El Homo sapiens forma parte de un proceso evolutivo, al igual que todos los organismos vivos. Los humanos lo hemos organizado analíticamente en familias, órdenes y especies. Puede que lo que he dicho parezca una obviedad para los evolucionistas, sin embargo, debe de ser explicado en el marco de cómo los humanos nos hemos visto como primates en nuestro proceso evolutivo, dependiendo, lógicamente de la información de la que disponemos de nosotros mismos y, desde luego, de acuerdo con el progreso, el conocimiento, la ciencia, el pensamiento y la ideología que hemos manejado y manejamos.
No conocemos ninguna conciencia exterior a nosotros y si existe, no podemos comunicarnos. Esta afirmación nos permite entrar en la intersubjetividad de cómo los humanos analizamos nuestro entorno, pero también, cómo nos analizamos a nosotros mismos. La cuestión de la complejidad en la evolución del género Homo da para poder escribir de forma ininterrumpida durante años.
Los humanos somos complejos, como consecuencia de la capacidad que tenemos como organismos de extraer del medio natural energía interponiendo una gran cantidad de medios técnicos. Esta definición nos serviría para explicar la forma como nos hemos adaptado a través de una serie continua de adquisiciones que han determinado nuestra complejidad específica.
Este sería el planteamiento sobre el cuál querría pivotar para desarrollar a través del conocimiento empírico cómo se ha producido una especie tan singular como la nuestra a partir de la evolución de los mamíferos. La complejidad se da como expresión de la evolución del espacio-tiempo. Sólo en este marco se puede entender y explicar nuestra singularidad.
La existencia de características que se dan de forma generalizada en nuestra especie y no en otras es lo que nos permite establecer la hipótesis de bifurcación del género Homo. Discutir si solamente sucede en nuestro género es tan espurio como pensar que estas adquisiciones están fuera del marco evolutivo general, basado en las interacciones con el medio natural.
No se produce nada substancial fuera del marco de la biocenosis. Por lo tanto, la complejidad que puede observarse en nuestro bagaje evolutivo está estrechamente ligada a la cantidad de ensayos adaptativos que se han producido en nuestro orden, en nuestro género, y que algunos han tenido éxito.
La complejidad, por lo tanto, sólo puede acontecer en este proceso. Es por ello que debemos analizar el proceso de hominización y de humanización en el contexto de la selección natural y cultural a la que estamos sometidos como animales sociales que somos. La teoría de la evolución es la herramienta. Darwin tenía y tiene razón y vigencia.
Por Eudald Carbonell from elmundo.es/blogs 22/05/2011
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