por una constante reducción en las tasas de natalidad, pueden terminar haciendo insostenible el sistema sanitario envidiado por todos.
Un hábito mucho más común, el tabaco, puede también acabar con los números que hacen de Japón la envidia de todos aquellos preocupados por el envejecimiento saludable.
Por AINHOA IRIBERRI MADRID from publico.es 31/08/2011
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