Foto por EFE from elconfidencial.com
El ejército rebelde libio está compuesto por comerciantes, operarios, albañiles... Todo vale. A la falta de profesionalidad le suple el arrojo y, sobre todo, las ganas de derrocar a Muamar al Gadafi. Pero a pesar de la intervención militar de la OTAN, sin dinero no hay supervivencia. De modo que, para conseguir financiación, ¿quién mejor que uno de los suyos? Lo que no les ha concedido la Unión Europea ni Estados Unidos, se lo ha dado un cerrajero.
Una vez que cayó Bengasi, la ciudad pasó completamente a manos de los sublevados, incluido su Banco Central, donde Gadafi guardaba unos 500 millones de dólares. Necesitados de dinero para sustentar a la población y armar a las milicias, los rebeldes planearon el atraco a la entidad.
Los trabajadores del banco no pusieron demasiada oposición, ya que ofrecieron las claves a los milicianos para entrar a las cámaras acorazadas. Pasaron a dos de ellas, pero cuando llegaron a la última, se dieron cuenta de que les faltaba la última de las combinaciones para abrir la caja fuerte. Las instrucciones estaban en Trípoli, la capital controlada por el régimen libio. Así que, ante la falta de soluciones, llamaron a un cerrajero.
La operación requería destreza. Volar el compartimento no era posible porque se perdería el dinero, así que los asaltantes abrieron un pequeño orificio en la compuerta. Ahí es donde entró en acción el cerrajero. Desde dentro era mucho más fácil encontrar la combinación secreta. Metió la mano y después de varios intentos, la consiguió abrir. Los 500 millones de Gadafi estaban ahora en manos del rival en el frente, el Consejo Nacional de Transición (CNT).
“Robamos nuestro propio banco”, aseguraba el líder rebelde, Ali Tarhouni, al Washington Post, donde narra toda la operación. Fue su primera gran actuación, pues una semana antes había sido nombrado ministro de Finanzas del movimiento opositor libio. Tarhouni asegura que están gastando los 500 millones para “poner en marcha de una forma casi mágica la economía”. “Necesitamos ese dinero para devolvérselo a nuestra gente, para alimentar a la población”, añade.
No es suficiente
Hace tres semanas el Grupo de Contacto sobre Libia, integrado por los 22 países implicados en la operación internacional contra Gadafi, acordaron crear un fondo para ayudar económicamente a los alzados. También esta semana, la Comisión Europea aprobaba destinar 1.200 millones de euros a los países árabes, siempre y cuando reforzaran la democracia en sus territorios. Sin embargo, el dinero o no termina de llegar o lo hace a cuentagotas.
Al margen del coste militar, los sublevados libios aseguran hacer recibido de Estados Unidos 50 millones de dólares paraayuda humanitaria, a lo que habría que sumar los 100 millones que han recaudado por la venta de petróleo, a través de un banco qatarí. No es suficiente. El CNT calcula que necesitan al menos otros 3.000 millones de dólares para mantener el esfuerzo militar en los próximos seis meses. Y por más que la OTAN aumenta los bombardeos, la oposición no cree que el conflicto vaya a terminar próximamente.
La solución pasa, según los rebeldes, por acceder a parte de los 30.000 millonesde dólares que la comunidad internacional mantiene bloqueados al régimen libio. Un dinero que fue puesto en cuarentena no para beneficiar a la oposición, sino para sancionar a Gadafi. En Washington además hay recelos porque dudan de que radicales islamistas puedan estar tras el Consejo Nacional de Transición. Los fondos están en bancos, fondos de inversión o en diferentes activos financieros, lejos de Bengasi y sin un cerrajero que pueda rescatarlos.
Por Ismael Monzón from elconfidencial.com 28/05/2011
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