jueves, 26 de mayo de 2011

Cetáceos no quisieron abandonar a un compañero moribundo


Foto from BBC.co.uk

Forman un grupo tan unido, que cuando uno de sus miembros enfermó de muerte, los otros le acompañaron aún poniendo en peligro su propia vida.
Lo que parece la trama de una novela épica es la explicación que, según expertos, estaría detrás del comportamiento de un grupo de cetáceos que mantuvo en vilo durante días a científicos británicos.
La manada de cerca de 60 calderones (Globicephala o literalmente "cabeza de globo") llegó la semana pasada a la costa de las Islas Hébridas, un archipiélago en la costa oeste de Escocia.
Temiendo un varamiento en masa, los científicos pusieron en marcha un operativo de emergencia en caso de que fuera necesario transportar a cada mamífero en estructuras inflables hacia aguas profundas.
Pero luego de la muerte de uno de los animales, cuyo cuerpo fue descubierto en una de las islas, el resto de la manada abandonó las aguas superficiales de la costa regresando a alta mar.
"Seguimos monitoreando el lugar, pero no logramos avistar a la manada", señaló este martes Dave Jarvis, experto de la ONG "Buzos británicos para el rescate de la vida marina" (BDMLR por sus siglas en inglés).
"Parecería que lo que sucedió es que el grupo de calderones acompañaba a uno de sus integrantes que estaba moribundo".
Los calderones se conocen en inglés como pilot whales, lo que a veces se traduce como "ballenas piloto", aunque no son ballenas sino que pertenecen a la familia de los delfínidos.
"Se ayudan entre sí"
Un exámen post mortem del cetáceo fallecido determinó que la causa de la muerte fue una infección.
La acción de la manada de acompañar a este integrante enfermo, ayudandolo a salir a la superficie a respirar es "un comportamiento relativamente frecuente en muchas especies de cetáceos, que tienen una estructura muy cohesiva y se ayudan entre sí para poder sobrevivir", dijo a BBC Mundo Vidal Martín, presidente de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC).
Es esta estrecha cooperación lo que según el experto español explica los casos de varamientos masivos.
"Lo que sucede es que el animal enfermo está inmóvil o no se desplaza normalmente y el resto del grupo se queda a su alrededor. Con el tiempo las corrientes van derivando el grupo a la costa", explica Martín.
Al hallarse en áreas costeras con aguas superficiales y topografías complejas estos mamíferos de aguas profundas pueden tener dificultades para volver a alta mar.
(Otros expertos explican los varamientos masivos como un resultado de desorientación, lo que podría ocurrir si algo perturba el sistema de sonar que utilizan los cetáceos para determinar su localización).
Como una familia
En los calderones y otras especies de cetáceos "los vínculos dentro del grupo son muy fuertes, permanecen unidos toda la vida y pueden vivir entre 60 y 70 años", explica Martín.
De esta forma, el comportamiento del animal enfermo acaba condicionando las acciones de todo el grupo, en una dinámica similar a la de grupos humanos.
"Imáginense un individuo que está unido con otro durante 20 o 30 años. Cuando uno está enfermo no lo dejarán abandonado a su propia suerte", asegura Martín.
Algunos de los calderones que llegaron a la costa escocesa presentaban heridas en la cabeza, pero los expertos señalan que sanarán naturalmente.
Un segundo cetáceo muerto llegó al mismo lugar de la costa en Escocia, pero se cree que no pertenecía al grupo.

From Redacción BBC Mundo  24 de mayo de 2011

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