Desde que Mario Testino eligiese la Grotta Azzurra como escenario de su famoso anuncio de perfume, poniendo de nuevo a Capri en el mapa del estilo, la isla se ha convertido en el destino a coronar. Ayer, Jacquemus presentó aquí su nueva colección, sin ir más lejos. Repasamos qué tiene de especial este lugar para que recalar en él sea hoy una buena idea.
Aunque el primer 'célebre' en visitar la isla hace más de 2.000 años fue el emperador Augusto -su sucesor, Tiberio, prendado de Capri, construyó 12 villas por toda la isla-, el primer mito vinculado a este enclave tiene por protagonistas a las sirenas que volvían loca a la tripulación de Ulises, a pocos metros de su costa, en 'La Odisea'. Pero, ¿qué tiene esta isla del Mediterráneo para seguir dejando prendados a artistas, diseñadores y celebrities de medio mundo?
Jacqueline: el icono hecho zapato
Por un lado, el vínculo de moda se debe en parte a Jackie Kennedy, que no sólo dio nombre al pantalón más codiciado en los 60, sino que la Primera Dama acudía ex profeso a un sastre DE isla para confeccionarlos. Así, los capri (este año de vuelta como tendencia fuerte) fueron mucho más que un simple diseño bien combinado; todo un icono de elegancia que encapsulaba la esencia de esta isla y una personificación del verano hecha tela.
Aunque hay quien dice que fue Gloria Sachs, modelo de Balenciaga y Balmain, y después diseñadora, quien descubrió esta prenda durante su luna de miel en la isla (y la importó luego a EEUU, haciéndose 'viral' gracias a la serie 'El show de Dyck Van Dyke'), lo cierto es que el idilio entre Jackie y esta hizo que sus estampas veraniegas fuesen lo más buscado por los fotógrafos -y también lo más imitado por los diseñadores- durante la década de los 70.
Jackie también popularizaría la bandana o el bikini de triángulo en las costas italianas, aunque fueron las sandalias planas Canfora las que pasaron a ocupar las portadas de medio mundo cuando dio con un par en el taller del centro de Anacapri que la pequeña firma tenía desde 1943 (y aun hoy siguen teniendo el modelo 'Jacqueline' en su catálogo).
Lo cierto es que aunque la de Jackie siempre era la instantánea más buscada, por las calles (y tumbonas) de Capri también se paseaban Rita Hayworth, Brigitte Bardot, Cara Vuccino o Marisa Berenson. Además de diseñadores como Emilio Pucci o Valentino (íntimo amigo de la Primera Dama estadounidense), Winston Churchill o Wallis Simpson también eran asiduos a este lugar, lo que le valió el apodo de la 'isla de la jet set'. Dicen que a Churchill además del clima e inmejorables vistas le atraía demasiado uno de los dulces más típicos de la isla: la Tarta Caprese, un postre napolitano a base de chocolate y almendras.
Light Blue y el magnetismo medíatico
Dolce & Gabbana no tardaron en recalar en sus orillas -y con ellos sus modelos y famosas campañas de publicidad-. Fue, concretamente hace 10 años cuando la marca presentó su colección de Alta Costura O/I 24; hasta entonces, el binomio italiano había prestado atención a Venecia, Roma o Sicilia -donde Domenico tiene sus raíces-. "Pocas islas encapsulan la exclusividad y abrazan la esencia de la moda como Capri" expresó el binomio de diseñadores en su momento. El dúo logró hacerle un hueco a su marca en la retina de medio mundo gracias al archiconocido anuncio del perfume de D&G Light Blue (2008) con David Gandy tirándose al mar, poniendo a la isla de lleno en el mapa de la jet internacional y a su escenario como máximo objeto de deseo entre visitantes. Así, este contenido tan aspiracional pasó a ser el atractivo turístico local y casi regional.
Pero este affair de la marca con la isla no quedó aquí, y pronto llegaron más campañas de publicidad de sus colecciones, su línea de cosméticos y su extensión D&G Resort, que aterrizó en la isla con la mayólica como seña de identidad universal -un material que antaño fue un esmalte de alto valor y que se usaba para cubrir jarrones y azulejos, original en abundancia de localidades vecinas como Vietri Sul Mare, Amalfi o Ravello. "Este print es una inspiración y una parte esencial del ADN de Dolce&Gabbana. El mensaje más profundo que esconden las colecciones de Dolce&Gabbana (...) es conectar con las raíces de la marca", dicen desde la firma italiana.
Esta exclusiva colaboración de D&G Resort con el Quisisiana Grand Hotel, de la que también forman parte destinos compartidos como Taormina, Marbella y St. Tropez, simboliza, además, la vinculación de la firma con la exclusividad y el espíritu de la Dolce Vita veraniega que tan bien representa Capri (y encapsulan sus directores creativos).
Y Jacquemus tomó la isla
En el caso de Jacquemus, la firma francesa confirmó hace meses su próximo desfile en la isla mediteránea con motivo de su 15 aniversario. Celebrado en una edificación al oeste de la isla construida en 1937 por el arquitecto Adalberto Libera: Casa Malaparte, sello del movimiento modernista italiano y también un enclave histórico y cultural. Además de representar una comunión artística (y muy instagrameable, como todos los escenarios que elige la firma francesa), esta ubicación apareció previamente bajo el objetivo de Jean-Luc Godard -en su película 'El Desprecio' con Brigitte Bardot- o Liliana Cavani - en 'La Pelle'- inspirando también a numerosos artistas que han pasado por la isla.
La cuna de la beautiful people italiana
Frente a una Italia del sur especialmente deprimida en la posguerra -tal y como se veía en los filmes de los 50 con Rossellini y el principio del neorrealismo-, la nueva Capri arroja una nueva luz sobre este pedazo de tierra, a partir de los 60, que eligen aristócratas e intelectuales. Pablo Neruda pasó año y medio aquí pero también Clark Gable, Sofia Loren, Grace Kelly o Audrey Hepburn pasearon por sus calles, hoy siendo relevados por George Clooney o Mariah Carey, quienes poseen villas en estos 40 kilómetros pertenecientes a la región de Catania y cuyo vínculo con la moda parece un pacto tácito con la eternidad.
A partir del mes de mayo y con el principio de la temporada, es habitual ver por aquí a todo tipo de celebrities -desde editoras de moda, modelos, actores, productores, magnates y otros agentes esenciales de la 'beautiful people'- en las terrazas de sitios como La Fontelina -la última, la modelo Vittoria, rumoreada pareja de Leonardo DiCaprio desde hace unos meses-, Da Luigi o Jumeirah Palace. También se puede pasear por la lujosa vía Camarelle -y sentirse como Sophia Loren o Ingrid Bergman hace más de 60 añoa, bajo la mirada de los paparazzi-, tomar un spritz en su famosa Piazzetta, viajar en barco privado rumbo a las famosas rocas I Faraglioni o coger el funicular hasta la parte más alta de Anacapri y disfrutar de unas vistas de infarto.
Dónde comer en Capri (porque también habrá que comer...)
Importante es, no obstante, asegurarse una buena mesa -y una buena tumbona, dadas sus bellas pero escarpadas costas, donde abundan las piedras y guijarros- muy especialmente en temporada alta. Así, la zona más cerca a los farallones es sinónimo de éxito, buenas vistas y cuentas bancarias a tono. Allí, La Fontellina toma su nombre de la montaña enfrentada a I Faraglioni (conocida como E font d'o lino).
Inaugurado en 1949, este negocio familiar empezó como un sencillo chiringuito pero, pero la jet set no tardó en descubrirlo en los años 60. Brigitte Bardot, Sophia Loren, Clark Gable y numerosas estrellas del celuloide después, el ahora negocio de Antonio Arcucci y Gaetano y Mario Gargiulo es ya un imprescindible de la isla, aunque sigue manteniendo el mismo espíritu local de antaño -es habitual ver a los propietarios recibir a todos los clientes por igual, famosos y desconocidos- y su exitoso plato de spaguetti alle vongole. Eso sí, para acceder hay que imitar a Bardot o a la señora Kennedy y venir de plano, ya que además de un largo tramo de escaleras hay losas de piedra caliza en el destino, que (no obstante), recibe a los invitados con tumbonas a rayas azules y blancas y unas -muy deseadas- zonas de sombra.
En Il Riccio Dior celebró uno de sus últimos pop-ups y es habitual ver a influencers y miembros de la moda Italiana e internacional congregados alrededor de sus mesas. Beach club y restaurante -aunque su acceso al mar es limitado- es la opción perfecta para comer, cenar o tomar una limonada in style con vistas a la famosa Grotta Azzurra. ¿Lo más solicitado? Su pescado y marisco fresco (muy especialmente su pulpo a la brasa) y su muy instagrameable sala de postres en color azul índigo.
Como un rey
Dicen que el plato favorito del Rey Farouk I de Egipto, que veraneaba en Capri durante los meses de más calor, era habitualmente una ensalada ligera y con productos de temporada. El resultado no es otro que la que hoy se conoce como Caprese -otro gran invento de la isla-, que además incorpora los colores de la bandera nacional. Aun hoy se debate si la mejor se encuentra en Da Paolino (en plena Marina Grande), aunque hay quien apuesta por la pasta al limone. El motivo de esto último quizá resida en que las mesas de su terraza están dispuestas entre árboles limoneros, lo que garantiza -ya de entrada- una estampa clásicamente italiana.
Aunque quizá el secreto mejor guardado de la isla es Le Grottelle. A unos 15 kilómetros del centro y escondido en la roca del extremo este de Capri, se encuentra esta coqueta pizzería donde los platos se cocinan en una parrilla al aire libre y la terraza tiene vistas a la punta Campanella. Además de sus famosas pizzas al carbón, sus famosos ravioli de albahaca rellenos de ricota, gambas y limón con tomate fresco y mejillones, además de la tarta de limón (otro recurrente en la carta de la región), son un éxito. No en vano es el sitio favorito de Michael Kors.
Dónde comprar
Al igual que ocurre con Marbella, Madrid o Barcelona, Capri también tiene su Milla de Oro. En este caso es Le Camarelle, una vía trufada de boutiques de lujo de todo tipo -donde también hay firmas locales como la ya mencionada Canfora-. A unos pocos pasos se encuentra Via Tragara, algo menos solicitada pero igual de fotogénica. Famosa por sus heladerías, en sus inmediaciones es habitual ver a diseñadores y artistas hacer acopio del jabón de limón de Carthusia y de los (famosos) sombreros Borsalino de Fiore. Además de las tiendas y talleres de artesanía locales, Cabana es el lugar donde llevarse una pieza especial para el hogar.
Dónde dormir
Otro de los motivos por los que Capri es parada imprescindible para la jet set es su condición de retiro casi perenne. Originalmente construido como un sanatorium en 1845 por un médico británico, el hoy Hotel Quisisana (traducido literalmente como: "aquí se sana") es el gran hotel por excelencia de Anacapri. Situado cerca de la famosa Piazzetta, es el lugar perfecto para ver y ser visto -especialmente en su terraza-, pero también ofrece tranquilidad bajo el resguardo de las paredes de sus habitaciones que se orientan, o bien a los jardines y el centro, o bien a la majestuosidad de I Faraglioni.
Aunque Caesar Augustus rinde homenaje desde su nomenclatura a las espléndidas villas romanas que se extienden por la isla, a esta propiedad construida en 1850 se la conoce popularmente como Villa Bitter. ¿El motivo? Era la casa de vacaciones de un caballero alemán. Hoy en día, mantiene su aire señorial y espíritu victoriano en sus 49 hermosas habitaciones y 6 suites que se enclavan en un acantilado sobre el mar. Pintada en un elegante amarillo pálido, la villa cumple su función de alojar sombrillas y todos a rayas (como manda la tradición insular) y contar con el extra de una terraza donde abundan esculturas clásicas encaramadas a una balaustrada; en un sitio destacado está además la estatua de César Augusto (no confundir con su hijo Tiberio, que se dice que arrojaba a sus amantes y esclavos por los acantilados de algunas de estas colinas).