martes, 12 de marzo de 2024

China pide la quiebra de la élite del ladrillo "insolvente" y prepara una ofensiva pública de 1,4 billones

 



  • El Gobierno cambia el discurso y habla de que las firmas vayan a concurso
  • Mientras se prepara para un mercado inmobiliario dominado por el Estado



Para que la crisis en China termine los restos de la 'vieja élite' del ladrillo tienen que desaparecer. Esto es lo que ha explicado el ministro de vivienda de China, Ni Hong, en una rueda de prensa este sábado. Durante el transcurso de la misma, el alto cargo ha avisado que "las empresas inmobiliarias que han perdido la capacidad operar y son gravemente insolventes, deben quebrar o ser reestructuradas".

De este modo, ha pedido a firmas como Evergrande o Country Garden, que están en el ojo del huracán por incumplir sus deudas, se vayan a concurso de acreedores. En el caso de la primera, esta sí se ha acogido a concurso de acreedores en EEUU y, en China, un tribunal de Hong Kong ha pedido su liquidación aunque de momento no se ha producido a falta de una confirmación de la justicia, pues se trata de una sentencia recurrible. Sin embargo, su situación, con un pasivo de 300.000 millones de euros, parece insalvable. Este mismo mes se ha conocido el caso de Vanke, el segundo promotor del país, que está inmerso en una negociación para ampliar el plazo de vencimiento de sus préstamos ante la amenaza de un nuevo impago.

Aunque de momento Pekín apoyaba esta expansión de los tiempos, el tono del Gobierno está cambiando . "Quienes cometan actos que perjudiquen los intereses del pueblo serán resueltamente investigados y sancionados conforme a la ley. Se les obligará a pagar el precio debido", comentaba el ministro de vivienda. Este punto de vista contrasta con la idea de muchos de estos promotores, que esperaban un rescate para impedir la caída de un sector que representa el 22% de su PIB.

Sin embargo, China ha optado por otro camino, ampliar el suelo de oferta pública y que sea el propio Estado el que se convierta en el protagonista de un "nuevo modelo", tal y como explicó el primer ministro Li Qiang. Las palabras de todos los miembros del gobierno en el gigante asiático anticipan que ha habido un cambio de enfoque con respecto a la mayor amenaza para su economía y, desde Pekín, llevan meses orientados hacia esa meta.

A finales de 2023 parecía evidente que se estaba estudiando cómo se podía rescatar a estas promotoras públicas para salvar dos problemas. En primer lugar, querían evitar que sus quiebras golpeasen al sistema bancario, golpeando decididamente al sector y, de este modo, a toda su economía. Por otro lado, querían evitar así la destrucción que supondría sacrificar uno de los grandes motores de China de un tiempo a esta parte. En ese sentido, el país lleva desde 2022 con el "programa de 16 puntos", con el que ha ofrecido apoyo crediticio para garantizar su liquidez y un año después reforzó estas medidas con una 'lista blanca' que permite adquirir hipotecas más baratas y eliminando restricciones financieras para los promotores.

Desde Oxford Economics explican que la opción de un rescate que estaba presente entonces era una quimera y que sólo suponían un apoyo temporal para un sector que está atrapado en una crisis histórica. "Las medidas no pueden marcar un punto de inflexión y, aunque pueden reducir los titulares o eventos (de impagos)", no puede detener la crisis, explicaba la firma. "Hay un proceso de corrección estructural que es necesario y que está en marcha, provocará que la rentabilidad de los bancos se vea afectada y que viva riesgos de deterioro de sus activos y, por lo tanto, la transmisión de la política monetaria quedará debilitada". El objetivo, para Oxford Economics, más que evitar el impacto es "gestionarlo para evitar que se convierta en una crisis financiera". Y eso es lo que responderían las medidas de apoyo.

El Gobierno dominará el mercado

Sin embargo, la elección de China ahora pasaría por una reformulación completa del sector inmobiliario después de la actual experiencia, con el gobierno tomando el control. Según destaca el FMI, "el rápido crecimiento y la expectativa de ingresos llevaron a los promotores a endeudarse muy rápidamente". Esto derivó en que, ante una caída del inmobiliario muchas de estas grandes promotoras quedasen en serio riesgo de bancarrota y se tomaran medidas para bloquear el endeudamiento. "Desde entonces la actividad se ha desmoronado con la construcción de nuevas viviendas cayendo un 60%".

La idea de China pasaría por usar fondos gubernamentales para comprar los activos de estas inmobiliarias en quiebra. Según destacaba Wall Street Journal tras el congreso del Partido Comunista, se han marcado el objetivo de que la proporción de vivienda pública pase del 5% al 30% en el menor tiempo posible. Al tiempo que adquieren estos activos de firmas 'insolvente' la idea es ampliar las nuevas obras públicas para ofrecer vivienda más barata a la población. Para lograr este plan Pekín comprometería 280.000 millones de dólares cada año durante el próximo lustro, es decir, un plan total de 1,4 billones de dólares.

Aunque no hay una confirmación total de estas cifras la idea de un 'nuevo modelo inmobiliario' sí ha estado muy presente, reconociendo que esta pasa por más presencia pública. Según Xi Jinping, tras la última reunión del comité. Esta "estructura debe centrarse en viviendas asequibles proporcionadas por el estado". Según sus previsiones la idea del Gobierno pasa por 6 millones de unidades de vivienda asequible.De la mano de este proyecto, el Banco Popular de China inyectaría 70.000 millones de dólares en los bancos públicos del país para que asuman hipotecas a bajo coste.

"Se actuará con más celeridad para fomentar un nuevo modelo de desarrollo inmobiliario"

Li Qiang, su primer ministro, anunció la semana pasada una dirección similar, lanzando un informe sobre el papel del Estado en 2024 en China alegando que "se actuará con más celeridad para fomentar un nuevo modelo de desarrollo inmobiliario". En este texto se especifica que "ampliaremos la construcción y oferta de viviendas subsidiadas por el gobierno y mejoraremos los sistemas básicos de vivienda básica para satisfacer la necesidad esencial de las personas de un hogar donde vivir".

"Se ha inyectado hasta ahora demasiado crédito a la especulación inmobiliaria", sentenciaba Xi Jinping. Alertando de que esto es lo que ha generado riesgos financieros. Milton Ezrati, economista en jefe de Vested, explica que este plan "solucionaría la crisis inmobiliaria por un tiempo, pero causaría un daño tremendo a la economía de China en el medio plazo". El motivo es que "un plan así paraliza el modelo de crecimiento china (en el sector del ladrillo) de manera fundamental".