jueves, 6 de junio de 2024

HITO EN LA HISTORIA MÉDICA: Este cráneo egipcio guardaba un secreto: la 1ª operación contra el cáncer de la historia



Cráneo y mandíbula 236. 
(Tondini, Isidro, Camarós, 2024)



Científicos españoles hallan evidencias de una operación contra un tumor (o una exploración para entender la patología) en un cráneo del Antiguo Egipto que tiene más de 4.000 años




La Universidad de Cambridge (Reino Unido) conserva cráneos del Antiguo Egipto dentro de una colección docente destinada a que los estudiantes aprendan sobre patologías. Mientras analizaban al microscopio uno de ellos, unos investigadores descubrieron algo fascinante. “Encontramos unas marcas de corte, nos miramos y no dijimos nada, pero ya sabíamos lo que era; e inmediatamente entendimos las implicaciones que tenía”, explica en declaraciones a El Confidencial Edgard Camarós, que en la actualidad trabaja en la Universidad de Santiago de Compostela. “Es un hito en la historia de la medicina, la primera evidencia de una intervención quirúrgica oncológica”, destaca.

El cráneo y la mandíbula 236, datados entre los años 2687 y 2345 a. C., pertenecían a un varón de entre 30 y 35 años. Camarós estudia la evolución del cáncer como enfermedad en el ser humano y este caso era muy interesante: un carcinoma nasofaríngeo que había provocado destrucción de hueso en la base del cráneo. La extensión del tumor quedó reflejada en forma de pequeños agujeros, hasta una treintena, síntoma de que estaba muy avanzado. Sin embargo, cuando el científico miró a través del microscopio no se lo podía creer: “¿Estoy viendo marcas de corte sobre las metástasis?”, se preguntó. Todo indica que esas incisiones fueron hechas con un objeto punzante, probablemente, metálico. La revista Frontiers in Medicine acaba de publicar los resultados de esta apasionante investigación.

El hallazgo “nos ha sorprendido y nos ha fascinado”, reconoce el científico, porque demuestra que “el interés médico en esta enfermedad tiene más de 4.000 años”. No obstante, con la información disponible es imposible concretar cuál era la intención de esa intervención, ya que pudo producirse “horas o días antes de la muerte, pero también inmediatamente después de que ocurriera”. En ambos casos, las implicaciones son formidables. Si ocurrió en vida, “nos indica que estaban intentando tratar o explorar ese cáncer”. Si se trata de un momento posterior al fallecimiento, “quizá se trate de una autopsia exploratoria médica para intentar entender la enfermedad que hoy en día llamamos cáncer”.

En cualquier caso, "parece que realizaban algún tipo de intervención quirúrgica relacionada con la presencia de células cancerosas, lo que demuestra que la medicina del Antiguo Egipto también llevaba a cabo tratamientos experimentales o exploraciones médicas en relación con el cáncer", comenta otro coautor español del trabajo, el profesor Albert Isidro, oncólogo quirúrgico del del Hospital Universitario Sagrat Cor, en Barcelona, especializado en Egiptología.


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Marcas de corte en el cráneo 236 (Tondini, Isidro, Camarós, 2024)

El cráneo que muestra los límites de la medicina egipcia

El artículo publicado incluye el estudio de un segundo cráneo, denominado E270, que data de entre los años 663 y 343 a. C. y pertenecía a una mujer mayor de 50 años. Los investigadores también confirman que padecía un tumor, en concreto, un osteosarcoma muy avanzado que, probablemente, fue la causa de la muerte de esta persona. De hecho, llama la atención un importante agujero en el hueso, “algo que los oncólogos no ven hoy en día, porque nunca se llega a tal destrucción del tejido, al menos en la medicina occidental”, apunta Camarós. Esta pieza también evidencia una intervención, pero no sobre el cáncer, sino probablemente para tratar un traumatismo.

Este dato resulta muy interesante por varios motivos. La mujer presenta dos lesiones y una de ellas parece haberse originado a partir de un evento violento, utilizando un arma punzante a corta distancia. Para empezar, esta herida era típica de los conflictos bélicos en los que participaban los hombres, así que este hallazgo, en sí mismo, podría cuestionar si también había una presencia femenina activa en los conflictos violentos. En cualquier caso, lo más interesante es que todo indica que pudo recibir algún tipo de tratamiento y que sobrevivió, aunque finalmente acabase muriendo por cáncer algún tiempo más tarde.


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Cráneo E270. (Tondini, Isidro, Camarós, 2024)

Así, estos restos óseos estarían poniendo en evidencia los límites de la medicina en aquellos tiempos, tal y como destacan los responsables de este trabajo. "Vemos que, aunque los antiguos egipcios eran capaces de lidiar con fracturas craneales complejas, el cáncer seguía siendo una frontera del conocimiento médico", afirma Tatiana Tondini, investigadora de la Universidad de Tubinga (Alemania) y primera autora de este estudio.

La fractura craneal y las pruebas de la curación posterior de E270 parecen evidenciar que los egipcios eran capaces de realizar algún tipo de “cirugía neurocraneal suficientemente avanzada como para que una persona sobreviviera”, comenta el investigador de la Universidad de Santiago de Compostela. Entre otras cosas, porque “no parece haber tenido problemas en términos de infección”, destaca. Sin embargo, todo indica que tratar el cáncer seguía siendo un objetivo inalcanzable para ellos, aunque hubieran pasado unos 2.000 años de ese primer intento con el cráneo 236.


placeholderLos cráneos fueron examinados mediante tomografía computarizada. (Tondini, Isidro, Camarós, 2024).
Los cráneos fueron examinados mediante tomografía computarizada. (Tondini, Isidro, Camarós, 2024).

El cáncer en la Antigüedad

No obstante, los egipcios conocían bastante bien esta enfermedad, como demuestra un famoso documento médico, el Papiro Edwin Smith. Escrito por escribas durante la Dinastía XVIII (entre los años 1575 y 1295 a. C) y, probablemente, copiado de textos más antiguos, describe diagnósticos de enfermedades y terapias, entre ellos, un probable caso de cáncer de mama. Sin embargo, reconoce que no hay tratamiento posible. Aunque se dan cuenta de que no lo pueden abordar, “esa curiosidad médica es el origen de la medicina moderna”, opina Camarós, “estamos ante 4.000 años de investigación oncológica”.

De hecho, “la sociedad actual percibe el cáncer como una enfermedad moderna, pero no es así”, comenta el experto, “nos ha acompañado desde el origen de la vida multicelular”. Incluso los dinosaurios tenían cáncer, como demostró una investigación publicada en The Lancet Oncology en 2020. En cualquier caso, tanto para la historia como para la medicina, resulta especialmente interesante estudiar la evolución del cáncer en el ser humano. “Hay que pensar que el cáncer responde a un momento y a un lugar, así que evoluciona igual que lo han hecho nuestras sociedades”, explica. En algunos sitios, vivir en cuevas era cancerígeno debido al radón, mientras que en nuestros días uno de los elementos clave para su elevada prevalencia es el tabaco.

“Incluso hoy en día no es lo mismo tener un cáncer en un país occidental que en otro que se encuentre en vías de desarrollo, como tampoco era lo mismo tener cáncer en el Egipto de hace miles de años, simplemente, por una cuestión de tratamiento”, añade. Probablemente, algunos tipos de tumores “se han extinguido" y no han llegado hasta nuestros días porque afloraban debido a ciertos comportamientos que ya no ocurren, así que “me interesa cómo el cáncer ha cambiado en relación con nuestra historia”.

Sin embargo, estudiar esta cuestión es tremendamente complejo, porque la gran mayoría de las enfermedades oncológicas solo se reflejan en las partes blandas del cuerpo y, por lo tanto, es difícil que dejen huella en el registro fósil. En el mejor de los casos, se conservan los huesos y se pueden recuperar en las excavaciones arqueológicas. No obstante, Egipto es el mejor sitio donde buscar. “Al tener momias, se conservan tejidos blandos donde podría haber tumores”, indica Camarós. Además, se trata de una sociedad muy avanzada en cuanto a conocimientos médicos y con una gran curiosidad por desarrollarlos, así que los expertos no descartan que aparezcan evidencias de algún tipo de tratamiento: “Es un campo extraordinario y fascinante para el estudio de las enfermedades”.