martes, 31 de mayo de 2011

Vente otra vez a Latinoamérica, Pepe


Foto from publico.es

De México a Chile, un continente entero que habla español está creciendo al 6% anual y necesita mano de obra preparada - Jóvenes españoles ven en la región la única forma de prosperar.
En España, parece que los ingenieros se dedican a tonterías. Esa era la opinión que recientemente exponía en una conversación informal un diplomático latinoamericano que lleva cinco años en Madrid. "¿Cuántas veces piensan reformar la plaza de Colón?", bromeaba. "¿Por qué no ponen la estatua con las piernas abiertas y un túnel por debajo?". En su país los ingenieros son necesarios "para hacer cosas serias", dice a continuación. Hay que hacer viviendas, conducciones de agua, infraestructuras de transporte, redes eléctricas. Esa es la realidad de un continente entero, que además habla español. Mientras Europa chapotea para sacar la barbilla de la crisis, Latinoamérica está por hacer. Y la novedad es que hay dinero para ello.
La ecuación parece fácil. Una generación de españoles arrastra sus estudios superiores y de posgrado de ventanilla en ventanilla sin conseguir empleo estable ni con perspectivas de futuro. Mientras, un continente que está sentando las bases de su desarrollo futuro necesita trabajadores cualificados. Sus sistemas educativos empiezan a generar esos profesionales, pero no en suficiente cantidad. España prácticamente no crecerá este año y las previsiones de recuperar la actividad y empezar a absorber el paro se alargan cada vez más. Latinoamérica crece un 6% de media.
Entre el 1 de enero de 2010 y el 1 de enero de este año la cifra de españoles residentes en el extranjero aumentó en 128.655 personas, según los datos del Padrón de Residentes en el Extranjero que publicó el INE a finales de abril. El 60% de ellos en América. La Dirección General de Ciudadanía Española en el Exterior, departamento del Ministerio de Trabajo e Inmigración, se apresuró a matizar inmediatamente esta cifra, ya que muchos de ellos son personas que han obtenido la nacionalidad por la Ley de Memoria Histórica. Trabajo reduce los emigrantes españoles a Latinoamérica en el último año a un 10% de esas cifras.
Pero el fenómeno existe. El emigrante español a Latinoamérica tiene hoy un perfil que ronda los 30 años, altamente cualificado y mayoritariamente sin familia. Por ahora, abundan expatriados de grandes empresas o profesionales por cuenta propia o de empresas medianas que deciden internacionalizar su actividad, según han observado en la Dirección General de Ciudadanía en el Exterior.
Parece que estén hablando de Juan Arteaga. Con 30 años, lleva cinco viviendo en Ciudad de México. Estudió periodismo y trató de abrirse paso en Santander en una revista universitaria. "Pero en España es complicado. Puedes acabar trabajando de camarero antes que de periodista". Decidido a irse, buscó en el mapa un lugar con "lazos con Cantabria" y se le ocurrió México porque conocía familias de antiguos emigrantes que iban y venían. "No me veía con 40 años trabajando en una revista universitaria".
Cuando llegó, fue a vivir con becarios españoles. Hizo saber que buscaba trabajo y dio con un puesto en una empresa de comunicación de Bilbao con oficina allí. Ahora trabaja para la consultora Llorente&Cuenca, especializado en redes sociales y comunicación online.
"En España se mira a Latinoamérica como el niño chiquito que está creciendo", reconoce Arteaga. "Pero cuando llegas te das cuenta de que de chiquito nada, el niño es enorme. México es un mercado mucho más potente que España, por recursos, por el petróleo, por la energía, por el tamaño del país, porque tiene 110 millones de habitantes... Es un monstruo".
A pesar de todo lo que se escribe del momento privilegiado de bonanza y estabilidad que vive Latinoamérica, sigue siendo una sorpresa para los españoles. "Muchas empresas españolas vienen diciendo que quieren establecerse en México como base para dar el salto a Estados Unidos. Luego se dan cuenta de que el propio México es un mercado enorme y en pleno crecimiento" y renuncian a su expansión estadounidense para crecer allí mismo, asegura Arteaga.
De esto se dio cuenta la banca española hace años. Javier López, presidente de la financiera Creditservice, explicaba hace unos meses que buena parte de su negocio se ha movido a Brasil tras el colapso financiero. "En el año 2007, los bancos nos dicen que ya no pueden crecer más en España y quieren crecer en Latinoamérica", explicaba. "Allí me voy a hacer hipotecas. Los bancos y cajas que solo tienen negocio en España lo van a pasar muy mal", auguraba. López calcula que en Brasil la vivienda está creciendo al 30% anual. "Yo estoy gestionando financiación en Latinoamérica como en España hace cinco años".
De las experiencias de emigrantes en los últimos años se puede sacar la conclusión de que Latinoamérica no ofrece el entorno de seguridad económica, o física, de Europa. Apenas hay servicios sociales públicos, las cosas están por hacer y dependiendo del país las reglas de los negocios no están claras. Pero la oportunidad de crecer profesionalmente es mayor que en cualquier otro lugar. A Alemania se va a tener trabajo, pero en un entorno igual de estático que en España. A México o Colombia se va a crecer.
En palabras de Juan Arteaga, de Llorente&Cuenca en México: "El mundo laboral no tiene nada que ver con España. Trabajas muchísimo, hay menos vacaciones. Pero te premian el esfuerzo. El que trabaja bien crece muy rápido. Yo llegué sin dinero y sin contactos y en cinco años llevo la comunicación de Coca-Cola en el segundo mercado de la empresa en el mundo, con 30 años". Es una carrera impensable para la mayoría en otro lugar. Suena lapidario cuando dice: "En España, seguiría siendo un becario". Asegura que es un perfil común el que va a México "de forma temporal, para estar dos o tres años, crecer todo lo que pueda en ese tiempo y volver a España con un puesto directivo".
Arantza Hernández, de 30 años, es la directora de operaciones para México de la empresa UR Global, con sede en Vitoria. Se dedica a asesorar a empresas para establecerse en Latinoamérica, especialmente México y Brasil. "Antes había casi que rogar a las empresas para que se internacionalizaran. Ahora es al revés, hemos abierto oficina en Brasil porque nos empujan. Necesitan gente para irse allí". Asesoran a pymes, generalmente empresas de 20 a 50 empleados.
Hernández fue a México hace seis años como becaria del Instituto Español de Comercio Exterior, Icex, y se quedó. "Cuando sales fuera, sobre todo en esos mercados, tienes un potencial de crecimiento mucho más rápido, adquieres responsabilidad rápidamente. Lo que he conseguido yo en cinco años no lo habría conseguido en 15 en España". Asegura que en su entorno, emigrantes españoles de su edad, lo normal es que intenten montar algo por su cuenta. "En Europa, aunque hay países mejor gestionados que España y en los que tendrás trabajo, está todo el pescado vendido".
Esta consultora tuvo que abrir oficina en Brasil ante la demanda que recibía. "Allí se roban los ingenieros de unas obras a otras. Y no solo los ingenieros, también los abogados, los profesores...", dice Hernández. Pero en la empresa ya están mirando más allá. "Colombia y Perú son los siguientes", asegura.
En el Consulado General de Colombia en Madrid se ha visto un aumento sin precedentes de las solicitudes de visado de trabajo para ir allí. En 2008 tramitaban una media de 45 visados al mes. Este año, la cifra no baja de 70, contando todos los tipos de visado. Uno de ellos es un permiso específico para hacer contactos comerciales. Abunda el perfil de español "harto de la situación, que tiene un capital y quiere ir para allá a invertir", asegura la cónsul general, Lucy Osorno. Dice que su país es "bastante generoso" concediendo visas a españoles y que "ofrece muchas expectativas de inversión y trabajo", especialmente en el sector de infraestructuras. Colombia reclama inversión española y ha puesto facilidades al establecimiento de empresas al eliminar la exigencia de contratar cierta cantidad de trabajadores colombianos. Ahora, una empresa puede establecerse en Colombia con todos sus trabajadores españoles.
Ángel Rivas, ingeniero de telecomunicaciones de 40 años, cayó en México DF en enero de este año. Lo mandaron de una empresa de equipos de audio profesional, Aspa Vimesa, para establecer su oficina allí, que ahora dirige. Se siente parte de ese "otro tipo de emigración". "Esta es una economía en expansión, con grandes grupos de comunicación y en un momento tecnológico muy interesante, ya que están pasando de lo analógico a lo digital". En su sector en Europa, esa transición ya se ha hecho, por lo que "el negocio se reduce al mantenimiento".
"En general, el que viene tiene una vocación temporal", dice Rivas. Él acaba de llegar para estar tres o cuatro años y ya ha percibido importantes diferencias. "A todos los que venimos nos sorprenden las posibilidades de tener una iniciativa y llevarla a cabo. Hay tantas cosas por hacer y tanto entusiasmo que parece más fácil. En España la burocracia te aplasta".
Dentro de los acuerdos para facilitar las cosas al que se quiera ir, el Ministerio de Trabajo e Inmigración presume especialmente del Convenio Iberoamericano de Seguridad Social. Poco conocido, consiste en que el trabajador puede sumar sus años de cotización dentro de cualquier país de la comunidad iberoamericana que haya suscrito el acuerdo [la mayoría lo ha hecho]. Además, a la hora de cobrar su pensión se optará por la cifra que más le favorezca. El acuerdo es una bendición para los inmigrantes latinoamericanos en España, que suman a su pensión lo cotizado aquí si se quieren jubilar en su país. Pero también lo es para impulsar a los españoles a trabajar una temporada en Latinoamérica.
Dinero, ganas de hacer cosas, cultura hispana, naturaleza exuberante, demanda de españoles... ¿Quién querría irse a Alemania cuando tiene Latinoamérica? La realidad es que hay varios factores, especialmente la distancia y la ausencia de coberturas sociales, que matizan la ecuación, de forma que ese trasvase de profesionales en paro que podría parecer obvio es una opción, aunque creciente, todavía minoritaria. "Esto está muy lejos y algunas noticias [sobre la violencia] tampoco ayudan", opina Arteaga. Es cierto que en Europa un emigrante español difícilmente estará a más de cuatro horas en avión de su casa, mientras que en Latinoamérica el vuelo más corto no baja de nueve horas. "Con Internet, hablo con frecuencia con mi familia", dice desde México Ángel Rivas. "Son 12 horas de vuelo, pero este año ya he ido una vez a España. De momento lo llevo bien". Rivas reconoce como una de las principales diferencias las "prestaciones sociales" que en España están aseguradas y en Latinoamérica no.
Pilar Pin, directora general de Emigración, que estudia las condiciones de los españoles por todo el mundo, destaca como problemas "los sueldos, las legislaciones laborales, la baja cobertura de la red social en caso de desempleo y el sistema sanitario". "Estamos acostumbrados a un sistema universal y gratuito, y en América la sanidad es carísima".
Los datos indican claramente que no hay oleada. No veremos barcos de emigrantes con aspecto famélico y maleta de cartón, sino universitarios con la misión, no menor, de ganar experiencia. Pero en la próxima década hay un continente entero por hacer que habla español. Y una generación entera de jóvenes españoles cualificados atrapados en una economía agonizante. Dos realidades que están empezando a ponerse de acuerdo.

Por PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL from elpais.com  30/05/2011

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