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La comunicación no verbal es muy importante tanto en el ámbito laboral como en las relaciones sociales. Varios expertos dan pautas interesantes para mejorar en este aspecto
En el proceso de preparar una clase, una charla o una conferencia ponemos mucho énfasis en planificar lo que queremos decir, memorizar algunas partes y preparar contenido audiovisual de apoyo que ayude a explicar lo que queremos transmitir. Pero no siempre nos acordamos de lo necesario que es estar pendiente de cómo nuestra presencia y nuestros movimientos corporales van a favorecernos o perjudicarnos a la hora de transmitir ese mensaje.
En el año 2014, cuatro estudiantes del curso de Comunicación Estratégica del prestigioso profesor JD Schramm en Stanford expusieron su proyecto final, en el que desglosaron una serie de consejos para mejorar nuestras habilidades de lenguaje corporal, comunicarnos mejor si estamos nerviosos, establecer un mejor contacto con nuestra audiencia y entender cuando esta se encuentra aburrida o distraída por lo que estamos comentando. El vídeo de la presentación empezó pronto a subir de visitas en Youtube (donde ya cuenta con más de 17 millones de reproducciones) y a día de hoy parte de sus explicaciones se siguen viralizando por otras redes sociales.
"La comunicación empieza antes de que abras la boca, tu postura y la posición en el escenario conforman la primera impresión"
Matthew Levy, alumno en aquel entonces y actual fundador y CEO y la empresa de software e inteligencia artificial Noble.AI, explica en su exposición que "no solo debemos tener grandes ideas sino saber proyectarlas a una audiencia que las pueda recibir. Un buen lenguaje corporal puede ayudarnos, pero uno malo puede distraernos".
Pone como ejemplo negativo una conferencia de Michael Bay, en la que el cineasta mueve las manos de forma nerviosa, camina sin rumbo por el escenario, se balancea hacia atrás, mira hacia el suelo evitando a la audiencia y gira sobre sí mismo en un momento dando la espalda al público, algo que nunca hay que hacer: "Lo último que queremos es que un lenguaje corporal así quede por encima de nuestro mensaje, porque la audiencia prestará atención a lo primero y no a lo segundo".
A partir de ahí, él y el resto de estudiantes se centran en tres puntos clave que pueden darnos unas normas básicas de lenguaje corporal que pueden servirnos a todos tanto en nuestro puesto de trabajo como en otras situaciones similares. Son las siguientes:
La postura genera el éxito
"La comunicación empieza antes de que abras la boca para hablar, tu postura y la posición en el escenario conforman la primera impresión de tu audiencia", afirma al iniciar esta apartado Colin Bailie. Aunque sea obvio, Bailie recomienda posicionarte siempre en frente de la audiencia a la que estás hablando, nunca mirando a tus diapositivas, Es necesario buscar una posición central frente a los que te están escuchando y, mientras te muevas en el entorno cercano a esa posición central, lo estás haciendo bien. Descarta por contra ponerte en una esquina ni cerca de objetos que puedan distraer al público (por ejemplo, al lado de una ventana)
Según el ponente, hay tres ejemplos principales de malas posiciones en una conferencia. La primera es hablar con los brazos en los bolsillos, lo que complica trasladar un mensaje enérgico. La segunda es poner los brazos en jarra con las manos en la cadera, y la tercera colocar las manos delante de la entrepierna, ya que puede generar movimientos poco elegantes a la hora de iniciar o terminar una gesticulación desde esa posición.
¿Y cómo colocamos el cuerpo entonces? Un truco para encontrar cuál es tu mejor postura es cerrar los ojos y elevar los brazos en paralelo por encima de la cabeza, para después dejarlos caer relajado. Cuando abras los ojos, la posición en la que estés debería ser tu posición base frente al público. La posición corporal desde la cual nace la gesticulación y termina. Quizás no sea la posición más cómoda para ti, pero si es la más cómoda de ver para el resto.
Los gestos para fortalecer el mensaje
Jeong Joon Ha inicia el segundo apartado destacando que "los gestos enfatizan el mensaje y hacen que la gente los recuerde dos veces más". Tus manos y tus brazos realizan el movimiento principal que la gente va a observar, hacerlo de manera ordenada y consciente o de forma aleatoria cambia mucho las cosas. De nuevo son tres los ejemplos de gestos básicos que nos pueden ayudar:
- Posición de 'dar': con los brazos extendidos hacia delante, los codos ligeramente flexionados y las palmas de las manos hacia arriba, puedes clarificar que das a tu audiencia las claves que quieres resaltar o las opciones a elegir que deseas establecer.
- Posición de 'mostrar': hay una gran variedad de opciones en este caso, por ejemplo tocarse el pecho con ambas palmas de la mano cuando estás hablando de algo que sentiste. Lo importante en este caso es que el hecho que estás contando y el gesto que lo apoya deben coincidir.
- 'The chop': ideal para mostrar una opinión de manera contundente. Se realiza con los brazos estirados, bajando ambos desde el hombro con las palmas enfrentadas en paralelo hacia la altura de la cadera. Puedes hacer el gesto con una mano o con las dos.
No hay que olvidar otra clave que puede marcar la diferencia: mantener las palmas de la mano hacia arriba. Los estudios afirman que si tratas de convencer a tu audiencia de que se cambie de sitio, un 84% accederá si lo indicas con las palmas hacia arriba, un 52% lo hará si señalas con las palmas hacia abajo, y solo un 28% si tu gesto va acompañado de un señalamiento con el dedo: "Nunca señales con el dedo a tu público. Es arrogante. Solo los políticos lo hacen".
¿Y qué pasa con tu audiencia?
Jennifer Rosenfeld pone por último en valor la labor del oyente, que es el verdadero protagonista y el héroe de la sala por dedicar su tiempo a escuchar lo que dices. Todos hemos estado en una clase con gestos que denotan tu falta de interés o tu aburrimiento (tirado sobre el pupitre, mirando a la ventana, con las manos en la cara o mirando al reloj) y es responsabilidad del que habla tratar de evitar esas situaciones de la parte contraria y tratar de corregirlo. Además de usar las técnicas explicadas anteriormente para enfatizar y clarificar el mensaje, si vemos este tipo de conductas podemos añadir un toque de humor, o cambiar el paso con una pregunta al público, que son las formas más sencillas para que los que están distraídos se reenganchen con tu discurso.