martes, 20 de junio de 2023

Así llegó el postureo a la gesta del Everest (y todas sus consecuencias negativas)



El campamento base número cuatro del Everest. 
(Bidhan Shrestha, Reuters)



Desde el final de la pandemia, el número de escaladores ha aumentado muchísimo en la montaña más alta del mundo, lo que ha traído consigo un mayor perjuicio al medio natural y, a su vez, más muertes




Con sus 8.848 metros, cada vez que oímos la palabra "Everest" es inevitable que surja una sensación de vértigo. Pero también de esfuerzo físico, superación y heroísmo con tintes trágicos, ya que han sido muchas las personas que han fallecido tratando de alcanzar su gloriosa cumbre. Desde 1953, ha habido 291 muertes, y son muchas las historias sobrenaturales que se cuentan sobre los cadáveres que quedan apilados en las faldas de la montaña.

Sin embargo, en pleno 2023 y con problemas actuales en grandes ciudades tan acuciantes como la superpoblación, podemos decir que el que es uno de los puntos más inaccesibles de todo el planeta Tierra también está sufriendo precisamente de este problema. Hay demasiada gente. La alarma saltó recientemente en el foro de Reddit, cuando un usuario subió un vídeo en el que se puede ver una larga cola repleta de escaladores subiendo a trompicones y lentamente hasta la cima de la montaña.


Aunque el reto sigue siendo igual de exigente, pues el relieve de la ladera sigue siendo el mismo y las condiciones atmosféricas a las que el escalador debe aclimatarse igual de adversas, la gran cantidad de expediciones guiadas y lo mucho que ha despuntado el turismo alpinista en sus inmediaciones han convertido al Everest en algo mucho más popular. De ahí que haya diarios internacionales que ya califiquen esta proeza humana como una absoluta "broma".


"Cada visitante tiene que pasar varias semanas en la montaña para adaptarse a la altitud. Cada uno de ellos genera una media de 8 kilos de basura"


"A pesar de que sigue siendo extremadamente difícil de escalar y peligroso, se ha vuelto relativamente más fácil debido a su potente comercialización, con escaladores modernos que pagan a sherpas para que se hagan cargo de su equipo, cocineros que preparen la comida y médicos siempre disponibles en los campamentos base", asegura Katka Lapelosova, periodista de Best Life, quien se hizo eco de la publicación de Reddit. "Esta es la razón por la que cada vez más expertos miran con escepticismo la escalada de esta cumbre tan famosa".


Superpoblación, basura y más muertes

Podríamos decir que ha llegado el postureo al Everest. Teniendo en cuenta que tan solo se puede escalar durante unas pocas semanas al año en las que las temperaturas son más cálidas y no hay tanto viento, todo el grueso de escaladores se aglutina en esta pequeña franja de tiempo. Según National Geographic, más de 600 personas intentan cumplir la gesta en este corto período, formando largas colas a lo largo del camino a la cumbre. Al ver las imágenes, parece que fuera fácil escalar la montaña más alta del mundo, pero la realidad es que como informa Lapelosova, muchos mueren esperando su turno para llegar a la cima.


"La basura se derrama por los glaciares y los campamentos están repletos de montones de desechos humanos"


Allí donde se reúnen grandes grupos de personas, es inevitable que surja un problema añadido bastante difícil de enmendar, sobre todo en lugares con condiciones meteorológicas tan adversas. ¿Quién limpia los desperdicios que los cientos de escaladores anuales van dejando a lo largo de sus escaladas? "Cada visitante tiene que pasar varias semanas en la montaña para adaptarse de forma progresiva a la altitud", asevera la periodista. "Y cada uno de ellos genera una media de 8 kilos de basura, entre tantas bombonas de oxígeno, tiendas de campaña y contenedores de comida". Obviamente, no hay equipos de limpieza especializados a grandes altitudes para recoger todos los desechos.

Esto, a su vez, redunda en un perjuicio al medio ambiente muy considerable. "La basura se derrama por los glaciares y los campamentos están repletos de montones de desechos humanos", señala el reportaje de National Geographic. Toda esa contaminación acaba dañando la cuenca del Everest, que supone la fuente de agua a muchas comunidades diseminadas a varios kilómetros a la redonda.

A pesar de que se haya popularizado tanto, escalar el Everest sigue siendo igual de difícil que antes. Y precisamente esta es otra de las consecuencias negativas de la superpoblación de sus faldas nevadas, que mucha gente acude sin una preparación previa o adecuada en escaladas de alta dificultad, lo que acaba ocasionando más muertes. En 2023, según una crónica del medio Outside, "diez escaladores murieron, casi el doble del promedio de los últimos 30 años, que estaba en seis muertes por temporada". La revista achaca a la pandemia el ansia de escalar el Everest, ya que después de pasar tanto tiempo encerrados en casa, las ganas de vivir experiencias extremas han aflorado mucho entre turistas de todo el mundo, decantándose por ascender los 8.000 metros de esta montaña.

Todos estos factores han provocado, como hemos visto, un sinfín de consecuencias negativas para el entorno natural y también de pérdidas humanas innecesarias. Escalar el Everest no debería contemplarse como un plan turístico al uso. Por ello, muy posiblemente se tomen medidas al respecto para reducir este alto volumen de aspirantes, a fin de enmendar los perjuicios naturales, económicos y humanos ocasionados.




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