miércoles, 25 de mayo de 2011

Cataluña: cortesía (bi)lingüista.


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El bilingüismo es una actitud mental de respeto y de igualdad. Sostiene que ninguna lengua es superior, ni prioritaria: las dos tienen igualdad de consideración, con independencia de su peso demográfico o económico. Pero el bilingüismo comporta también una práctica social de respeto y cortesía, unos hábitos que en parte aún hemos de adquirir, y que será bueno que se vayan incorporando a nuestra convivencia. Durante la dictadura, la cortesía se entendía como la obligación del catalán de ceder siempre que se le requiriese: era una falta de educación mantener el catalán, una insolencia. Eso no es cortesía bilingüista. Eso es sencillamente un trágala, la expresión del abuso y de la sumisión. Ahora es frecuente verlo al revés: el castellano es abandonado como lengua inconveniente, y el catalán se impone de todas todas, por narices. El actual president Mas, en un debate electoral entre los candidatos, le recriminó a Rivera, candidato de Ciutadans, que hablase en castellano; qué poca educación, le dijo, y fíjese qué tolerantes y abiertos somos los catalanes, que hasta le dejamos hablar en castellano. Para mí, el descortés fue Mas.
Hemos de aprender a manejarnos con las dos lenguas con respeto. Se me ocurren algunos criterios orientadores. Uno es “la lengua del cliente”. Todo aquél que está detrás de un mostrador o de una ventanilla debe adaptarse a la lengua del cliente. E igualmente el médico con el paciente, y el cura con el feligrés, y el maestro con el alumno... El primer mensaje debería ser ambilingüe: “¿hola?”, “¿sí?”. El cliente entonces se siente invitado a marcar la lengua de relación, con su respuesta “bon dia” o “buenos días”, “quisiera” o “voldria”... Esto tendrá una inmediata consecuencia laboral: todos los dependientes, maestros, telefonistas, etc., tendrían que ser bilingües.
Entre desconocidos, lo más correcto es adaptarse a la lengua del que pregunta. Contestar en lengua diferente a la de la pregunta puede ser una impertinencia, porque obligas al otro a rectificar o a declarar su incapacidad de entenderte. Lo normal debe ser que, en Cataluña, todo el mundo pregunte en su propia lengua, catalán o castellano, y espere una respuesta en la lengua inicial. Caso de no poder responder en la lengua de la pregunta, es bueno excusarse. En la práctica eso supone una desventaja para el catalán, ya que no es conocido por toda la población, mientras el castellano sí. Eso quiere decir que, si te preguntan en catalán y no puedes responder en catalán, siempre deberías pedir disculpas (perdone, pero no entiendo el catalán) y marcar si quieres que el otro cambie de lengua o puede continuar con el catalán ("perdone que le hable en castellano, pero hábleme en catalán, por favor, lo entiendo", o aún mejor "lo estoy aprendiendo"). De hecho la gente funcionamos bastante así, y por eso el conflicto lingüístico no se manifiesta a nivel popular. Pero aún hay gente insensible, que impone el catalán o el castellano por bemoles. La razón que suelen dar a su intransigencia es la misma en ambos casos: "porque estamos en España", y "porque estamos en Cataluña". Hay quien pregunta en castellano, siendo catalanohablante, o en catalán, siendo castellanohablante, por no molestar, para evitarse rectificaciones posteriores. Esas autorrestricciones deberían acabarse ya.
En un acto colectivo, no es correcto imponer un cambio de lengua, incluso si no la entiendes. Por ejemplo, en una asamblea. Pero a la vez, siempre han de ser aceptables las dos lenguas con naturalidad. Sólo puede considerarse obligatorio el uso de una de las dos lenguas si el ámbito está marcado lingüísticamente: en una emisora monolingüe, en un premio literario, en clase de lengua catalana o castellana...
Quedan fuera de la cortesía bilingüista los encuentros entre iguales, no estructurados. Ahí, la lengua se negocia y se fija de mutuo acuerdo, y no debe comportar ningún problema. Pero incluso estos contactos personales heterolingües se verán lubrificados si se realizan en una atmósfera social de respeto y tacto.

Por Jesús Royo Arpón from lavozlibre.com 12/05/2011

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