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La oposición reclama en bloque la dimisión de 'Il Cavaliere', que desde Rumanía se lava las manos por el fracaso electoral.
Un abogado y un exfiscal hundieron este lunes a Silvio Berlusconi. La vida es a veces tan cruel e irónica que tiene este tipo de cosas. Pero el primer ministro italiano no pasó por ningún tribunal. Y de hecho se perdió una nueva audiencia del caso Mediatrade al estar de viaje en Rumanía. Fue juzgado, pero en las urnas. El centroizquierda ha arrasado en la segunda vuelta de las elecciones municipales apoderándose de las alcaldías de Milán y Nápoles gracias al éxito de Giuliano Pisapia y Luigi De Magistris, dos personajes con antecedentes jurídicos que confirmaron que el viento en Italia sopla fuerte y en contra de Il Cavaliere.
La derrota es contundente y dolorosa. Sobre todo en la capital lombarda, donde Pisapia, con el 55,1% de los votos, ha abierto una herida entre los conservadores que puede acabar infectando el Gobierno del país. Para el candidato conjunto del Partido Democrático (PD) e Izquierda, Ecología y Libertad (SeL), se trata de una doble victoria ante el premier, que se presentó como cabeza de lista por Milán con el Pueblo de la Libertad y que vio cómo la ciudad que le vio nacer como empresario caía en manos de la izquierda.
"Milán ha sido liberada. Ahora debemos reconstruirla, tenemos que volver a convertirla en una ciudad de acogida, una ciudad feliz que sonría" proclamó Pisapia consciente de que los resultados electorales son el inicio de una gran batalla a nivel nacional. Para la oposición al Gobierno de Berlusconi es así y en poco más de una hora fueron cuatro los líderes políticos que empezaron a reclamar la dimisión de Il Cavaliere. "Es hora de que Berlusconi dé un paso al lado", dijo Pierferdinando Casini, de la Unión de Centro.
Pierluigi Bersani, del PD, no se anduvo con eufemismos: "Hemos pedido muchas veces la dimisión de Berlusconi, incluso con 10 millones de firmas. Hoy hay una razón más para apoyar esta exigencia. Después del voto se abre una fase política nueva a través de un hecho simple: las dimisiones". El principal representante de la oposición aseguró que el resultado de las elecciones es el paso inicial "para construir una Italia nueva".
Palabras parecidas a las de Nichi Vendola, de SeL, que antes de definir el éxito en las urnas como "una victoria imponente, sobrecogedora, un aviso de desahucio para el ocupante de Palazzo Chigi", proclamó la victoria "de la Italia mejor". Por útlimo, el presidente del Parlamento, Gianfranco Fini, decretó "el fin del berlusconismo".
Cada cosa a su tiempo, porque Berlusconi, como si fuera un rey exiliado, decidió dejar las cosas claras desde Bucarest: "Esta vez no hemos ganado, pero seguimos adelante. Soy un combatiente. He hablado con Bossi y seguimos convencidos de que podremos sacar adelante las reformas que nos hemos propuesto". Es decir, que nada de dimisión por ahora. Aunque se acerca el momento de rendir cuentas, tanto a la Liga Norte como a su propio partido.
En Radio Padania, el termómetro de los ánimos de la base leguista, sonaba la Internacional mientras iban saliendo los primeros resultados. Umberto Bossi prefirió no hacer ninguna declaración, pero el ministro de la Simplificación, Roberto Calderoli, lanzó un "ahora nosotros volvemos a estar en el mercado". La Liga Norte ha recibido un duro castigo de los electores allí donde han presentado listas conjuntas con el PdL y por eso no es de extrañar que empiece a pensar en un futuro por separado.
En lo que respecta al PdL, Sandro Bondi, coordinador del partido y ex ministro de Cultura, presentaba su renuncia antes de que finalizara el escrutinio. Y el ministro de Exteriores, Franco Frattini, mandó el mensaje de que igual el PdL necesitaba unas primarias para competir con el centroizquierda.
Berlusconi, que dijo que la derrota "no es culpa" suya y avisó a los milaneses de que "a partir de ahora deberían encomendarse a Dios" por haber votado a Pisapia, convocará casi con toda seguridad mañana a su vuelta de Rumanía al Consejo de Ministros y al vértice del PdL. El objetivo de la reunión será empezar a recolocar las piezas que han saltado tras las elecciones, pero Il Cavaliere también querrá sondear los ánimos entre los pesos pesados de su partido y empezar a localizar a los potenciales rebeldes.
El descalabro electoral no se termina en Milán. Los conservadores perdieron Cagliari, Trieste, Novara, Grosseto y hasta Arcore, la localidad en la que se encuentra la mansión de las fiestas de Berlusconi.
Lo de Nápoles es otro caso de estudio. De Magistris había perdido el primer turno contra el candidato del PdL, Gianni Lettieri, pero hoy obtuvo un resultado arrollador al conseguir el 65,4% de los votos. El europarlamentario de Italia de los Valores se refirió al escritor napolitano Roberto Saviano, nada más conocer su victoria: "Crearé las condiciones para que pueda volver a vivir en Nápoles en condiciones normales".
El autor de Gomorra pidió la semana pasada el voto para De Magistris en un artículo en el diario La Repubblica ya que era según él, el único candidato que no representa a la clase política que siempre ha hecho la vista gorda con La Camorra en Campania. Es muy probable que más que el apoyo de Saviano, para De Magistris haya sido muy bueno que Berlusconi haya cerrado las dos partes de la campaña en Nápoles, donde sus promesas nunca se han cumplido.
Por DANIEL DEL PINO – Roma - from publico.es 30/05/2011