domingo, 16 de junio de 2024

En el país del que depende la tecnología mundial, la electrónica se compra como hace 40 años


Una tienda en el interior del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)



El Guanghua Digital Plaza, en Taipéi, es uno de los mercados de electrónica más grandes del mundo: seis plantas donde puedes encontrar hasta la pieza más rebuscada. El paraíso de cualquier 'geek' de la informática




Un hombre se revuelve bajo una montaña de cajas de cartón de las que se escapan varias tarjetas gráficas NVIDIA, mientras busca un destornillador que se le ha escurrido. "Tenemos todas las tarjetas gráficas del mundo. ¿Qué necesitas?", murmulla en un inglés muy pobre y con un acento casi indescifrable para el oído occidental. Acto seguido y tras conseguir salir de ese caos de cachivaches, este dependiente taiwanés corre detrás de unos clientes que se escapan de su tenderete al ver que no había nadie para atenderles. Nos encontramos en las profundidades de uno de los mayores mercados de electrónica del mundo, situado en Taipéi (Taiwán): el Guanghua Digital Plaza.

Construido en 1973 en la intersección de Bade Road y Xinsheng South Road, en el distrito obrero de Zhongzheng, se encuentra uno de los primeros y más grandes centros comerciales de Taipéi. A las afueras del edificio, los callejones han quedado inundados por el vapor de los puestos de dim sum, las tiendas de fideos y los talleres de motocicletas, el vehículo más popular de la ciudad. En el interior, sin embargo, los móviles, las tablets, los procesadores, las placas base y las tarjetas gráficas se apilan hasta el techo. Un paraíso para cualquier geek de la informática. Seis plantas de tiendas de electrónica abarrotadas donde puedes encontrar hasta la pieza más rebuscada.


placeholderUna tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)
Una tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)

Taiwán, una isla de 23,5 millones de personas, es el hogar de algunos de los fabricantes de hardware más importantes del mundo. La capital, Taipéi, alberga las sedes de importantes marcas tecnológicas como ASUS, D-Link, Acer, MSI, Gigabyte, HTC y Foxconn. Además, es la cuna de la producción de semiconductores, de la mano de las fábricas de la compañía TSMC, donde se originan entre el 80% y el 90% de los chips de gama alta del planeta, tan necesarios para ordenadores, móviles o sistemas de inteligencia artificial. Sí, Taiwán engrosa los catálogos esenciales de empresas tan importantes como Apple o Nvidia.

La tecnología es un motivo de orgullo en Taipéi, y está en todas partes. Mientras en las vallas publicitarias de Madrid podemos encontrar anuncios de Dolce Gabanna o de Dior, en la capital taiwanesa se anuncian procesadores Snapdragon X Elite. Es el epicentro del frikismo. Sin embargo, también llama mucho la atención que en Taiwán, siendo uno de los países más innovadores, la tecnología se siga comprando en tenderetes tradicionales, como hace cuatro décadas, con especialistas y reparadores en los mismos puestecitos por si tienes algún problema técnico. El e-commerce brilla por su ausencia.



"Llevamos aquí desde hace 17 años. Cuando nos instalamos solo venían taiwaneses, pero ahora la mitad de los que vienen a ojear nuestros productos son turistas, muchos estadounidenses, chinos y coreanos", explica a El Confidencial Eric Huang, el mismo tendero que rebuscaba entre cajas. "Nosotros nos enfocamos en las tarjetas gráficas. La que más se llevan es la RTX 4090, pero te podemos montar un ordenador de mesa completo más barato que en otra tienda", añade. Cuenta que su padre antes vendía ordenadores en un puesto de informática en la calle de enfrente, los primeros Windows.

Aunque el e-commerce se ha establecido como principal método de compra de productos en la mayoría de países desarrollados del mundo, Taiwán cuenta con uno de los porcentajes más bajos de comercio electrónico. Para hacerse una idea, si en España este sector superó los 20.000 millones de euros en el segundo trimestre de 2023, en Taiwán apenas llega a los 8.000 millones.


placeholderEstanterías con miles de cables de diferentes tipos en una tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)
Estanterías con miles de cables de diferentes tipos en una tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)

En este templo de la tecnología, la mayoría de las tiendas son bastante pequeñas, recuerdan a lo que podría ser un mercadillo callejero, solo que está ubicado en el interior de un edificio de paredes blancas y monótonas, con un aspecto más similar al de un hospital. En la mayoría de puestos es común ver torres de ordenador apiladas, con las entrañas al descubierto, junto a montañas de las últimas tarjetas gráficas de NVIDIA, procesadores AMD o ventiladores Cooler Master.

En uno, por ejemplo, se exponen estanterías llenas de teclados y ratones mecánicos con cientos de luces de neón. Es una auténtica experiencia visual. En otro puedes encontrar casi cualquier chip Intel o AMD. Otro puesto situado cerca está especializado en videojuegos, con multitud de periféricos Razer, Gigabyte y MSI. Hay incluso una tienda que vende exclusivamente paquetes de baterías para ordenadores portátiles. Encontrar un producto en estos locales puede resultar abrumador, sobre todo si no sabes chino, pero el personal nos afirma en todo momento que te encuentran lo que necesites. En muchos casos, se conocen entre ellos, así que si en un sitio no tienen lo que buscas, le preguntan a su primo segundo que se encuentra en la planta de abajo vendiendo otras cosas.



placeholderUn empleado repara un ordenador de mesa en una tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)
Un empleado repara un ordenador de mesa en una tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)

En nuestra visita nos encontramos un grupo de tres jóvenes que han venido a comprar videojuegos de segunda mano y mandos de la PlayStation. "Venimos aquí porque si hay algún problema con el mando puedes traerlo y te lo reparan en el momento. No tienes que esperar dos semanas para enviarlo al proveedor y que te contesten", explica Yue Zhang. "Llevo viniendo aquí con amigos desde hace años y es todo más barato que en otros centros comerciales". Uno de sus amigos porta a cuestas un pedazo de torre de ordenador con aspecto de Transformer para que le hagan unos arreglos. La planta seis del edificio está destinada específicamente a reparaciones y mantenimiento.

"Algunos extranjeros vienen a comprar aquí las gráficas y los procesadores porque son más baratos que en sus países. Algunos los compran para revenderlos más tarde y sacar beneficio", nos explica Steven Kuo, otro responsable de una tienda mientras revisa la lista de pedidos. "El problema que tenemos es entendernos, la mayoría de mis empleados no sabe inglés", comenta. También dice que algunas tiendas venden productos falsificados, desde iPhones falsos hasta Nintendo Switch. Evitar los canales oficiales de venta abrió a muchos negocios la oportunidad de vender copias ilegítimas durante años. Pero Kuo afirma que todo lo que puedes encontrar en sus estanterías es "bueno y oficial".


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Una tienda del mercado de electrónica Guanghua Digital Plaza, en Taipéi. (Albert Sanchis)

Al igual que Kuo, la mayoría de propietarios dependen de unos pocos clientes recurrentes, consumidores que se han aferrado a este tipo de compra más tradicional, in situ, toqueteando las cosas antes de adquirirlas a base de clic. "No solo viene gente mayor, esto se llena de jóvenes todos los viernes", nos asegura el dependiente.

Y es que no solo se trata de comprar lo último en tecnología. En este mercado de electrónica se respira constantemente un sentimiento casi nostálgico, con tiendas vendiendo productos que llevan más de diez o quince años en el mercado. Recorriendo sus pasillos, nos topamos con algunas de esas antigüedades digitales: un iPhone 5 o un modelo ASUS Padfone de 2013. Hay tiendas repletas de productos obsoletos en vitrinas que se han convertido casi en obras de arte de la historia de la tecnología. Mientras recojo las cosas para irme, Kuo me acerca una tarjeta suya al pasar otra vez por su stand. Está en chino y no sé lo que pone. Levanta la voz y me dice: "Saludos a España. Ven un día con tus amigos y os haré un descuento en toda la tienda".