Foto from blogs.elpais.com
(Un cartel promocional de la actuación de Marlene Dietrich en el hotel Sahara, vía Last Goddess)
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Hoy, (16/05/2011) cierra un lugar sagrado en la capital de los neones. El Sahara, el famoso casino que unió a los miembros del Rat Pack, echa hoy el cierre. Así se despide el último de los grandes casinos de la época dorada Las Vegas, después de 59 años en operación continua. Allí se rodó la película original de la saga de Ocean’s 11, en los años 60. Tan importante fue, que le dio a una calle, Sahara Avenue, su nombre. Durante seis décadas marcó los límites, al norte, del bulevar de la ciudad, lugar donde se hallan los casinos más famosos del mundo. Hoy, después de años de penurias y problemas económicos, sus neones han dejado de brillar, dejando algo más oscuro el desierto de Nevada.
Olvídense de los super casinos de hoy en día, las mastodónticas torres que imitan a París o Venecia. El Sahara abrió cuando Las Vegas era el patio de recreo para los actores que se aburrían en Hollywood. En la misma década abrieron el Riviera, el Hacienda, el Tropicana y el Stardust. Como dice Pete Earley en su libro Super Casino: “El FBI determinaría posteriormente que la mafia los controlaba casi todos”. Allí acudían Frank Sinatra y amigos suyos como Sammy Davis Jr. y Dean Martin a actuar los fines de semana, a emborracharse y jugar a la ruleta o el 21. Todo tipo de estrellas, desde Marlene Dietrich hasta los Beatles, cantaron o se alojaron allí.
Este cierre marca la crisis que vive Las Vegas, una ciudad que depende del turismo como el póker de los naipes. Los últimos años han visto proyectos estancados, como el casino Fontainebleau, que debería haber abierto en 2007 y que sigue en eterna fase de construcción. No es de extrañar: en Las Vegas hay 148.935 habitaciones de hotel. La ocupación en 2010 fue del 80’4%, con un precio medio por habitación de 95 dólares.
El Sahara había dejado ya muy, muy atrás los años de lujo y glamour. A mediados de los años 90 el empresario William Bennett compró el hotel y lo convirtió en lo que en Las Vegas se llama ‘grind joint’, un motel barato, con pocos lujos y facilidades para gastar dinero en el juego. Contrasta con la moda instaurada desde hace dos décadas por el magnate Steve Wynn, de grandes hoteles y casinos lujosos y con temáticas decorativas como el sureste asiático o el lago de Como. Contra semejantes competidores, poco ha podido hacer el Sahara.
Ahora, los célebres neones del Sahara, reminiscentes de los cuentos de Las Mil y una noches, pasarán seguramente a formar parte del célebre cementerio de neones, un recinto donde han ido a morir los luminosos que un día tuvieron el honor de adornar el dramático bulevar Sur de Las Vegas y que han quedado en el olvido. Hotel que no mueve ruleta está, parece, destinado al cierre.
Por: David Alandete from blogs.elpais.com 16/05/2011
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